Rogier Van der Weyden o Roger de le Pasture nació en Tournai
(Bélgica) en 1399. Y pertenece a los pintores conocidos como Primitivos flamencos. El Museo del Prado
tiene una buena colección de este estilo de pintura, proveniente de las
Colecciones Reales. Parece que los reyes españoles desde Juan II de Castilla hasta
Felipe II estuvieron muy interesados en adquirir sus obras.
Personalmente, durante el bachillerato recuerdo que El Descendimiento fue el primer cuadro
que me explicaron con detalle en el colegio. Yo creo que por eso he tenido siempre un especial
interés por ese cuadro y por su autor. Siempre que voy al Museo del Prado
aprovecho para verlo y no me canso de contemplarlo. Es el único cuadro del que
tengo un póster en mi casa. Además cuando estuve viviendo en Villalba, cerca de
El Escorial vi que había allí una copia realizada por Michel de Coxcie y también
descubrí otro cuadro de Van der Weyden que no conocía: El Calvario que ahora ha sido magníficamente restaurado. En El Descendimiento, el autor
debió pasar muchas horas estudiando geometría para distribuir a los personajes
en un espacio tan pequeños para las dimensiones de las figuras y conseguir esa
armonía de emociones, además de no descuidar detalles como la nariz enrojecida de María de Cleofás llorando.
Detalle de El Descendimiento |
Con motivo de esta restauración se han reunido en esta
exposición otras obras de la época que arropan a las principales piezas de Van
der Weyden: los ya mencionados, El
Descendimiento y El Calvario, y otras
como El Tríptico de Miraflores o la Madonna Durán.
El Calvario, detalle. Lágrimas de Cristo |
Dos cosas llaman la atención de este pintor: el tratamiento
escultórico que da a sus pinturas y la pasión por el mínimo detalle reproducido
con minuciosidad. La excelente restauración de El calvario ha permitido descubrir las lágrimas de Cristo
crucificado y recuperar el verdadero color de las túnicas de la virgen y san
Juan, oscurecidas por el paso del tiempo. Estas túnicas dan la sensación de ser
sudarios, de manera que, simbólicamente, los vivos estarían más muertos que el
mismo crucificado. Sus pliegues realzan el volumen de las figuras y el paño de
honor del fondo de la pintura, de un precioso color rojo enmarca la escena que
no puede ser más sencilla. Es el último cuadro del autor, fechado en 1455; no
se debió a ningún encargo y por esto actuó con total libertad para pintarlo.
Sólo el rojo de la pasión y el blanco de la muerte aportan color a la profunda emoción
de los personajes.
En la Madonna Durán, 1435-1438, el autor utilizó
casi exclusivamente también esos dos colores. El manto de la Virgen es rojo y la túnica del
niño blanca. Las dos figuras están situadas en una hornacina, simulando ser
esculturas. En ese espacio cerrado, la Virgen sentada es el trono donde su hijo
reposa. El niño juega, arrugando el libro que lee la virgen.
Madonna Durán, detalle. El niño arrugando el libro |
Jefté y los amonitas |
Una preciosa exposición, lástima que termine el día 28 de
junio. Os dejo un video sobre la restauración de El Calvario, merece la pena verlo. Y después de septiembre se podrá seguir visitando en el Monasterio de El Escorial. Si alguien sigue interesado en van der Weyden existen videos en Youtube sobre el ciclo de conferencias que el Museo del Prado ha estado haciendo sobre el autor.
Museo Nacional del Prado.
24 marzo-28 junio 2015
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