lunes, 3 de agosto de 2015

Cine: La Duquesa de Saul Dibb (2008)

Si creemos esta historia creeremos que Georgiana Spencer, una antepasada de la última princesa de Gales, Diana Spencer, tuvo una vida bastante parecida a ésta. Aristócrata culta y muy atractiva, contrajo un buen matrimonio que contribuyó a situarla en el centro de las miradas, chismorreos y comentarios varios de su época, en el siglo XVIII. El duque de Devonshire (Ralph Fiennes), ya entrado en años, buscaba una esposa joven únicamente para que le facilitara el heredero que tanto ansiaba (una historia bastante parecida a la de Carlos de Inglaterra y Lady D). Como Georgiana tardó un tiempo en cumplir con su cometido, el duque empezó a cansarse de ella, así que ella se dedicó a vivir plenamente en la sociedad de su tiempo e incluso a ser un estandarte para la moda (parecidos razonables, otra vez). Se enamoró perdidamente de un prometedor político, el señor Grey (no el de las 50 sombras, sino el del té; terminó siendo el conde de Grey, insisto como el té negro con esencia de bergamota, Earl Grey) y sucumbió a su agitada vida social y también a los cotillas y paparazzis de entonces (otro parecido). 

Terrible historia la de estos amantes. Georgiana y el señor Grey tuvieron una hija. Pero, en aquel momento (y ahora tampoco) una sociedad tan conservadora no podía permitir que se cuestionaran sus reglas. Así que el duque de Devonshire (que no era un monstruo, sino únicamente un hombre de su tiempo), a cambio de perdonar la infidelidad de Georgiana, decidió que sería mejor para todos que la niña se criase con la familia Grey (legalmente como sobrina adoptada de su propio padre). En fin, estos trapicheos que solían hacer los biempensantes para ocultar sus deslices.


Bueno, lo que se saca en claro de esta historia no es que los adulterios no estén permitidos, sino que se trata de llevarlos con cierta discreción. El señor duque de Devonshire también tenía una hija ilegítima, pero no tuvo ningún problema en educarla en su casa; también tenía una amante, pero tampoco tenía ningún problema en vivir con ella en el domicilio conyugal, compartiendo desayuno, comida y cena con esposa y amante, todos en armonía. Además para rizar el rizo la amante del marido era la mejor amiga de Georgiana, así no puede haber problema ¡todo queda en casa! Hay que decir que antes de morir Georgiana le pidió a su marido que se casase con su amante de toda la vida. Así que muy rencorosa no sería.


Vemos pues que, por obra y gracia de la literatura y el cine, las historias de Georgiana y Lady D convergen, en lo del triángulo amoroso soportado durante años y en las desdichas en su matrimonio. La diferencia es que Lady D se divorció del Príncipe Rana y Georgiana no. Otra semejanza, también en el nombre a Georgiana su marido la llamaba G, lady G. No sé si creerme tanta coincidencia.



Por otra parte, la película es demasiado simple. Tiene excelentes interpretaciones (Ralph Fiennes está magnífico y Keira Knightley también está bien), buena ambientación y vestuario, preciosa fotografía, pero abusa del (¿inventado?) paralelismo entre las dos historias. Además desperdicia la ocasión de dar un perfil biográfico real de la duquesa de Devonshire, una de las primeras activistas políticas en la historia de Gran Bretaña y se queda en la mera historieta de amor.


La duquesa de Devonshire captando votantes
Hubiera sido de agradecer que enfatizase en el aspecto de mujer revolucionaria para su época. Murió en 1806, cuando Francia ardía en revoluciones y ese espíritu revolucionario se extendía por toda Europa, aunque sólo fuese para vivir las relaciones personales de otra manera. Fue una mujer muy influyente; reunía a políticos en su casa y promocionaba alguno de ellos. No debía ser muy estimada por esta manía suya de entrometerse en cosas de hombres. Recientemente, en un documental de la BBC sobre las sufragistas y sus antecedentes, recordaron un escándalo que le atribuyen. Un ilustrador satírico, Thomas Rowlandson, recogió el rumor de que la duquesa repartía besos a cambio de votos para sus amigos e hizo toda una serie de grabados con el tema. Para saber algo más de la duquesa de Devonshire os recomiendo el documental.   



Intérpretes: Keira Knightley, Ralph Fiennes y Hayley Atwell
Fotografía: Gyula Pados
Guion: Jeffrey Hatcher, Anders Thomas Jensen (Libro: Amanda Foreman)

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