lunes, 24 de agosto de 2015

Ensayo biográfico: La hora violeta de Sergio del Molino (2013)

El autor.-
Sergio del Molino es escritor y periodista. Nacido en Madrid en 1979. La hora violeta obtuvo el premio El Ojo Crítico 2013 de narrativa de RNE y el premio Tigre Juan ex aequo con Daniela Astor y la Caja negra de Marta Sanz. Otras obras suyas son No habrá más enemigo y  Lo que a nadie le importa. 

Mi opinión.-
Sergio del Molino empieza su libro deseando encontrar una palabra que defina su condición. Cuando no existe una palabra tampoco existe o, en realidad, tampoco queremos que exista el concepto que está bajo ella. Porque nombrar algo es darle existencia, es traerlo a la luz, parirlo. Pero en castellano no existe una palabra para nombrar a los padres o madres que han perdido a un hijo. ¿Pueden seguir siendo padres de un muerto? Sergio del Molino cree que sí; sin embargo, a pesar de que su vida continua, se siente atascado en La hora violeta.

Si además el niño es un bebé de 10 meses cuando empieza a estar enfermo y la mayor parte de sus 24 meses de vida la pasa en un hospital, acribillado a jeringuillas y pruebas y diagnósticos a cual peor, todavía el dolor es mayor.

A todo eso se enfrenta el autor en este libro. A la agonía y muerte de su hijo; al miedo y al dolor de la pérdida; a la mínima esperanza que sus padres pudieran sentir. Desde una emoción muy contenida, pero sin ahorrar detalles, relata los días que pasó Pablo (su hijo) desde el diagnóstico de una leucemia rarísima al final letal. Apenas hay presencia de nadie más. El padre y sus miedos; el hijo y su muerte.

Después de la muerte de Pablo, el padre sintió deseo de escribir. No le importaba tanto describir la no-vida de su hijo, sino que quería tener una excusa para poder apartarse del mundo que quería ayudarle a superar y olvidar su dolor. Se venía rodeado de buenas intenciones de familiares o amigos que le presionaban a olvidar; pero él no quería pasar con rapidez por esa situación. Necesitaba un tiempo para poder asimilar su dolor y parece que el resto del mundo no se lo permitía. Hasta que decidió escribirlo.

En esa escritura lúcida, el autor no busca desahogo. Es muy crítico con el consuelo fácil; con pensar que una tragedia te hace mejor persona; con esconderse detrás de bálsamos. Afronta su realidad de padre sin hijo o de padre con hijo muerto, porque Pablo no desaparecerá de su vida nunca. Pero lo hace desde la rabia profunda que no puede estrellarse contra ningún culpable y que el autor creo que consigue domesticar escribiendo. Escribiendo con limpieza, con exactitud, con honestidad y con dolor. Volviendo a la vida porque hay otros que le están esperando. Así termina:

“Este libro está dedicado a mi hijo Daniel, con el deseo y la esperanza de que tu hermano no se convierta en un fantasma ni en un cuento de terror. Ojalá toda la fuerza que a Pablo no le bastó para salvar su vida le inspire a él para vivir la suya con la felicidad, la pasión y el amor que merece.
Que el ejemplo de Pablo siempre le guíe y nunca le pierda”.




La hora violeta
Sergio del Molino 

Ed. Mondadori

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