lunes, 22 de mayo de 2017

Cine: El jugador de ajedrez de Luis Oliveros (2017)

Basándose en un hecho histórico, Julio Castedo escribió en 2009 una novela que él mismo ha adaptado como guion cinematográfico. No la he leído, pero en su momento las críticas fueron bastante buenas; sobre todo teniendo en cuenta que era su primera novela. Diego Padilla (Marc Clotet), un campeón de ajedrez escribe cartas sucesivas a su hija pequeña para explicarle por qué no ha vivido con ella durante los últimos años. Sin embargo, la película parece que no ha conseguido captar la singularidad de la novela. 

Diego y Marianne (Melisa Mathews) se conocen, en España en un momento turbulento; va a estallar la Guerra Civil. Marianne es una elegante periodista francesa que no soporta la idea de que los franquistas ganen la guerra como así será. Aunque Diego trató de no alinearse con ninguno de los bandos, sí que tuvo amigos republicanos y por eso es represaliado. Consigue rehabilitarse, pero entonces su mujer le convence para que se vayan a vivir a Francia.


Si vivir en la España franquista era un suplicio, no es mucho mejor vivir en la Francia ocupada por los nazis. El hecho de que Marianne se sienta más a gusto en Francia, hace sospechar a Diego que Marianne ha retomado la relación con un antiguo novio.


La película se olvida de la estructura epistolar de la novela y se olvida también del protagonismo y del simbolismo que el ajedrez puede tener, para centrarse exclusivamente en la historia de amor en un tiempo turbulento que la lluvia (otro cliché) se encarga de subrayar. Con ello, los personajes resultan planos y evidentes y hasta un poco antipáticos. Yo no entiendo la pasividad de Diego ante la brutalidad de la guerra y la represión posguerra ni la insistencia de Marianne en dejar España para no tener que bregar con fascistas y llegar a Francia y tratar con nazis sin ningún tipo de escrúpulo o malestar.


Si los personajes son planos, la película todavía resulta más previsible. A la apatía de Diego se contrapone la maldad intrínseca de los nazis, que son malos muy malos. Las autoridades francesas colaboracionistas hacen de la ocupación de su país y del encarcelamiento de inocentes su negocio particular. Creo que Marianne, al final, ya no sabe ni dónde está. Y su exnovio, aunque apenas aparezca en la película, tiene una actuación determinante en el drama que, lamentablemente, se intuye desde el primer momento.


La fotografía, la ambientación y la dirección artística sobresalen por encima de un guion que a mí me parece fallido. Aunque mínimamente ofrece la oportunidad de reflexionar cómo los hombres utilizan la impunidad de los tiempos oscuros para resolver vendettas privadas, creo que tanto guionista como director han considerado que el público necesitaba una obra fácil de entender y creo que se han pasado. No la recomiendo. 


Dirección: Luis Oliveros
Guion: Julio Castedo (sobre su propia novela)
Música: Alejandro Vivas
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Intérpretes: Marc Clotet, Melina Matthews, Alejo Sauras, Stefan Weinert, Andrés Gertrúdix

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