Durante el último año, la Fundación Ibercaja se ha embarcado
en la exposición Pasión por la libertad, sobre
la Ilustración en Zaragoza y los hombres que la protagonizaron y que tanto
influyeron en el desarrollo de la ciudad. Muy interesantes. Terminará el 28 de
mayo de 2017, así que aún quedan unos días para repetir. En realidad se trata
de cuatro exposiciones, pero una de ellas no pude verla y ya terminó en enero, Pasión por el arte. En el edificio central
de Ibercaja pueden verse Pasión por el
progreso y Pasión por la Ilustración y
en el Museo Alma Máter, Pasión por las
personas.
Pasión por el progreso,
lleva como subtítulo La Zaragoza de
los Pignatelli. Y es que esta familia fue muy importante, especialmente
Ramón y su hermano José, que llegó a ser santo. Ramón, político, canónigo y
principal impulso del Canal Imperial de Aragón, también fue rector de la
Universidad y Regente de la Real Casa de Misericordia, actualmente llamada
edificio Pignatelli y que alberga a la Diputación General de Aragón. Intervino
activamente en la pacificación de la ciudad después del Motín de los
broqueleros y quedó constancia de que su sola presencia disuadía a los
amotinados. Debió ser un hombre de gran inteligencia y vitalidad y dejó dicho
aquello de que había padecido mucho por todo aquello que no le dejaban hacer.
Desde el Patio de la Infanta, Pignatelli nos observa |
San José de Pignatelli no se quedaba tampoco corto. Fue
jesuita y después de que la Orden fuese expulsada de España y que fuera
declarada extinguida y se les prohibiese cualquier tipo de predicación, se
empeñó en su restablecimiento. Como buen zaragozano, se considera que su
perseverancia (cabezonería) hizo que Pío VI autorizara nuevamente la apertura
de un noviciado. Hoy, el Centro Pignatelli de Zaragoza, fundado en 1970 y
dirigido por la Compañía de Jesús, es lugar de diálogo religioso, filosófico,
cultural y político. Atento a las necesidades de nuestra sociedad y de sus
ciudadanos.
Patio de la casa del Fauno. Bernardino Montañés |
Hubo muchos más ilustrados influyentes, en el ámbito local y
también nacional. Roque Joaquín de Alcubierre, ingeniero militar que descubrió
los yacimientos de Pompeya y Herculano. Manuel de Roda y Arrieta llegó a ser embajador
en Roma y también ministro de Gracia y Justicia, monárquico y antijesuita, colaboró
en la expulsión de la Orden aunque había estudiado con ellos. A lo largo de su
vida creó una magnífica biblioteca que, sin embargo, hoy está en el Real
Seminario de San Carlos en Zaragoza (y que tengo que enterarme de si se puede
visitar), perteneciente a los jesuitas.
La única mujer que se menciona en esta exposición es Josefa Amar
y Borbón, pedagoga y escritora. Aunque algunos la catalogan de feminista
radical, sí que destacó por su laicismo y por su empeño en modernizar la
sociedad y en impedir que las niñas se educaran en conventos.
Pasión por la
Ilustración. La apuesta por el coleccionismo está situada en el magnífico Patio de la Infanta. El siglo XVIII fue
un momento de esplendor para Zaragoza que se vivió también en la cultura. Gran
parte de las obras de esta exposición pertenecen a la Real Sociedad Económica
Aragonesa de Amigos del País, iniciada en 1776. Juan Martín de Goicoechea, comerciante
y financiero, fue uno de los mecenas de la Escuela de Dibujo, germen de la Real
Academia de Bellas Artes de San Luis, situada en la Casa Zaporta que más tarde
se llamaría la Casa de la Infanta.
Recreación del Palacio de los Condes de Fuentes |
También Ramón de Pignatelli fue un gran coleccionista de
dibujos italianos. Pero fue su hermano Vicente quien donó la colección a la
Real Academia de San Luis. Del Álbum de
Pompeya de Bernardino Montañés, prototipo de artistas viajero del siglo
XIX, se exhiben también algunas acuarelas, utilizadas como documentos de
estudio sobre las ruinas de Pompeya. Las excavaciones que dirigió Alcubierre,
mencionado antes, se dedicaron a recuperar los restos de la vida diaria de
estas ciudades romanas y no únicamente las esculturas que pudieran lucirse en
los jardines de la realeza y de la nobleza. Ese fue uno de sus principales logros.
Nuestra Señora de Cogullada |
La biblioteca de Manuel de Roda, también mencionado, llegó a
tener más de veinte mil volúmenes. Los libros y las bibliotecas eran un factor
de progreso y para el Marqués de Roda una auténtica pasión. Consiguió licencia
de los inquisidores para leer y poseer libros prohibidos y dejó dispuesto en su
testamento que se “conservasse la librería entera”.
Escritorio de Salamanca |
En la última exposición, Pasión
por las personas. La lucha contra la pobreza, también tiene un papel
destacado Ramón de Pignatelli. Los Ilustrados querían iluminar la vida,
desempolvar el país de viejas tradiciones y oscurantismo y modernizar. Modernizar
era la palabra clave. Pero a diferencia de en otros países, la Ilustración en
España y especialmente en Aragón fue dirigida por clérigos, por la Iglesia
católica. Es sorprendente.
Recreación de una calle zaragozana |
También la Iglesia estaba en proceso de transformación en
ese momento. Puede que como hoy. Se trataba de abandonar el concepto de limosna dada a los necesitados como inversión
para lograr la salvación del alma de los ricos y sustituirlo por el
concepto de caridad que realmente trata
de socorrer al humilde o al enfermo. Hoy “caridad” es una palabra bastante
desprestigiada pero en aquel momento se consideraba que la caridad sería
beneficiosa para el orden social, porque la caridad no era gratuita exigía un
compromiso por parte del socorrido. La caridad que no era limosna se convertía
en educación y trabajo para los pobres. De ahí la cantidad de obras públicas que
se llevaron a cabo, entre ellas el Canal Imperial de Aragón.
La pasión por el saber les llevaba a coleccionar libros |
Se fundaron escuelas de oficios para formar a los hombres;
se construyeron templos y parroquias para dar trabajo a esos hombres y asistir
a enfermos y huérfanos; se exigía el compromiso a la sociedad y a los gremios
para la acción social porque, decía Ramón de Pignatelli que aumentando el número
de fábricas se disiparía la holgazanería. Un ejemplo de ello fue la
construcción de la Plaza de toros de la Misericordia que serviría para sufragar
los gastos del Hospital y de la Casa de Misericordia, un hospicio.
Fuente de los incrédulos |
Las exposiciones resultan muy interesantes, aunque a veces,
me resulte extraño tanto compromiso por parte de la Iglesia Católica con los
necesitados. En fin, los siglos transcurridos puede que embellezcan su
actuación y, además, los documentos que han subsistido fueron escritos por sus
miembros, así que también podemos desconfiar de la objetividad. Estamos
acostumbrados, quizá, a ver la cara más abusiva de las instituciones por eso a
mí, pensar en los hospicianos trabajando en los telares de la Casa de
Misericordia, me produce algunos escalofríos. De cualquier manera, quedan
todavía unos días antes de que se clausure esta exposición que invita a la
reflexión.
Josefa Amar y Borbón |
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