Una definición simple de Feminicidio sería el asesinato de
mujeres por ser mujeres. Sin embargo, creo que la mayoría de la gente no
considera necesario que esta nueva calificación de la violencia contra las
mujeres deba de existir. Piensan que cualquier homicidio o asesinato o
simplemente cualquier muestra de violencia contra otro ser humano ya tiene
cabida en los códigos penales sin necesidad de especificar que la víctima es
una mujer que ha sido elegida como víctima simplemente por ser mujer.
Graciela Atencio |
Se equivocan. Crear una nueva categoría para definir la
violencia contra las mujeres cada vez es más necesario. Se trata no sólo de
definir sistemática e inclusivamente la violencia contra las mujeres, sino que
además esta definición debe ser compartida internacionalmente o incluso, apostando
ya decididamente por la utopía, que sea objeto de justicia universal. No es tan
inverosímil encontrar similitudes entre el feminicidio y el resto de crímenes
universales. Y además, esa nueva categoría implica la responsabilidad del
estado y desterrar, definitivamente, la violencia contra las mujeres como un
ejercicio privado de violencia.
El término feminicidio ha sufrido un proceso de decantación
constante a partir de la segunda mitad del siglo XX, justo en el mismo momento en
que la violencia contra las mujeres, contra aquéllas que cuestionan el sistema
patriarcal y especialmente contra las que no lo hacen, se ha ido recrudeciendo.
Para algunas no cabe duda de que es necesaria una regulación más específica y,
en este sentido, se está actuando en varios países. Muestra de ello son las
regulaciones como la Ley Orgánica 1/2004 de Protección Integral contra la
Violencia de Género en España que, con todas sus deficiencias, ha sido un
sólido punto de partida.
Beatriz Gimeno |
Pero todavía queda camino por recorrer. Las autoras señalan que es muy importante introducir en las legislaciones el término feminicidio porque inmediatamente remite al término homicidio y porque además lo delimita como un tipo penal específico y propio. No sólo es importante una correcta denominación jurídica de los hechos sino que el lenguaje es por sí mismo creador de la realidad. Renombrar la violencia contra las mujeres como feminicidio permite abordar la lucha desde la plena igualdad entre géneros.
Las autoras también relacionan el feminicidio, especialmente
en Latinoamérica, un feminicidio perpetrado contra mujeres que los feminicidas
no conocían previamente. Y lo relacionan con la aparición del neoliberalismo y
la consiguiente reorganización/precarización de las relaciones económicas que
procura la quiebra de la imagen del varón como proveedor exclusivo. Dicho de
otra manera y utilizando la jerarquización social de la masculinidad de Raewyn
Connell, incluso el hombre situado en el último peldaño de esta jerarquía tenía
antes el dominio sobre mujeres. Hoy eso empieza a cambiar. Por una parte, por
el acceso de las mujeres a la educación y puestos de trabajo más cualificados y
por otra, porque la precarización de los empleos afecta también a los hombres.
Esta convulsión en los roles de género debe ser tenida en
cuenta y desde los poderes públicos y las empresas privadas debe de facilitarse
a los hombres la adaptación a los nuevos roles. Pero tampoco debe de servir
como excusa para minimizar la responsabilidad de éstos en su propia reconversión. Aunque este libro da primacía a la vertiente jurídica del feminicidio, su lectura es absolutamente imprescindible. Más información en feminicidio.net.
Feminicidio
El asesinato de mujeres por ser mujeres
Graciela Atencio (ed.)
FIBGAR-Catarata
Me alegra encontrarte en la misma vereda.
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