Shoba Rao se ha criado en Estados Unidos aunque nació en la
India. Ha participado en varios libros de relatos y ha recibido algunos
premios. Es una escritora muy joven. Una
mujer desposeída es su primer libro de relatos.
Mi opinión.-
Más que un libro de relatos es una novela fragmentada. Cada cuento
es una pieza de la novela, más que un capítulo e, incluso, varios cuentos comparten personajes. Los secundarios
de un cuento acaban siendo protagonistas del siguiente. En diferentes épocas,
en diferentes escenarios, se produce el reencuentro entre el lector y un
personaje que conoció en otro cuento; el mismo personaje que conserva algunos rasgos y
que ha adquirido, a veces traumáticamente, otros.
Renu contemplaba las montañas Shivalik abrazada a su marido |
Es un libro de relatos fascinante y terrible, doloroso y
abrumador. Sobrecogen las vidas sacudidas, despedazadas e interrumpidas por la
gran política y su repercusión en estos pequeños personajes dominados por la
pobreza, el desarraigo y la miseria. Son las microhistorias que no aparecen en los libros de historia.
En 1947, el Imperio Británico empezó a desmoronarse y tuvo
que adaptarse a los nuevos tiempos. Entonces decidió jugar con reglas, compases
y rotuladores de colores y dibujar nuevas fronteras que inventaban países, sin
tener muy en cuenta ni las diferencias ni las similitudes culturales que habían perdurado durante siglos. Más o menos lo que
hizo España en Latinoamérica, pero 150 años antes. Esto da razones para la
desesperanza, porque podemos intuir que nadie, ni siquiera los países, aprende de los errores de otro.
Ni individual ni colectivamente.
Así se separó una región de mayoría musulmana que después dio
lugar a Pakistán, de la India que mantuvo su mayoría de religión hindú. Pero no
todo fue tan aséptico como el trazado de una línea en un mapa de papel. Millones
de personas fueron desplazadas de sus lugares de origen e implantadas en otros que poco tenían que ver con ellos. Esto quiere decir
que, quienes vivían de sus tierras pobremente tuvieron que abandonarlas y hasta eso perdieron y, entre
todos esos pobres y empobrecidos, las mujeres todavía fueron doblemente víctimas. Miles de mujeres de ambos
países fueron raptadas, prostituidas y humilladas. Posteriormente en 1949, la Ley de
Recuperación y Restitución de Personas Secuestradas, intentó paliar las
consecuencias de esta imprudencia, pero la solución, restituir a las mujeres a sus pueblos
de origen, fue mucho peor. Muchas de ellas fueron entonces rechazadas por sus
propias familias e incluso asesinadas por haber ofendido gravemente el honor
patriarcal. Eso fue lo que la gran política les hizo.
Este libro, sin embargo, va más allá. No se ocupa sólo de las mujeres
desposeídas de su país, de su pueblo, de sus familias e incluso de sí mismas. Hay también relatos protagonizados por hombres.
Relatos tan trágicos y dolorosos como los de sus compañeras. Relatos marcados
por el abuso y por la convicción de que los niños y niñas abusados nunca
escaparán del abuso. O siguen sufriéndolo o se convierten en abusadores.
No todo es tan aséptico |
A mí este libro de relatos me ha recordado, en algún momento, a la literatura descarnada y desesperanzada de Raymond Carver,
del que leí y comenté hace unos meses Tres rosas amarillas. Tiene esa misma atmósfera de fatalidad y de ruina moral.
Los personajes intentan llevar vidas normales, pero son sacudidos por
acontecimientos que no pueden controlar y aunque tratan de sobreponerse, no hay
manera de que puedan conseguirlo. Además la parquedad con la que están escritos
los relatos, contribuye a incrementar la sensación de desasosiego y el punto
final de cada uno de ellos es un hachazo dirigido sin compasión hacia el lector. Eso ocurre en el cuento Con los ojos vendados; una mujer observa con terror cómo una niña va a ser atacada por una serpiente y sufre por ella y sufre por ella porque es su inversión. Hace unos meses que la ha comprado para su burdel.
Una mujer desposeída
Shobha Rao
Trad. Eugenia Vázque Nacarino
Ed. Alfaguara
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