Carmen es la mujer fatal por antonomasia. Víctima de sí
misma y de su concepción de la libertad. Pero no hay que olvidar que Carmen es
una invención de los hombres y esta, especialmente, de Georges Bizet. Bizet
cogió todos los tópicos exóticos y los vertió en su obra. Un torero, un soldado
y una gitana. Un ambiente conflictivo y muchas ganas de vivir, aunque el
destino será el que diga la última palabra.
Auditorio de Zaragoza |
Carmen en apariencia es el prototipo de la mujer independiente,
pero en realidad, está coartada por lo que los hombres esperan de ella. El
patriarcado ha configurado su mente de mujer trabajadora y pobre para que
intente seducir a hombres en mejor situación que ella. Primero, el soldado se
presenta como un buen partido, pero después es desbancado por un rico torero
triunfador. Si Carmen hubiera podido estudiar y acceder a un trabajo, sin duda,
hubiese sido una empresaria de éxito. Pero el patriarcado burgués y capitalista
se lo impidió.
Irena Parlov. Fotografía Auditorio de Zaragoza |
Carmen aparece como una mujer rebelde, pero en realidad vuelve la rebeldía contra sí misma y acaba pagándolo con su vida. No es muy alentador. Esta ópera se estrenó en 1875 y para la mentalidad burguesa de la época fue todo un escándalo. Presentar esa mujer que derrochaba sensualidad y fatalismo no era lo que los caballeros biempensantes de la época querían que sus esposas y sobre todo sus virginales hijas vieran. Aunque me ha sorprendido saber que Friedrich Nietzsche era una auténtico fan y que acudió varias veces a las representaciones. Supongo que era una válvula de escape a los sentimientos del filósofo; una apertura a la luz y a la vida que no se permitía de otra manera. Hoy es la ópera francesa más famosa y representada.
Fotografía Auditorio de Zaragoza |
En la obra original, Carmen vive en Sevilla, durante el Trienio
liberal de 1820 a 1823; pero para esta representación se ha cambiado la época y
se sitúa la acción durante la Guerra Civil de 1936. Todo lo demás sigue igual. Las
cigarreras, el ejército, los toreros y los bandoleros. Tipos costumbristas que,
aunque exóticos, suponen una antesala del verismo.
Fotografía Auditorio de Zaragoza |
En cuanto a esta representación, tengo que decir que me ha
gustado mucho. El escenario del Auditorio de Zaragoza, a priori, no está
preparado para una representación operística, pero resultó muy interesante y
las interpretaciones intensas.
Fotografía Auditorio de Zaragoza |
Irena Parlov interpretó a Carmen y me gustó mucho su
expresividad y la manera que tenía de tentar a los hombres, golpeándose los
muslos. Era como si tuviese un gran poder sobre perrillos que acudían a sus
faldas en busca de su destino fatal. Estuvo muy bien también el Coro Amici
Musicae, el bailarín Juan Carlos Sánchez, el resto de solistas y por supuesto
la Orquesta Reino de Aragón, encargada de la producción. Quizá el que menos me
gustó fue Escamillo, interpretado por Vicent Antequera. No sé si sería por la
situación de mi butaca, pero tuve la sensación de que su voz se perdía dentro
de la orquesta.
FotografIa Auditorio de Zaragoza |
Espero muchas más producciones como ésta, para explotar el
talento local.
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