lunes, 5 de marzo de 2018

Música: XXIV Conciertos de Primavera 2018. Bolero de Ravel


Este año sin haberlo previsto estoy yendo más a conciertos que al teatro. No sé qué pasa. Cuando voy a comprar entradas para el teatro ya se han agotado las que me gustan. No me quejo, pero me parece extraño. Para este primer concierto elegí el programa interpretado por la Orquesta Sinfónica del Conservartorio Superior de Música de Aragón. 


No conozco la primera pieza que se interpretó en este concierto ni tampoco al compositor. Tampoco he podido encontrarla en internet. Es de Óscar Esplá y se titula Aragonesa. Esta pieza pertenece a los cuadernos titulados Impresiones musicales sobre cadencias populares y fue interpretada por Nacho del Rio, tenor y cantador de jotas.

Nacho del Río
La segunda fue el Concierto para dos pianos en Re m. FP 61 de Francis Poulenc. De él se dice en el programa que trató de rebelarse frente a la solemnidad de la música alemana y también contra la excesiva delicuescencia de la música francesa. Estuvo muy influenciado también por el exotismo del art nègre, mucho más desenfadado y canalla. Perteneció al grupo de Les six, en el que destacó también Jean Cocteau. Compuso este concierto en los años 1930, cuando ya había dejado un poco de lado los devaneos de su primera juventud y estaba más asentado como compositor. Aun así, sigue siendo una pieza divertida a veces, incluso, un poco caótica.


La obra más conocida de Bizet es la ópera Carmen (iré a verla el próximo 11 de marzo). En este concierto tuvimos como aperitivo la Suite nº1, Op. 25 L’Arlésienne. Se compuso como música incidental para la obra de teatro de Alphonse Daudet del mismo título y no fue muy bien recibida. Por eso, Bizet decidió transformarla en suite.


Para terminar, la pieza que estaba esperando. El Bolero de Ravel. Siempre que programan esta pieza procuro asistir al concierto. Ravel nació en el sur de Francia y su madre era española, aunque él se crió como un verdadero parisino. En varias de sus obras, no obstante, se puede encontrar esta influencia, e incluso, fascinación por el exotismo español.

Ida Rubinstein
Los críticos y los entendidos no consideran al Bolero como la obra más importante de Ravel, pero sí es la más popular. La compuso para la bailarina Ida Rubinstein que había creado su propia compañía una vez que dejó los Ballets Rusos de Diaghilev. El Bolero se estrenó en la Ópera Garnier en 1928. Y Ravel nunca ocultó el carácter sensual del mismo; frases repetidas obsesivamente, incrementando la intensidad y la sonoridad. Comienza la pieza con caja redoblante, interpretando sola y suavemente una música sencilla que, poco a poco irá incorporando a toda la orquesta; un contumaz ostinato. Todo ello durante aproximadamente 20 minutos para terminar apoteósicamente. En realidad es un orgasmo en pentagrama.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, deja tu comentario