Estamos en plenas vacaciones de Navidad y todavía quedan
unos días para ver la exposición de Isidro Ferrer, Esto no es un cartel. Está muy bien elegido el título porque además
de poder ver los carteles en retrospectiva se pueden ver también los objetos
que han servido para crearlos durante los últimos 30 años. Estos objetos
aislados y también la combinación de algunos de ellos han dado a algunos
carteles su carácter genuinamente surrealista.
Isidro Ferrer eligió vivir en Huesca para alejarse un poco
de las fanfarrias y poder pensar su trabajo sosegadamente. Es un artesano que
recrea la realidad a su manera, uniendo ironía y buen humor para reconstruir
los conceptos con los que iniciar una narración grandilocuente y metafórica. Lo
primero que vi de él fueron sus carteles para el Centro Dramático Nacional y
realmente eran una verdadera introducción a la obra de teatro anunciada y
también frecuentemente eran una síntesis prodigiosa del argumento. Ha sido
Premio Nacional de diseño en 2002 y Premio Nacional de Ilustración en 2006.
Sorprende, en esta exposición, que los carteles estén
fijados a la pared con chinchetas, como haríamos cada uno de nosotros en
nuestras casas, de manera que se pretende restarles el carácter de obra de arte
y mantenerlos en obra artesana de uso diario que el espectador, viandante,
puede encontrarse en cualquier rincón de la ciudad.
Artesano, fotógrafo, ilustrador, artista y actor, pero sobre
todo creador de imágenes cercano a la poesía visual del fotógrafo Chema Madoz o
del poeta Joan Brossa. Entre los 170 carteles que componen la muestra se cuelan
también muchos de los objetos realizados como base de los carteles. Me quedo
con esta pequeña bola del mundo porque yo tenía una así de cría. Que de esa bola
salga este cartel a mí me parece un ejercicio de creatividad inmensa y también
de maestría. No creo que la bola tenga más de 4 o 5 centímetros de diámetro y
lo mismo ocurre con la caracola a la que le nacen pestañas.
Las máscaras hechas con tela me recuerdan a las esculturas
de Louise Bourgeois y hacen que me plantee porqué unos materiales son considerados
como nobles y dignos de ser incluidos en la Historia del arte y otros,
generalmente los que más utilizan las mujeres, no. El hecho de que algunos
autores los utilicen me hace pensar que algo está empezando también a cambiar
en la Historia del arte.
Me gustaría saber cómo realiza su trabajo. Puedo
imaginármelo horas y horas mirando un objeto para descontextualizarlo de su
significado más obvio y recontextualizarlo en otro significado más deslumbrante,
más desconcertante o, incluso, más inesperado para el espectador que no vaya
avisado. Supongo que, a partir de ahí, desarrolla su trabajo en el cartel
accesible para todo el público. Contemplar los objetos de los que Ferrer parte
para crear sus carteles es, para mí, lo que resulta más interesante en esta
exposición que se completa con un interesante catálogo.
Paraninfo Universidad de Zaragoza.
Salas Goya y Saura
Hasta el 12 de enero de 2019
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