He vuelto a ver recientemente esta película en pantalla
grande, en un ciclo de cine clásico, y no ha perdido nada de su atractivo.
Sigue siendo brillante, sutil, sangrienta, intensa y muy emocionante.
Las historias y leyendas, de origen inglés y francés, sobre los
Caballeros del Rey Arturo son anteriores al siglo XV, pero fue entonces cuando sir
Thomas Malory las recopiló, bajo el título de La muerte de Arturo. Y desde entonces han sido fuente de
inspiración para muchos más autores. En poesía, narrativa, música y a partir
del siglo XX también en cine y televisión. Yo recuerdo incluso una serie de
dibujos animados de cuando era pequeña.
Estas historias son la lucha del bien contra el mal; de la
debilidad de los hombres y de su brutalidad; de la traición y de la lealtad. Pero
sobre todo son historias de esperanza en momentos de confusión y cambio, en
este caso, cuando los mitos sobre los antiguos dioses y sus creencias mágicas,
representados por Merlín y Morgana, son sustituidos por cultos más racionales,
más humanos, más brutales.
La reina Ginebra |
Esta adaptación de 1981, para mí, es la mejor. Me sigue fascinando después de tanto tiempo. Es por su puesta en escena, su fotografía y sobre todo por la elección de la música que la acompaña, Wagner y Carl Orff, pero también la compuesta especialmente para la banda sonora por Trevor Jones. Una música épica, hipnótica y que te sumerge irremisiblemente en la vorágine de la batalla por la salvación de las almas de los hombres.
Merlín es el único que sabe qué va a pasar |
Como corresponde a la literatura medieval, las mujeres son
personajes relevantes. Lamentablemente, siempre están muy relacionados con el
mal y la fatalidad provocada en los hombres; siempre dignas herederas de la Eva
que consiguió la expulsión del Paraíso. No debe extrañar que hubiera tantos
escritores machistas, porque todavía los hay.
Morgana, la bruja |
El deseo y la locura que Igraín provoca en Uther Pendragon
es el detonante de la fatalidad, aunque ella no haga nada por provocarle. De esa
violación, de esa unión adúltera y mágica nacerá Arturo, destinado a ser el
último rey. Con él morirán los tiempos antiguos. Después de él, la historia
superará a la leyenda y la razón al mito.
Mordred |
Después de Igraín, la fatalidad de Ginebra alcanzará también
a Arturo. Ginebra es su joven esposa y durante un tiempo son felices, pero
Lancelot involuntariamente se enamorará de ella y ella le corresponderá. En
algunas leyendas este amor surge de un filtro mágico para así exonerar a los
amantes de su deslealtad.
Y la tercera mujer, origen de fatalidad será Morgana.
Hermanastra de Arturo y entregada a la búsqueda del conocimiento mágico. Será
capaz de, con sus malas artes, concebir un hijo incestuoso que deberá ser el
encargado de dar muerte a su padre Arturo. Mordred encarna la maldad y la crueldad
absolutas.
Ginebra y Lanzarote |
Después están los caballeros. Algunos puros y otros más terrenales. Pero todos ellos comprometidos en la búsqueda del Grial que no es otra cosa que la búsqueda del perdón y de la sanación para el rey herido. Porque si el rey sana, la tierra sanará y con ella los seres humanos podrán volver a la vida.
Excalibur y la Dama del lago |
Dicen que la película es irregular y que parece que tiene dos vertientes muy claras. Por una parte, el espectáculo sangriento y guerrero heredero de la producción estadounidense; y, por otra, una batalla personal y mística con origen en su producción británica. A mí me parece que las dos vertientes están muy bien compensadas y que la una no podría existir sin la otra. Tal y como sucede en la vida real.
Ygraín y Arturo |
No olvidemos tampoco que la depositaria de la espada mágica
será también una mujer y, desde mi punto de vista, será la encargada de redimir
al resto de mujeres de su sino fatal. La dama del lago. Pero eso es otra
historia.
Director: John Boorman
Guion: Rospo Pallenberg y John Boorman
Música: Trevor Jones
Fotografía: Alex Thompson
Intérpretes: Nicol Williamson, Nigel Terry, Cherie Lunghi, Helen Mirren, Gabriel Byrne.
Preludio y muerte de amor de Tristán e Isolda
Marcha fúnebre de Sigfrido
Preludio de Parsifal
O, Fortuna. Carmina Burana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario