Isabel Coixet es, desde hace tiempo ya, una cineasta
consagrada. Ha ganado cinco premios Goya, así que bien merecía un estudio
profundo de su trabajo. Barbara Zecchi, catedrática de Cine y Estudios de
Género de la Universidad de Massachusetss y especialista en teoría fílmica
feminista se ha encargado de coordinar los textos que conforman este libro, Tras las lentes de Isabel Coixet. Cine,
compromiso y feminismo.
Barbara Zecchi |
He de decir que este libro no es fácil de leer para un
profano en teoría fílmica y, especialmente, en teoría fílmica feminista; pero,
al mismo tiempo, da tanta información y tan sistematizada que es imprescindible
tratar de entenderlo para después poder disfrutar mucho más del cine de Coixet.
Además el libro cuenta con una abundante bibliografía y yo, especialmente, recomendaría que mientras se está leyendo se vuelvan a ver algunas de sus películas, sobre
todo las más antiguas.
Isabel Coixet |
El libro está dividido en cuatro partes. En la primera de
ellas, aparece una panorámica general del cine de Coixet y, especialmente, se
incide en su narrativa y en la incorporación de los diferentes sentidos, las
texturas o los silencios al desarrollo de los guiones. La segunda parte hace un
análisis más detallado de algunas de sus películas. La tercera está dedicada a
los documentales y la cuarta, es la más personal, incluyendo entrevistas con la
directora.
A los que aman (1998)
Una de las características del cine de Isabel Coixet que
subraya este libro, es que huye de servidumbres nacionales. No sólo porque
trate de internacionalizar su cine con el objetivo de poder venderlo mejor sino
que sitúa a sus personajes en espacios ambiguos, que podrían situarse vagamente
en el norte de Europa o de América, de manera que puedan ser descontextualizados.
Así, aislándolos de sus diferentes ambientes, del espacio y también del tiempo,
estos personajes pueden representar la universalidad y eternidad de los
sentimientos y conflictos que quiere mostrar la directora.
Mi vida sin mi (2003)
Otra característica es el indudable compromiso con el
feminismo y la adscripción de su cine al llamado Woman’s Film. Definido como género híbrido, traspasado por otros géneros
pero que tiene como público prioritario a las mujeres y un genuino despliegue
de subjetividades encarnadas en protagonistas femeninas con narraciones
realizadas desde un punto de vista femenino y estrategias de resolución de
conflictos puramente femeninas. Aunque no todas películas puedan responder a
esta definición, sí que se acercan.
La vida secreta de las palabras (2005)
Yo he aprovechado la lectura del libro para volver a ver
cuatro películas. A los que aman es
la más lejana en el tiempo y que no recuerdo haber visto en el cine. Tampoco sé
si es una adaptación libre de Las
afinidades electivas de Goethe pero sí comparte una historia de amores
entrecruzados, de amores no correspondidos que incluye el deseo como motor de
la existencia abocada al dolor. La enfermedad también domina la narrativa de la
película, quizá por la insatisfacción del propio deseo. Así, resulta muy
adecuado situar la película en un escenario romántico, en el siglo XIX, cuando
la vida transcurría más lentamente y ciertas clases sociales podían permitirse
la melancolía como forma de vida. Paisajes sombríos inspirados en la pintura
romántica.
En Mi vida sin mí el
escenario es más actual pero indefinido, como comentaba antes, porque lo
realmente importante es la determinación de la protagonista respecto a ciertas
decisiones que tiene que tomar antes de morir. También aquí la enfermedad y la
muerte son centrales pero enfrentarse sola a ellas, es la manera que tiene la
protagonista de no perder el poder sobre su propia vida. Es una narración que
está dominada por la lluvia.
Cuando estrenaron La
vida secreta de las palabras recuerdo que me impactó profundamente por las
torturas y violaciones que la protagonista había sufrido en un lugar indefinido
de la Guerra de los Balcanes. Hoy que la he vuelto a ver me doy cuenta de que
las secuelas sufridas por esa violencia son mucho más permanentes en el tiempo.
En su nueva vida, la protagonista elige la privación sensorial. Tiene problemas
de oído y consecuentemente prefiere desconectar su audífono cuando le conviene;
se nutre con comidas repetitivas e insípidas; no levanta la vista para hablar
con otros; utiliza para lavarse las manos un jabón sin aroma restregándose neuróticamente.
Ha
establecido una serie de rutinas para escapar de sus recuerdos y obsesiones.
Sin embargo, el impulso vital vence a estas inercias y Hanna será capaz de
volver a la vida. El primer paso para ello será trasladarse a una plataforma
petrolífera habitada únicamente por hombres. Aunque es un escenario que debería
recordarle al edificio en el que estuvo aislada y secuestrada con otras mujeres
por combatientes de los Balcanes y utilizada allí como esclava sexual, se
convierte en un escenario de superación.
Elegy (2008)
Elegy sin embargo
es una película totalmente masculina pero donde se analizan las obsesiones
masculinas desde un punto de vista femenino y yo creo que, como consecuencia de
esto, el personaje central resulta incluso un poco patético. De esta película
me ha interesado mucho la utilización de la música, mucho más presente en la
primera parte, durante el enamoramiento de los protagonistas y que va
desvaneciéndose poco a poco conforme se adivina la ruptura entre ellos. Con la
desaparición de la música, la película se va volviendo más árida y creo que es
un efecto especialmente buscado por la directora. Una reflexión sobre el deseo
y la vejez.
Lo dicho: un libro de difícil lectura, pero imprescindible
como libro de consulta.
Tras las lentes de Isabel Coixet
Cine, compromiso y feminismo
Barbara Zecchi (coord.)
Prensas Universitarias de Zaragoza
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