jueves, 12 de noviembre de 2015

Cine: The Martian de Ridley Scott (2015)

Es una buena película con un buen envoltorio, pero no me ha gustado. Tampoco me ha decepcionado. A veces Ridley Scott (y el resto de directores, actores y todos los que están involucrados en esta industria) se someten a las leyes del mercado. Y esto, ¿qué quiere decir? Pues que hacen productos, más o menos dignos, pero a gusto del mercado. Además nadie tiene obligación de ser tan sesudo siempre. Son productos simples, alegres, optimistas y con final feliz. Y creo que aquí es donde Scott se ha pasado de frenada. Tanto buen rollo a mí me ha llegado a agotar. Debe de ser, sin duda, porque tengo un carácter más sombrío. Tampoco me vale ya que una película sea buena por su fotografía, puesta en escena, etc, etc. Yo he estado en Wadi Rum (Jordania) y no es difícil sacar esas imágenes; pero a favor de la película diré que sí es interesante el contraste entre los paisajes (terrestres) de Marte y la grisura de la vida en la tierra o en la NASA.


A favor de la película y del director, hay que decir que aunque pasada también de metraje, por lo menos es innovadora. Parece que esté pensada para que perdamos el miedo a lo desconocido. Podemos ver al espacio y los otros mundos como hostiles pero sólo porque no los conocemos. Lo que sí es seguro es que si te pierdes en Marte por cualquier circunstancia es importante que seas botánico. Plantea la situación de un naufragio en el espacio y desde ese momento tenemos un nuevo Robinson Crusoe que se desenvuelve como pez en el agua gracias a sus habilidades de MacGyver. El protagonista tendrá que dosificar sus fuerzas y su inteligencia para resolver los problemas que se le presentan día a día. Como aquel que dice partido a partido. Pero después de la tormenta y el naufragio ya no hay grandes sustos, sólo retos que resolver, aunque el astronauta utilice como calefacción un módulo de plutonio super-mega-extra radiactivo.



Parece que los científicos han dado su visto bueno al guion y todo lo que el protagonista hace sería factible en el espacio. Entiendo que el protagonista tiene un carácter eminentemente práctica y no necesita recurrir a nada ni a nadie, solo la ciencia será su salvadora. No me voy a meter con eso, pero sí con el hecho de que el director utilice recursos de principiante y deje un poco aparte sus habilidades como narrador visual. Poner cartelitos para hacer bien visible el paso del tiempo, ya no debería haber sido una opción para Ridley Scott. El astronauta, un joven treintañero, dicharachero y fuertote, que para mantenerse consumiría entre 2.000 y 3.000 calorías al día, tiene que subsistir muchos muchos días con una dieta de patata cocida y miniraciones de pollo hervido. Pero eso no hace mella en su físico, ni en su psique. Así lo demuestra en un desnudo de espaldas (¡Matt Damon, ese no es tu cuerpo serrano!). Aparte de esta dieta espartana, para resolver sus problemas diarios acarrea chatarra, desmonta una nave espacial, viaja por marte en un cochecito a temperatura de congelación y lleva un traje que puede pesar entre 20 y 30 kilos. No me digáis que eso no sería suficiente para que mostrase un deterioro más evidente con el paso del tiempo; o angustia existencial o deriva emocional. Nada de eso, sólo unos pelillos en la barba al final.




Yo creo que la película no quedará como de las mejores de Ridley Scott. Una optimista visión de la colonización de Marte por parte de Estados Unidos, con la ayuda generosa y desinteresada de China y sus programas secretos de navegación espacial. Rusia, hace tiempo que ha desaparecido como potencia espacial y ahora el mercado chino es mucho más interesante para Hollywood.




Todo eso es lo que tiene la película y lo que le ha encantado a la gente. Ahora voy con lo que le falta. No tiene reflexión filosófica, ni religiosa; ni conflicto ético o moral; ni desgarro psicológico, ni deriva emocional. Ni nada de aquello tan manido de ¿de dónde venimos? o ¿hacia dónde vamos? Nada de nada. Tampoco hay ninguna ley que obligue a incluir todo esto en una película, pero le hubiera dado solidez. Sólo vemos aquella actitud optimista, ingenua y vital del colono europeo en la América del siglo XVI, esperando que llegue Acción de Gracias para servir el puré de patatas. Todo se lo perdono a Ridley Scott a cambio de que por fin ruede la segunda parte de Blade Runner. Bueno, todo menos una cosa, que haya desaprovechado a Jessica Chastain. 


Director: Ridley Scott
Guion: Drew Goddard (adaptación de novela de Andy Weir)
Música: Harry Gregson-Williams
Fotografía: Dariusz Wolski
Intérpretes: Matt Damon, Jessica Chastain, Chwtel Ejiofor, Jeff Daniels, Kate Mara, Sean Bean.

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