lunes, 25 de enero de 2016

Cine: La novia de Paula Ortiz (2015)

Debe ser muy complicado adaptar un texto de Lorca al cine. Especialmente por su lirismo e intensidad, pero también por su origen teatral. Muy valiente ha sido Paula Ortiz y se ha visto recompensada en los Premios Feroz y esperemos que también en los Premios Goya de este año. A mí me ha gustado mucho la película, pero reconozco que a veces abruma. Sin tener en cuenta a las pelis-porno, es la película con más jadeos, suspiros y lamentos del mundo mundial.  

Pero es que yo creo que hoy no se puede pretender una adaptación de Lorca que sea pura narrativa lineal; tiene que ser excesiva, telúrica, atávica. Un puñal de cristal prístino. Bodas de sangre no es la historia de una boda y de un adulterio, es la historia de las muchas vidas frustradas por los convencionalismos sociales y por la tontuna de los seres humanos.



Reconozco que las historias de amores imposibles me dan mucha pereza y que no creo en que esas pasiones desaten cataclismos. Que, al fin y al cabo, la vida diaria no da para tanta intensidad y que pasados los primeros meses de enamoramiento febril todo cae en la rutina, incluso los amores más apasionados. Pero Lorca es otra cosa. Es la furia, la tempestad, lo indómito y lo cruel; lo mítico, el pasado mítico que siempre vuelve. No puede haber contención en una obra de Lorca.

Inma Cuesta es la novia y su vestido más parece un sudario que un vestido de novia feliz; con un cuello cerrado que asfixia y una diadema igual que una corona de espinas. Abrasada y llena de llagas por dentro, pero preciosa por fuera, quiere casarse con su novio aunque sea sólo un poquito de agua

Luisa Gavasa es la madre del novio. No puede evitar sentir que todo será un desastre. Es una mujer que ya ha perdido a su marido y a su hijo mayor a navajazos y ahora el pequeño se irá también; casado o muerto la dejará sola y con la boca llena de tierra y de amargura. Otras mujeres viven también la tragedia: una mendiga (María Alfonsa Rosso), que antes fue otra novia o que quizá sea la misma desgraciada novia; una vecina (Ana Fernández), que trata de calmar el desasosiego de la madre del novio sin conseguirlo; una criada (Consuelo Trujillo) o la mujer de Leonardo (Leticia Dolera). Todas ellas mujeres fuertes que ante la desgracia sólo pueden cerrar los puños y apretar los dientes.



Sin embargo, los personajes masculinos no destacan. Realmente son secundarios en la historia, aunque sean los causantes de la tragedia. Quizá sea lo que menos me ha gustado de la película, la elección de estos actores. El novio (Asier Etxeandía) es el chico bueno, inocente y un poco simplón y Leonardo (Álex García) el malote con pelo largo y mirada profunda. Un poco estereotipados y predecibles. 




Sin ninguna duda para mí destaca (sin quitarle nada a Inma Cuesta) la interpretación de Luisa Gavasa como madre del novio. Es una interpretación profunda, cortante y brutal, que ha sido recompensada con el Premio Feroz a mejor actriz secundaria; yo considero que debería haber sido mejor actriz principal ex aequo con Inma Cuesta. Realmente no entiendo cómo se decide si un personaje es secundario o no. En este caso, no lo considero en absoluto un personaje secundario; es el eje vertebrador de toda la película. La madre del novio es la única que permanece en ese paisaje tan desolador, después de que todos hayan muerto.



Ese paisaje que debería tener rango de personaje, otro personaje más. Árido y abrasado, como la novia. Paisaje para almas desoladas. 



Las adaptaciones de clásicos deberían ser más habituales en el cine español. Esta película, una producción modesta e independiente, ha sido consecuencia de 4 años de trabajo. Una heroicidad en estos tiempos. 


Directora: Paula Ortiz 
Guión: Paula Ortiz y Javier García Arredondo (sobre Bodas de sangre de Federico García Lorca)
Música: Shigeru Umebayashi
Intérpretes: Inma Cuesta, Luisa Gavasa, Asier Etxeandía, Álex García, Carlos Álvarez-Novoa


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