lunes, 4 de enero de 2016

Ensayo: ¿Tienen futuro las Revoluciones árabes? de Samir Amin (2015)

El autor.-
Nació en Egipto en 1931 aunque actualmente vive en Dakar (Senegal). Es un pensador y economista neomarxista aunque él rechaza esa clasificación. Como seguidor de la Teoría de la Dependencia, piensa que todos los males, subdesarrollo y precariedad existente en los países del sur se deben a su dependencia de las exmetrópolis coloniales. Es también crítico de la globalización neoliberal. Otras obras suyas son: El socialismo en el siglo XXI, La crisis. Salir de la crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis y Más allá del capitalismo senil. 

Mi opinión.-
Desde luego la respuesta a la pregunta propuesta por Samir Amin es que sí. Las revoluciones árabes tienen futuro. Pero tirando de sarcasmo diríamos que tienen un futuro muy negro.

El autor parte de una base clara. El capitalismo neoliberal, es decir, la alianza entre Estados Unidos-Europa-Japón, sigue manteniendo geoestrategias poscoloniales que impiden el desarrollo de los pueblos del sur. Sigue teniendo el poder de los medios de comunicación para difundir su ideología hasta llegar a la toxicidad e impone/destituye gobiernos con la misma facilidad que hace unos años. Puede hacerlo porque para un público poco formado en ciencia política, como es el público occidental mayoritario, la celebración de elecciones más o menos limpias con una cierta posibilidad de pluripartidismo, es suficiente para definir a un gobierno como democrático. 

Pero, en nuestro objetivo por dotar de un mayor contenido a la democracia, es importante que consideremos que, tanto en Oriente como en Occidente, asistimos al mismo proceso:


  1. Precariedad laboral como consecuencia de las políticas neoliberales.
  2. Despolitización de la sociedad civil como consecuencia de un cierto grado de despotismo o de adoctrinamiento.
  3. Involución de los sistemas educativos y resurgimiento de una tradición religiosa retrógrada y excluyente.
Todos los ciudadanos nos sentimos atrapados dentro de estos procesos “democráticos de baja calidad” que, en realidad, dejan poco espacio para la sociedad civil. Pero además en los países orientales todavía colean las consecuencias del colonialismo más reciente. Ahora bien, entiendo que la mayoría de países de Oriente Próximo son creaciones occidentales que apenas tienen un siglo, pero aunque no soy historiadora, me gustaría tener tiempo para constatar si ese diseño colonial occidental se superpuso al de otra potencia colonial (el Imperio Otomano) que a su vez se había superpuesto al diseño de otra potencia colonial (el Imperio Romano). De esta manera, parece que se asiste a una repetición constante, una tendencia de los pueblos a dejarse colonizar sin mostrar una verdadera rebeldía. No me gustaría caer en el fatalismo ecológico, o en la anomia de la que hablaba Durkheim . Sin embargo, parece desde este punto de vista que Samir Amín no está dispuesto a hacer una autocrítica respecto a la propia responsabilidad de los países árabes en su destino. Y parece que estén condicionados a padecer un mal eterno, consecuencia directa del poscolonialismo y de una dilatada experiencia en políticas clientelares y en economía de supervivencia. Lumpendesarrollo.

Samir Amín habla de revivir el espíritu de Bandung. En 1955, se reunieron en Bandung (Indonesia) una mayoría de estados asiáticos y africanos que acababan de independizarse y basándose en colaboración socio-económica articularon el Movimiento de Países No Alineados para distanciarse tanto del bloque soviético como de Estados Unidos-Europa; sin embargo todos estos buenos propósitos de desarrollo se diluyeron en pseudodemocracias y en repúblicas hereditarias que encubrían a dictaduras más o menos sanguinarias y las más de las veces completamente deudoras de la intervención de las grandes potencias. Ahora esta reconstrucción de Bandung debería abandonar el liberalismo económico, aunque para ello debiera entrar en claro conflicto respecto a la globalización. Para ello, Amín anima a negociar con China y con los BRICs y reconstruir un frente del Sur.

Pocos detalles da de cómo debería ser este frente del Sur y escasas referencias también a la reivindicación y participación de las mujeres en el mismo. Sólo al final de este breve libro, en la página 72, y refiriéndose a Túnez, menciona la valentía e independencia de las mujeres tunecinas, educadas bajo el régimen de Burguiba, para decir que estas organizaciones de mujeres (que deberían de ser ejemplo) no son visibles en el resto de países árabes.

En fin, no es un libro muy optimista respecto al resultado de las revoluciones árabes; pero es un hecho incontestable que algo ha empezado a moverse, en Oriente y en Occidente también. En España otras formaciones, que quieren alejarse del modo tradicional de hacer política, han entrado ya en los ayuntamientos, en los parlamentos autonómicos y en el parlamento central. Veremos el balance de su actuación dentro de un tiempo. 


¿Tienen futuro las Revoluciones árabes? 
Samir Amin 

Traducción: Julia Calzadilla 

Ed. El viejo topo 

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