jueves, 28 de enero de 2016

Cine: Steve Jobs de Danny Boyle (2015)

He leído en alguna crítica que el guionista de esta película, Aaron Sorkin, ha querido trazar un retrato impresionista de Steve Jobs. Me parece muy acertado decirlo así porque no es una biopic lineal ni un panegírico sobre la vida de Jobs. 

La película tiene una puesta en escena muy teatral, muy shakespeariana: hay traición, ambición, hija bastarda, deriva emocional, triunfo y soledad, mucha soledad. Sitúa al protagonista en tres momentos cruciales de su vida, antes de iniciar la presentación de tres productos revolucionarios para la sociedad actual, en 1984, 1988 y 1998. Asistimos a los últimos momentos de cada presentación, antes de que Steve Jobs (Michael Fassbender) salga a escena a seducir a su público y conquistar el mundo. Entre bambalinas vemos sus dudas y su codicia, su engreimiento y arrogancia, su autoritarismo y su comportamiento dictatorial, su desfachatez y su capacidad para engañar, y sobre todo su capacidad para controlar a la gente y su miedo a perder ese control sobre sí mismo y sobre los demás. Le vemos maquillándose, dando órdenes, preparándose para oficiar su ritual al salir al escenario.



Sus fieles nunca le abandonan. Joanna Hoffman (Kate Winslet), su directora de marketing, se gana la aureola de la santidad junto a ese hombre; Steve Wozniak (Seth Rogen) le sigue como un perrillo mendigando su reconocimiento; y John Sculley (Jeff Daniels) director ejecutivo de Apple, constantemente está disculpándose con él por haberle despedido y hurgando en la herida de su infancia de niño abandonado por sus padres. Pero, sin duda, sus verdaderos fieles eran (y siguen siendo) los consumidores de sus productos; deseosos de asistir a los espectáculos de Steve Jobs, donde inevitablemente se producía el santo advenimiento de un nuevo espíritu santo que prometía la felicidad a través del consumo.



Por la película me he enterado de que Steve Jobs no era ni informático, ni ingeniero. Pero todo el mundo le consideraba un genio, un visionario. ¿Por qué? Supuestamente porque intuía las necesidades de la gente; en realidad, porque fabricaba artilugios, meros juguetes, basándose en el deseo de consumir de la sociedad occidental y porque sabía venderlos muy bien. Convencía a sus fieles predispuestos a creerle. Visto así parece simplemente un vendedor con mucho talento, hábil para manejar y seducir con la palabra y con la suficiente desvergüenza para dar gato por liebre o lo que es lo mismo, presionar a los técnicos para que finjan que algo que no funciona, funciona.



Un hombre excepcional, sin duda, y mejor que sea así porque debía resultar realmente agotador tratar todos los días con un diosecillo de tal guisa. También habría que darle las gracias por haberse dedicado al mundo del consumo informático en lugar de al mundo de la política, porque hubiera sido un gran dictador. Exhibicionista, controlador y muy muy peligroso.



La película me ha gustado mucho pero también he de decir que me he perdido entre tanta intriga y tanto consejo de administración. Para alguien que no está interesada en la vida de Steve Jobs, resultaba un poco confusa, pero imprescindible. 


Director: Danny Boyle 
Guion: Aaron Sorkin (biografía de Walter Isaacson)
Música: Daniel Pemberton 
Fotografía: Alwin H. Küchler
Intérpretes: Michael Fassbender, Kate Winslet, Seth Rogen, Jeff Daniels. 

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