Macbeth fue escrita a principios del siglo XVII y está basada
en la vida de un personaje histórico, rey de los escoceses en el siglo XI. Es
el paradigma de la ambición absoluta y de la debilidad del hombre. Destaca en
la obra el protagonismo y la iniciativa de Lady Macbeth en la conspiración que
llevará a su marido al trono y a la locura.
Después de una batalla, Macbeth se encuentra con las tres
brujas, las “hermanas fatídicas”, que le saludan como futuro rey. Se sorprende pero
al volver a su hogar se lo cuenta a Lady Macbeth, que a partir de entonces, se
dedicará afanosamente a que la profecía se haga realidad. Lady Macbeth podría
encarnar el arquetipo de mujer excluida del poder que ejerce el poder
indirectamente.
En este monólogo, pide que se anule su condición de mujer, de ser nutricio para otros y no para sí misma e invoca a la noche, a las tinieblas y a todas las fuerzas oscuras, para conseguir lo que quiere,
Deidades invisibles, ominosas,
que amáis humano llanto y padecer;
en vez de tibia leche, ponzoñosas
linfas dad a mis pechos de mujer.
Y tú ven a mi ruego, noche obscura,
rebozada en tu lóbrego capuz:
el infierno te dé la sombra impura
que el humo engendra de su aciaga luz.
Tan tenebrosa ven, que mi cuchillo
no pueda ver, oh noche, el propio herir;
ni de los cielos importuno brillo
logre por tus tinieblas traslucir.
En la primera escena de la película, asistimos al entierro de un niño, el hijo de Macbeth. Y esto nos
puede dar la clave para entender la ambición de lady Macbeth. Ha perdido a su
hijo y ya no puede existir nada más en el mundo. Ya que no podrá engendrar más
vida, querrá negar su condición de mujer invocando fuerzas maléficas que le den
fuerzas para matar y conseguir el poder. Porque a partir de la muerte del hijo, ella ya no existe como madre y sólo la riqueza y el poder
satisfarán su vida. Es posible que, en aquella época, una mujer sólo pudiera
ejercer su poder aniquilando su femineidad; puede ser que en ésta también sea
así.
La película es visualmente muy atractiva; las actuaciones
fabulosas. La atmósfera y el color que envuelve a los protagonistas, Michael
Fassbender y Marion Cotillard, dan volumen y carnalidad a la interpretación. Pero
resulta demasiado lenta. Además, el personaje de Lady Macbeth como conspiradora
pierde relevancia y el director ha preferido centrar su atención en la locura y la debilidad del marido. Aun así la recomiendo.
Director: Justin Kurzel
Guión: Todd Louiso, Jacob Koskoss, Michael Lesslie (Obra de Shakespeare)
Música: Jed Kurzel
Fotografía: Adam Arkapaw
Intérpretes: Michael Fassbender, Marion Cotillard, David Thewlis, Elizabeth Debicki
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