lunes, 15 de febrero de 2016

Ensayo: Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie (2014)

La autora.-
Chimamanda Ngozi Adichie es una novelista nigeriana nacida en 1977, de la etnia igbo. Empezó sus estudios superiores en Nigeria pero pronto se trasladó a Estados Unidos, estudiando en las universidades de Filadelfia y Connecticut. Otras obras suyas son: La flor púrpura, Medio sol amarillo y Americanah. Con esta última obtuvo el Premio del Círculo de Críticos Nacional del libro en 2013. 


Mi opinión.-
Yo conozco muy poco de las culturas africanas, pero he visto que las mujeres de la etnia igbo, ya en 1929, protestaron violentamente contra los consejos de gobierno rurales, obteniendo importantes mejoras en su situación. No es cierto que no exista una tradición de lucha por la igualdad entre las mujeres africanas. A veces el feminismo “blanco” ha sido acusado de paternalista (o debería decir maternalista) respecto al feminismo africano. Eso sucede porque todos nosotros (hombres y mujeres, negros y negras, blancos y blancas, etc) creemos que lo nuestro es lo mejor y que nuestros triunfos pueden ser asumidos por culturas diferentes, porque (en un alarde de cinismo) llegamos a considerar que lo diferente es inferior. En realidad no tiene por qué ser así. Lo diferente sólo es diferente.

La verdad que, en este pequeño libro, no se hace un elogio concreto hacia el feminismo africano o los distintos feminismos africanos. Puede deberse a que en realidad es una conferencia que la autora dio en TEDxEuston, dedicado enteramente a África, pero que tuvo lugar en Londres. Habla de un feminismo genérico que puede encontrarse en cualquier sitio, aunque también hace una referencia a la acusación que se hace al feminismo de ser un mero invento occidental.

Algo compartido entre todos los continentes, etnias y culturas, por muy diferentes que sean, ha sido la discriminación de la mujer para que el varón disfrutase de más poder. Incluso los varones colocados en el último peldaño de la jerarquía de varones y que no tenían a otros varones subordinados, podían ejercer sus mínimos poderes respecto a las mujeres de su familia y de su entorno más próximo.

Por esto, yo considero que si la discriminación no tiene en cuenta culturas ni etnias, ni continentes, el esfuerzo por superarla tampoco debería tenerlos en cuenta. Habría un feminismo que pudiera respetar las diferencias de etnia, de clase social, de orientación sexual, etc, y que no fuera excluyente con otros feminismos. Si tanto aquí como allí, para los antifeministas, una feminista es una mujer amargada y resentida porque no encuentra marido, que odia a los hombres y huele mal porque no usa desodorante, ni se depila, ni es femenina porque no usa maquillaje, ¿no deberíamos hacer un esfuerzo por superar las diferencias entre los feminismos y enfrentarnos juntas a la discriminación? Pues en eso deberíamos estar. 



Adichie no sólo cuenta anécdotas sobre su vida (privilegiada en relación con la mayoría de la población africana) también considera básico para el cambio social profundo, un cambio social en la educación. El origen de los privilegios de los hombres está en la necesidad de la fuerza física para la supervivencia de la especie; pero ahora que esa fuerza física empieza a no ser necesaria, los privilegios subsiguientes deben desaparecer también. Ahora quizá sea más importante para ser líder, poder gestionar intereses y expectativas contradictorios e incluso excluyentes; es decir, tener una buena capacidad de negociación. Y eso es algo que ambos, hombres y mujeres pueden aprender.

Las niñas son educadas para aprender a ser modositas, guapas, tranquilas y pacientes. No pueden expresar su rabia, ni gritar, ni competir. Cada vez menos, es cierto, pero todavía hay un largo camino que desandar o una profunda educación que desaprender. Y no sólo las hijas deben ser educadas de otra manera. También los hijos deberán serlo y las madres y los padres. Porque la educación es una tarea que nunca termina.

Todos deberíamos ser feministas porque es una cuestión de justicia, de dignidad y de humanismo profundo. Sólo quienes abusan de su condición pueden tener dudas sobre que el feminismo libera a mujeres y a hombres. Dudas y miedo. 


Todos deberíamos ser feministas
Chimamanda Ngozi Adichie

Traducción: Javier Calvo Perales 

Random House 

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