El autor.-
Es escritor y guionista de cine; también escribe
habitualmente artículos en prensa y ejerce de crítico literario. Nació en
Zaragoza, hace poco más de 50 años. Como guionista destaca su trabajo en Las trece rosas y Chico&Rita. Ha recibido el Premio de la Crítica por El día de mañana, el Premio Cálamo 2014
y recientemente el Premio Nacional de Narrativa 2015 por La buena reputación Otras obras: La ternura del dragón, Carreteras secundarias, Dientes de leche.
Mi opinión.-
Miedo me daba empezar una novela de más de 600 páginas y que
abarcaba un período de tiempo relativamente largo. La tenía pendiente desde el
verano y la verdad es que no me decidía. Pero recientemente le concedieron el
Premio Nacional de Narrativa y me lancé. No me arrepiento en absoluto. La novela
me enganchó desde el primer momento por su sencillez y ritmo narrativo y
también por su profundidad. No es una novela de puro entretenimiento.
Al contrario, Martínez de Pisón, se embarca en la historia
de una familia representativa de la clase media española. Aunque los protagonistas son cinco miembros de
una misma familia, el personaje que realmente crece y toma
una presencia corpórea es la propia institución familiar. Para bien y para mal. Al final de
la novela he tenido la certeza de que la familia era el personaje principal. Es
una familia, como cualquier otra, que traza el camino que deberán seguir sus
miembros; que soporta como algunos de ellos se rebelan y tratan de escapar. Aunque, tarde o temprano, y paradójicamente sin que ni siquiera la familia tenga que hacer algo, estos miembros díscolos vuelven al cauce. Y una vez dentro de ese cauce, sucesivamente,
los nietos caen en las mismas repeticiones que sus padres que habían sido los
hijos que habían caído en las mismas repeticiones que los suyos. Con sus
amarguras, con su resignación o voluntariamente, todos ellos terminan por
volver al seno de la familia. Resulta desasosegante comprobar la poca libertad que hay fuera de la
familia; aunque dentro de ella tampoco la haya. Puede que sea una
interpretación demasiado determinista por mi parte, pero hay ejemplos patentes.
Melilla. Teatro Reina Victoria |
Ante decisiones que se salen de lo normal por parte de
algunos personajes, por ejemplo Miriam y su deseo de ser cantante, la familia
apenas tiene que oponerse. Una leve enfermedad de su madre (fingida o real) es
suficiente para que Miriam renuncie definitivamente a su sueño. Otro ejemplo, según las
disposiciones del testamento del abuelo, los nietos han seguido una preparación
determinada, pero basta con que Mercedes cambie mínimamente ese testamento para que la
vida de sus nietos se vea completamente alterada.
Gran Vía. Zaragoza. Años 1970 |
Todos son víctimas y verdugos al mismo tiempo. Sus pequeñas fracasos
y silencios afectan en gran medida a la vida de los demás. Son una familia
normal; son una familia y eso es para siempre. Esta novela es también un
estudio de las relaciones de pareja y sobre todo de la imposibilidad de llegar
a conocer al otro. También de como las relaciones se van agriando con el paso
del tiempo e irrevocablemente llegan a instalarse el silencio y la indiferencia, entre aquellos que se han amado apasionadamente. Entre Mercedes y Samuel, entre Miriam y Ramiro o entre Sara y Aaron. Una vez llegado al momento del desamor, cualquier acontecimiento normal, abre la veda para la culpabilidad y sobre todo para el reproche.
Otra cosa que me ha gustado mucho de la novela han sido sus
omisiones. Cuando el silencio se instala entre los miembros de una pareja,
tanto uno como otra siguen su propia vida y el autor ha optado porque el lector
participe parcialmente de este silencio y no sea un conocedor absoluto de la
vida de cada personaje. Así queda espacio para sentir la desorientación que
pueden sentir Mercedes o Miriam ante el alejamiento de sus maridos; al mismo
tiempo que podemos odiarlas por ser injustas con ellos puesto que tenemos la
ventaja de conocer una mayor parte de la historia.
Samuel es un judío español nacido en Melilla. Poco a poco se
ha forjado una reputación (buena) en los negocios pero a costa de alejarse de
su identidad de judío. Mantiene buenas relaciones con los jerarcas franquistas
de los años 1940 hasta finales de los 1950. Es un momento complicado por el fin
del Protectorado y la consolidación de Marruecos como reino independiente que
en su afán por remarcar su identidad musulmana, expulsará a los judíos
marroquíes con una violencia de mayor o menor intensidad. En ese contexto
Samuel tratará de recuperar su identidad judía, alejándose de Mercedes.
Mercedes es hija de militar. Nació en Zaragoza de casualidad
y se casó con Samuel, exigiéndole que sus hijos serían católicos y
restringiendo sus relaciones con la comunidad judía de Melilla. Tuvieron dos
hijas. Sara, la menor, fue un poco tarambana y Miriam, la mayor, siempre fue un
modelo de formalidad y rectitud. Mercedes es una ama de casa tradicional
dedicada a su marido, a sus hijas y a sus obras de caridad. No confía mucho en
las amistades.
Clínica Lozano. Zaragoza |
Miriam, la buena hija. Es una desconocida para sus padres y
para sí misma. En la cena de su petición de mano, sus padres no saben destacar
ninguna de sus cualidades. Así de desapercibida ha pasado por la vida. Siempre
correcta, siempre gris. En Zaragoza, se casa con Ramiro un empleado de banca y
tendrán dos hijos Elías y Daniel.
Elías y Daniel son jóvenes en los años 1980 y viven en
Zaragoza. Tienen amigos, empiezan la universidad y saben desenvolverse. Eso
aparentemente les ha dado más libertad que a sus padres y a sus abuelos. Pero, en realidad,
llegan a manifestar la misma deriva y desorientación que el resto de su
familia. El cambio en el testamento de sus abuelos les cambiará la vida. Aunque habían hecho otros proyectos, este cambio hará que su vida sea igual que la del resto de la familia.
La buena reputación
es una novela muy bien construida. A pesar de la cantidad de personajes,
ninguno resulta superfluo ni reiterativo. La acción discurre por varias ciudades
en un recorrido que, al final, vuelve al origen. Cumple así un ciclo: el viaje
nos devuelve al punto de partida y los personajes repiten la historia de sus
antecesores. La narración fluye en el tiempo a un ritmo constante y enlaza con
acontecimientos político-sociales definitivos en la historia de España. Muy recomendable.
La buena reputación
Ignacio Martínez de Pisón
Seix Barral
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