El director Ned Benson presentó en el Festival de Toronto dos
películas relacionadas La desaparición de
Eleanor Rigby. El y Ella. Esta versión completa formada por las dos películas,
por presiones de la industria, no se exhibió en las salas comerciales. No se
trataba de primera y segunda parte, sino de la visión subjetiva de cada uno de los
personajes sobre un acontecimiento crucial y trágico de su vida. Para los cines
se preparó una versión única titulada La
desaparición de Eleanor Rigby. Ellos. Ahora en algunos cines comerciales y
en DVD se ha editado la idea original del autor.
El punto de partida
de las películas es la superación de la muerte de un hijo. Conor y Eleanor
sufren la pérdida de su bebé y ambos afrontan este hecho de manera diferente.
Eran una pareja de jóvenes enamorados, llenos de ilusión y proyectos. Todo su
entorno les veía como una sólida pareja y ahora, a partir de la muerte del niño, cada uno tiene que recomponerse a sí mismo antes de intentar recomponer su vida
en común.
En La desaparición de
Eleanor Rigby. Él, Conor (James McAvoy) se enfrenta a esta situación sin
alejarse de su entorno más próximo. Continúa con su trabajo, es el propietario
de un pequeño restaurante y está endeudado hasta las cejas; sigue viendo a sus
mismos amigos, incluso su amigo íntimo es su socio en el restaurante. Por el contrario, su mujer
Eleanor está encerrada en sí misma, ausente de la vida, y la comunicación con
ella es imposible. Para Conor su dedicación al trabajo es una manera de
recuperarse del dolor. Parece una actitud más pragmática que su mujer no entiende.
En La desaparición de
Eleanor Rigby. Ella, conocemos el punto de partida de Eleanor (Jessica
Chastain). Al contrario que Conor, Jessica decide salir huyendo. Primero
intenta suicidarse, después abandona a Conor y se refugia en casa de sus
padres. Allí se enfrentará a la idea que otras mujeres tienen de la maternidad.
En primer lugar, su madre (Isabelle Huppert), una mujer que vive sus
frustraciones con la serenidad que el alcohol le da y que le confiesa, sin maldad y sin ninguna intención de torturarla, que
nunca quiso tenerla, que se quedó embarazada y que era incapaz de cuidar a nadie
porque tenían que cuidarla a ella. Después su profesora de universidad (Viola
Davis), una mujer de unos 50 años que apenas ve a su hijo y que le confiesa,
con un cierto cinismo, que hagas lo que hagas los hijos siempre te acusarán de
no haber hecho suficiente, de no haber hecho nada o de haberlo hecho todo mal.
Conor y Eleanor también se reconocen en los fracasos de sus
padres; entienden que no hay seguridades en la vida y que todo se puede
desmoronar en un segundo al mismo tiempo que en el segundo siguiente todo
vuelve a encajar, si no perfectamente sí al menos con la posibilidad de que la
rueda vuelva a girar. Aprender que, a veces, alejarse no es tan mala opción.
La acción se desarrolla en Nueva York y en esta película, la
ciudad también recupera su escala humana. La gente va a trabajar a pie o en bicicleta,
no es extraño que andando por la calle te encuentres a un amigo, el ruido del
tráfico no es atronador y nunca estás solo. Los colores acompañan también el
duelo de los protagonistas. En la primera película, El, el azul y los grises; en la segunda, tonos más cálidos para ella.
Dirección y Guión: Ned Benson
Música: Son Lux
Fotografía: Christopher Blauvelt
Intérpretes: Jessica Chastain, James McAvoy, William Hurt, Isabelle Hupert, Viola Davis
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