Pocos ejemplos debe haber en el cine español de películas
que traten la relación entre madres e hijas. Ahora mismo no se me ocurre
ninguna. Almodóvar recrea en su última peli, un melodrama de los clásicos, pero
ubicándolo en los años 1980 y sin lágrimas. Es muy importante que no haya
lágrimas porque todo tiene más intensidad. Los personajes han llegado a un
punto en que ya lo han llorado todo y sólo queda seguir adelante. Un melodrama seco
y muy equilibrado. Me gustaría que para la próxima película, filmase la misma historia
desde el punto de vista de la hija, Antía.
Julieta es una joven profesora de literatura clásica. En un
viaje en tren conoce a Xoan, un pescador que le cambia la vida. Para Julieta su
historia de amor es sublime, para una espectadora como yo es una historia
bastante simple. Julieta deja la luz del sur y emprende viaje hacia la
melancolía del norte. Amor, engaño, el nacimiento de una hija, Antía y la muerte.
Después de la muerte de Xoan, Julieta cae en una depresión durante
años en los que su hija tendrá que aprender a vivir sola. Y para ello, vuelve a
cambiar de ciudad: de la melancolía del norte a la luz de Madrid.
Pero incluso
con la nueva luz, Julieta tarda mucho tiempo en despertar. Xoan la abandona con
su muerte y Antía también la abandona y no sabemos por qué. El silencio en el
que Antía desaparece es la clave de la película. No podemos entender, al menos
yo no pude entender qué reproches tiene respecto a su madre, qué graves errores
ha cometido Julieta, para que Antía la abandone así.
Julieta son Adriana Ugarte y Emma Suárez; y Rossy de Palma interpreta
a Marian, la mujer severa e implacable contra las otras mujeres que desafían el
orden tradicional. Es inquietante como el ama de llaves de Rebeca. Es el coro de la tragedia griega que va anticipando la desdicha.
Las interpretaciones son impecables. Adriana Ugarte, la Julieta joven, todavía
no vive apagada por la tragedia pero ya puede intuirla; y Emma Suárez, la Julieta
madura, ha asumido su dolor y de ahí extraerá toda la fortaleza que necesita
para seguir viviendo.
Una película intensa, de color rojo pasión. Pasión por la
vida y por la maternidad. En los foros feministas se nota un cierto hartazgo,
por esa tendencia de los hombres a sublimar el sufrimiento de las mujeres y
convertirlo en algo bello y en algo bello que todas querríamos vivir. Puede que
sea así y que debiéramos ver esta película con unas “gafas violeta” para poder
criticar esa sublimación. Pero yo en este caso no puedo hacerlo. Me apasiona
demasiado esta película.
Creo que es la mejor película de Almodóvar de los últimos
años. Se nota el oficio del director buceando en el alma de esta mujer doble,
de esta Julieta abandonada quizá simplemente porque ella también abandonó. Y llega
hasta el dolor más profundo, posiblemente hasta donde otro director hubiese
resbalado y resultado ridículo; pero Almodóvar no. Sabe contenerse y no pasar
ese límite. Además la fotografía es impresionante; la luz cegadora del sur y la
melancolía gris del mar del norte; el bullicio de Madrid y el verde esperanza
del viaje del reencuentro. La música es conmovedora y los actores secundarios
perfectos.
Intérpretes: Emma Suárez, Adriana Ugarte, Inma Cuesta, Dario Grandinetti, Rossy de Palma.
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