************Prorrogada hasta el 25 de septiembre de 2016***********
La exposición del año, sin ninguna duda, y no me la podía perder. Así que a Madrid me fui a pasar el día y a pasar casi todo el día en el Museo del Prado. Aproveché para volver a ver algo de la Colección Permanente y otras exposiciones temporales que comentaré en otro post, pero el objetivo era la exposición sobre Jheronimus van Aken, el Bosco, conmemorativa del quinto centenario de su muerte. No me decepcionó. Y aunque estas macroexposiciones tienen tanto éxito entre el público, que puede dar miedo ir y encontrarse con una ciudad entera dentro del museo, el día que fui yo se podía visitar con mucha tranquilidad.
500 años hace que murió el Bosco, un pintor famoso en su
tiempo, un artista considerado, a pesar de que sus obras no fuesen fáciles de
entender, ni entonces ni ahora. Una fantasía desbordante y su originalidad
fueron factores determinantes para su éxito. También Felipe II fue
un gran admirador y coleccionó varias de sus obras en el Monasterio de El
Escorial que después pasaron al Prado. Actualmente el Museo del Prado tiene seis
pinturas del Bosco y varios dibujos, todos se exhiben en esta exposición. Pero lo
mejor de estas exposiciones, aunque en principio sean monográficas, es que
permiten acercarse a otros pintores menos conocidos.
El mercado de telas en 's-Hertogenbosch |
La primera pintura que vi en la sala fue Mercado de telas en ‘s-Hertogenbosch, de
pintor anónimo h.1530. Es la plaza del mercado de la ciudad donde vivió el
Bosco toda su vida en un día de comercio muy animado. He encontrado unas fotos
actuales de la ciudad (que en castellano se llama Bolduque), de su plaza del
mercado, casi con los mismos tenderetes, aunque ahora en lugar de telas se vendan otros
artículos. Hay cosas que nunca cambian o que cambian muy despacio.
El mercado hoy, aunque con camisetas |
Hay dos adoraciones de
los magos. La primera de 1475 pertenece al Metropolitan Museum de Nueva
York y la segunda es el Tríptico de 1494 del Museo del Prado. Son completamente
diferentes pero igualmente preciosas. En la primera la escena parece que se
desarrolla en un teatro, incluso unos ángeles sujetan unas telas que ejercen de
tejado del edificio medio derruido. La virgen está situada sobre un rico tejido
de oro y los magos ofrecen sus regalos al recién nacido. Al fondo se puede ver
un paisaje de los característicos del Bosco.
El Tríptico de la adoración del Prado es una
pintura más elaborada, más señorial. Fue encargada por un matrimonio de alta
burguesía que aparece retratado en los paneles laterales. Un detalle muy
gracioso en el panel de la izquierda es un anciano agachado que parece que está
lavando unas telas; es san José trajinando con pañales del niño. Destaca también
el detalle con que ha pintado las ofrendas para el niño, el manto de uno de los reyes y especialmente el
incienso del rey Baltasar rematado por un Ave Fénix como símbolo de la
resurrección de Cristo.
Otra de las pinturas que más me ha gustado ha sido el Tríptico de santa Wilgefortis, aunque no
ha estado muy claro nunca de qué santa se trataba. Lo que si estaba claro es que
se trataba del martirio de una joven por negarse a cumplir los deseos de su
padre. Ahora se cree que es Wilgefortis una joven holandesa de buena familia
cuyo padre quería casarla contra sus deseos. Así que Wilgefortis para intentar
escapar de ese matrimonio, pidió a Dios que le creciera la barba y en el cuadro
se puede apreciar una sutil sombra en su cara, aunque se cree que el Bosco
realmente la pintó con barba. Es una crucifixión y a los pies de la cruz hay un
hombre desmayado, quizá el padre de Wilgefortis arrepentido, aunque a pesar del dramatismo, la santa mantiene una actitud muy serena. En el panel
lateral izquierdo hay una escena de San Antonio Abad, con fondo oscuro y en la
parte superior una ciudad incendiada y en el panel derecho, dos personajes
quizá los donantes en un paisaje marino.
Comentar todas las obras sería imposible, pero al menos las
nombraré: San Cristóbal con el niño,
Tríptico de las tentaciones de san Antonio Abad, San Juan Evangelista en
Patmos, San Juan Bautista en meditación, Tríptico del carro de heno y, como no, El jardín de las delicias (que
comentaré en otro post).
Otros dos cuadros me llamaron mucho la atención, El concierto en el huevo y El
prestidigitador. Ambos atribuidos a un seguidor del Bosco. En el primero de
ellos un coro de cantantes y músicos poco agraciados que salen de un huevo roto
interpretan una canción mientras una mujer con gesto serio observa fijamente al
frente y lleva en la mano lo que parecería una batuta para dirigir el
concierto. En la parte baja del cuadro unos animales les acompañan tocando algo
parecido a una flauta y un laúd. Y el prestidigitador en realidad es un trilero
que distrae a los incautos mientras sus compinches les roban la bolsa.
En la exposición también hay dibujos. El nido del búho es excepcional por el detalle con el que está
hecho. No sólo el plumaje y el detalle de la corteza del árbol, sino también la
araña tejiendo su tela y el pájaro acechando para comérsela. Impresionante.
Además la exposición se completa con una videoinstalación que comentaré en otro post. Por supuesto, es sobre El jardín de las delicias. Este video no tiene nada que ver con la videoinstalación que he mencionado antes, pero es una animación sobre El jardín muy interesante, otra forma de verlo.
El Bosco
La exposición del V centenario
31 de mayo al 11 de septiembre
Museo Nacional del Prado
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