Poco antes del verano el Museo Diocesano de Zaragoza se ha
presentado como una nueva apuesta, una nueva forma de ver no sólo el patrimonio
religioso provincial de la Iglesia Católica, sino también de mostrar la
historia del propio edificio. También ha cambiado de nombre, desde ahora es el
Museo Alma Máter.
La apuesta resulta muy interesante. Yo recuerdo haber ido al
Museo Diocesano hace años y no recuerdo nada de lo que había allí. Ahora, es
diferente. Se presenta con muchas actividades para niños y familias, lo cual
está muy bien y además accesible para personas con discapacidad. Supongo que
habrán elegido para exhibir las piezas más destacadas; pero
también la disposición de las salas y el montaje es muy cuidado.
Se comienza con un audiovisual proyectado en la capilla de la
parte más antigua del edificio sobre la Venida de la Virgen del Pilar a
Zaragoza. No podía ser de otra manera. Es una sala pequeña con diferentes
tallas de la virgen. El tema de la siguiente sala es la propia evolución del
edificio: primero basílica romana y después palacio cristiano, comenzado en el siglo
XII, construido junto a la mezquita mayor de la ciudad.
San Valero o San Blas de Martín Bernat |
Después una selección de pinturas y esculturas. Son pinturas
de los santos y mártires más importantes para Zaragoza realizadas a partir del
siglo XV. Los pintores que destacan son Martín Bernat (gótico hispano-flamenco),
Tomás Giner y Antonio Bisquert que es ya un pintor barroco.
La liberación de San Pedro de la Cárcel. Goya |
Martín Bernat fue un importante pintor de retablos que colaboró
también con Bartolomé Bermejo. De los dos se conservan obras en el Museo del
Prado. En este museo, se puede disfrutar de la tabla San Valero o San Blas
entre San Vicente y San Lorenzo, todos con sus instrumentos de martirio y
también de otra pintura más pequeña que recuerda a las fantasías y locuras de El
Bosco, las Tentaciones de San Antonio Abad, donde el pobre santo sigue atormentado
por diablos y monstruos fantásticos que casi le impiden caminar.
Tentaciones de San Antonio Abad de Martín Bernat |
Tomás Giner también es un pintor hispano-flamenco pero más
naturalista. Llegó a ser pintor de Fernando el Católico. Una muestra de su
pintura es la table de San Martín de Tours y Santa Tecla, menos solemnes que las obras de Martín
Bernat, pero también muy delicadas.
San Martín de Tours y Santa Tecla de Tomás Giner |
Después hay otras salas dedicadas a capiteles de las iglesias románicas de
Zaragoza, la mayoría de ellas desaparecidas; también un cuadro de Goya la Liberación de San Pedro
de la cárcel 765-1766) que pertenece al Real Seminario de San Carlos.
Algunos calvarios tallados en madera y también un precioso techo mudéjar; báculos y dalmáticas, custodias y otras muestras de orfebrería que no me
han resultado especialmente interesantes.
San Martín de Tours y Santa Tecla. Detalle |
Mi pieza favorita ha sido una talla de madera conocida como Nuestra
Señora de Zaragoza la Vieja. Un ejemplo de virgen trono que sostiene a su hijo
con el gesto clásico de bendecir a todo el que la vea. A pesar de la rigidez de
su postura, los pliegues de la ropa y del velo le dan un aspecto más maternal y
sus grandes ojos oscuros una gran expresividad. Creo recordar que es de finales
del siglo XIII y estaba en una ermita de El Burgo de Ebro.
Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja |
Ahora además se pueden contemplar dos exposiciones
temporales: El legado artístico del Real Seminario de San Carlos de Zaragoza y
La mirada del pintor de Natalio Bayo. En la primera destaca un manuscrito de
los Sonetos y Canciones de Petrarca fechado entre 1475-1500 y un Niño Jesús de
Pasión de autor desconocido de principios del siglo XVII. El Manuscrito de Petrarca formaba
parte de la colección reunida por Manuel de Roda, aragonés que llegó a ser ministro
de Carlos III y que en su testamento se preocupó de que su biblioteca no se
perdiese, legándola a los jesuitas de Zaragoza. Una biblioteca es lo único que
merece la pena dejarse en herencia. Estas exposiciones temporales están hasta el
11 de septiembre. No conviene perdérselas.
Museo Alma Máter
Paseo Echegaray y Caballero 102
Zaragoza
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