lunes, 3 de abril de 2017

Concierto: La flauta mágica y el Réquiem de Mozart (2017)

Una selección de La flauta mágica y el famoso Réquiem en re menor KV 626 son las dos obras de Mozart elegidas para el penúltimo concierto del 37 Ciclo de Introducción a la música, Conciertos para una mañana de domingo del Auditorio de Zaragoza. Fueron interpretadas por la Orquesta Reino de Aragón y la Federación Aragonesa de Coros. Mi cultura musical no es muy buena. Me acerco a la música clásica por impulsos de lo que más me gusta, dentro de lo más conocido, y también utilizo mi curiosidad como brújula. Estas dos obras siempre han sido controvertidas y muy significativas dentro de la producción del autor. Ambas fueron compuestas en 1791, poco antes de la muerte de Mozart. 


El simbolismo de La flauta mágica se ha interpretado de diferentes maneras. Como un simple cuento de hadas, donde los amantes tienen que superar pruebas para ver realizado su amor o como un cuento masónico, iniciático, de perfección y de liberación del conocimiento de las garras oscuras de la ignorancia. En cualquiera de los dos casos, la música es lo que permanece y seguirá siendo excepcional aunque se encuentre una tercera interpretación.



Tamino es atacado por una serpiente en el bosque; las tres damas le salvan pero es Papageno, un ser extraño mitad humano mitad pájaro, quien se adjudica el mérito y por ello es castigado. La reina de la noche tiene una hija, Pamina, secuestrada por el sacerdote del sol Sarastro. La reina de la noche quiere proteger a su hija, pero Sarastro considera que ella es una mala influencia para la joven. Parece una lucha entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, aunque Sarastro al principio pueda parecer el malo, al final parece ser el portador de la luz.

Producción de La Flauta Mágica en el Teatro Real de Madrid, 2016
La reina encarga a Tamino que libere a su hija Pamina, con la ayuda de Papageno. Así Tamino y Papageno tendrán que superar las pruebas que Sarastro ha preparado para ellos. Pero Papageno encontrará el amor y abandonará a Tamino y su búsqueda del conocimiento por Papagena. Además Pamina sufrirá un intento de violación por parte de Monostatos que tampoco es enteramente humano. Aunque la intervención de su madre, la reina de la noche, impide la violación, al final será la reina la que se una a Monostatos; al fin y al cabo los dos son seres oscuros.

Adaptación de La Flauta Mágica por Kenneth Branagh, 2006
Cuando Pamina y Tamino consigan ingresar en la orden de los sabios, Sarastro desaparecerá porque su misión ya se ha cumplido. Todo un culebrón, ¿no? Pero con la música de Mozart todo es mucho mejor. Os dejo el aria de Sarastro, In diesen heil’gen Hallen, que debe ser interpretada con la complejidad que requiere este personaje. Y para quien quiera iniciarse en la ópera os recomiendo el programa This is opera, creado y dirigido por Ramón Gener, que la 2 de RTVE emitió hace unos meses y que todavía puede verse en RTVE a la carta.


La segunda pieza fue el Réquiem que Mozart dejó incompleto y con instrucciones, parece que bastante detalladas para que su discípulo Süssmayr lo terminase; aunque también intervinieron otros músicos, pero en menor medida y por encargo de la viuda de Mozart. No creo que se pueda saber nunca si la proximidad de la muerte intensificó los sentimientos de Mozart y su capacidad creativa o fue la búsqueda de esa perfección, y la preocupación por sus problemas económicos, lo que precipitó su muerte. Parece que los artistas sienten y padecen con mucha más intensidad que los demás o por lo menos eso queda de su leyenda.

Mozart componiendo junto a Constanza
Hoy consideramos a Mozart un artista genial, pero en su época simplemente era un artesano (muy cualificado, sin duda) que componía por encargo y por dinero. Esta puede ser la razón de que no quedase suficientemente documentada la intervención de otros músicos en la finalización de esta obra. Si hubiese quedado inacabada, probablemente la viuda, Constanza hubiera tenido que devolver el dinero adelantado para su consecución y es posible que ese dinero ya se hubiese gastado. Esa era la situación de los artistas, y de sus viudas, en el siglo XVIII.


Indudablemente el resultado es grandioso. Pero no sé si todavía lo es más por el hecho de tratarse de una misa y además de una misa de réquiem. La espiritualidad que desprende, para creyentes y no creyentes, está relacionada con la agonía y muerte del propio compositor que nos recuerda que todos estamos de paso.



De la interpretación del Réquiem sí que he encontrado vídeo. Más información sobre éste y el resto de conciertos en el blog del Auditorio de Zaragoza: https://blogauditoriozaragoza.com/2017/03/13/el-ultimo-gran-ano-de-mozart/

Para no terminar con la tristeza de la muerte y, teniendo en cuenta que el concierto fue en una mañana de domingo y que las mañanas de domingo siempre deben ser felices, os dejo un vídeo de Florence Foster Jenkins destrozando a Mozart. Florence era una apasionada de la ópera sin ningún talento musical y con el suficiente dinero para poder financiarse sus conciertos y sus grabaciones en los años 1930. Recientemente se ha estrenado una película biográfica sobre esta excéntrica señora interpretada por Meryl Streep. 


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