lunes, 19 de junio de 2017

Camino de Santiago, Vía aragonesa. Segunda etapa: Jaca-Atarés.

Esta segunda etapa del Camino de Santiago ha sido un poco peculiar. Y es que, debido a la carrera ciclista Quebrantahuesos, las carreteras estuvieron cortadas y tuvimos que modificar el itinerario a recorrer. En principio estaba previsto empezar en Castiello de Jaca y terminar en Atarés, después de pasar un par de horas en Jaca haciendo una visita guiada. Pero, al final, los organizadores decidieron hacer únicamente el trayecto Atarés-Jaca. Sí, Atarés-Jaca, en sentido contrario al Camino de Santiago. Fue una etapa bastante más corta que la primera. Y, menos mal, porque el calor era insoportable. Apenas tuve ánimos para ir fotografiando durante la caminata.


Parte del problema, para mí, fue que comenzamos a andar muy tarde. Salimos de Zaragoza a las 7.00 de la mañana, pero como tuvimos que dar un rodeo por la dichosa carrera, no comenzamos a caminar hasta las 11.00. Para hacer el Camino de Santiago no se puede salir tan tarde. Además con esta primavera que estamos teniendo (que más parece verano) y que casi toda la etapa fue subiendo y sin una puñetera sombra, se me hizo costosa. Mucho calor y un sol que acuchillaba fueron los compañeros durante todo el camino. Pero, el camino es así.


Atarés es una pedanía de Jaca. A 840 metros de altitud, ahora tiene unos 40 habitantes. En el siglo XIII, Jaime I lo convirtió en un señorío y después Felipe IV en 1625, en condado. Hoy todavía hay un conde. Pero a mí me interesaron más otras cosas de Atarés. Por ejemplo la iglesia de San Julián, del siglo XVI, edificada sobre otra románica. Recientemente se encontró la cabeza de Nuestra Señora de Atarés, una talla románica en muy mal estado. Destaca también en la iglesia el retablo barroco dedicado a San Julián Armado.

La talla de la virgen de Atarés.
Un santo muy peculiar y machista (claro, como todos). Es muy extraño que un santo se represente con una escopeta. Siempre se ha dicho aquello de que le queda peor que a un santo dos pistolas, pero por lo visto San Julián es la excepción. Lo peculiar del caso es que se supone que San Julián no lleva su arma para atacar o matar sino para honrar a las mujeres que entran puras en la iglesia y… hasta ahora nunca ha disparado. Eso debe querer decir que todas las mujeres que hemos entrado en su iglesia somos impuras, pues, mejor para nosotras, ¿no?

San Julián armado.
Puestos a seguir difundiendo leyendas me interesa más la de la serpiente monstruosa que vivía en la Peña Oroel. Se dice que hipnotizaba a los hombres con su mirada y después los devoraba. Ignoro si debemos entender por “hombres” a los varones únicamente (aunque imagino que sí), con lo cual sería también una leyenda un poco machista (¡otra vez!): una serpiente mujer, hipnotizando y devorando varones. Lo triste de la historia/leyenda es que la serpiente debía ser letal para los hombres pero no muy inteligente porque mirándose en un arroyo se hipnotizó a sí misma y murió.

Peña Oroel, donde estaba la serpiente monstruosa
Después de la visita a la iglesia comenzamos a caminar. Subiendo y subiendo sin parar. Al principio muy desprotegidos, sin encontrar ninguna sombra. Pero, después, llegamos a un bosque y el camino se hizo más agradable. Entre los árboles se veía ya Jaca, nuestro punto de destino. Aunque todavía nos quedaba más de una hora para llegar. Salimos del bosque y volvimos al sol inclemente. Además como ya estábamos en Jaca, tuvimos que andar un buen trecho por asfalto. Comimos en Jaca y descansamos un poco, antes de empezar la visita guiada.

El bosque y un poco de frescor
Jaca fue la primera capital del reino de Aragón, allá por el siglo XI y está muy orgullosa de ello y de su gran rey, Sancho Ramírez. Además, Jaca siempre fue tierra de frontera y por ello plaza militar. En tiempo de Sancho Ramírez se trataba de reconquistar tierras a los musulmanes, lo que generó algunas escaramuzas con al-Muqtadir rey de la taifa saraqustí. Fue un rey muy avanzado para su época. Se ofreció como vasallo del papa, tanto para consolidar su pequeño reino como para obtener su protección.
Se intuye Jaca
Como vasallaje, permitió la introducción del rito romano en la liturgia cristiana que terminó sustituyendo al rito mozárabe, propio de la península desde el siglo VI. En la Parroquia de Santa Engracia de Zaragoza ha subsistido la celebración de la misa por el rito hispano-mozárabe el 18 de diciembre y también para la conmemoración de los Innumerables Mártires (creo que es el 16 de abril).

La catedral. Entre las ventanas, un reloj de sol
A partir de la sustitución del rito mozárabe por el romano, comenzó a esculpirse el crismón trinitario que puede verse en la entrada principal de la Catedral. Se le llama trinitario porque introduce el símbolo del Espíritu Santo, en la rueda que representa a la eternidad, junto con los del Padre y del Hijo. Este crismón, además, está decorado con margaritas como símbolo del jardín del edén. Es precioso. Está flanqueado por dos leones. Uno de ellos protege a un hombre caído a sus pies porque el león sabe perdonar al caído y Cristo a quien le implora. El otro león tiene una expresión más fiera y parece estar luchando contra un oso y un basilisco porque el poderoso león aplasta al imperio de la muerte.
Tímpano con crismón trinitario
En el dintel del tímpano hay otra inscripción que dice Si quieres vivir, tú que estás sometido a la ley de la muerte, ven aquí suplicante, renunciando a los alimentos envenenados. Purifica de vicios tu corazón para que no perezcas de una segunda muerte. Esta exaltación de la penitencia está expresada también en los capitales y en el hecho de que la Magna Porta se sitúa al final de un pórtico, un camino penitencial, que invitaba al arrepentimiento público. A la izquierda se situaba una pila con agua bendita y los jacetanos mantuvieron la costumbre de coger agua y pasar después la mano por una de las columnas que se ve visiblemente desgastada.


Hay también otra portada para entrar a la catedral y que se sitúa mucho más cerca de donde se instalaban los mercaderes. Es posible que por esto se labrase en la piedra la vara jaquesa, unidad de medida medieval correspondiente aproximadamente a unos 77 cm.

La vara jaquesa
La catedral, a pesar de algunas modificaciones y ampliaciones, mantiene con bastante pureza su espíritu románico. La capilla de la virgen del Pilar está situada en uno de los ábsides que no ha sufrido ninguna modificación. Se abrieron posteriormente otras capillas y entre ellas, la más lujosa perteneciente a la familia Lasala, con una impresionante portada renacentista. La última reforma más importante fue en el año 1919 cuando se trasladó el órgano y el coro al altar mayor. Las pinturas son de Fray Manuel Bayeu, cuñado de Goya y se comenzaron en 1792.


Después de varios incendios que destruyeron la techumbre de madera, se construyó una bóveda principal gótica pero subsiste sobre el crucero una bóveda octogonal románica sobre trompas. Del museo diocesano vimos apenas dos salas de pintura románica. Las salas de Ruesta y de Bagües que yo había visto ya unos meses antes. Para información sobre el resto del museo, aquí está el post: Museo Diocesano de Jaca.

Serafín 
Lo que no había visto nunca es el sepulcro de doña Sancha. Hija, hermana y tía de reyes y que también gestionó el obispado de Pamplona mientras estuvo vacante, frenando las pretensiones de su otro hermano García, obispo de Jaca. Parece que este hecho inusual se debió a que García era un poco reticente a aceptar el rito romano frente al mozárabe y el vasallaje de Aragón respecto al Papa. Sancha fue la mujer más poderosa de su tiempo. Era hija de Ramiro I y de Gisberga (bautizada después como Ermesinda, un nombre mucho más bonito). Se casó con el conde de Urgel, Ermengol III, para asegurar la frontera este del reino de Aragón. Viuda desde los 20 años, decidió regresar a la corte de su hermano Sancho Ramírez para ocuparse de la educación de sus sobrinos, especialmente de quien llegaría a ser Pedro I.


Frontal y posterior del sarcófago de doña Sancha
Su sarcófago está en el convento de las benedictinas de Jaca. Es una joya muy bien conservada.  En la parte frontal, a la derecha se representa a doña Sancha, acompañada de sus hermanas Urraca y Teresa. Doña Sancha está sentada en una silla de tijera, en el centro, como corresponde a su mayor dignidad. Las tres llevan un trenzado esculpido con gran detalle. En la parte central el alma de doña Sancha asciende al cielo. A la izquierda, el cortejo fúnebre presidido por el obispo. En la parte posterior, dos hombres a caballo y uno luchando con un león. Se cree que los dos caballeros representan la lucha de la cristiandad contra el Islam. Uno lleva en su escudo una cruz y el otro una medialuna en la ropa. 

Laterales


En el lateral derecho, volvemos a encontrar un crismón trinitario aunque más sencillo que el de la catedral; y en el izquierdo, dos grifos que representarían la doble naturaleza de Cristo. Es una lástima que no permitieran hacer fotos, pero he encontrado unas preciosas en esta página: El viaje de la libélula

El Ayuntamiento
Terminamos con la visita a la torre del reloj, también utilizada como cárcel donde nos estaba esperando esta escultura de Ramiro I, y al ayuntamiento edificio construido entre los siglos XV y XVI, muestra del plateresco aragonés.

Torre del reloj
Segunda etapa concluida y después de olvidarme de todo el calor y del sol insoportable todavía me quedan ganas de continuar. La próxima el 8 de julio (no quiero pensar en el calor que hará). Atarés-San Juan de la Peña, unos 10 km.

Ramiro I

Recomendaciones para la siguiente etapa:
  • Me llevé demasiada comida (otra vez)
  • La protección solar 50 no es suficiente. Además llevaba tanta protección solar en la cara que cuando empecé a sudar se me irritaron los ojos, ¡ay!
  • Fue un acierto llevarme sandalias para la visita a Jaca.
  • Intentaré en la próxima etapa no escribir un post tan largo, pero la verdad es que Jaca, merece mucha atención y el sarcófago de doña Sancha también. 


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