jueves, 14 de noviembre de 2019

Cine: Downton Abbey de Michael Engler (2019)


Soy muy mala espectadora de televisión y especialmente de las series de televisión. Si tienen más de dos temporadas, ya me aburren. Si tienen más de ocho capítulos, bufffff. Si duran más de 50 minutos… En fin, que soy un desastre para los creativos de la televisión.


En su momento vi las dos primeras temporadas de Downton Abbey y empecé a verla sobre todo porque aparecía en ella la excepcional Maggie Smith. Nunca me ha parecido una maravilla de serie, pero no estaba mal. La verdad es que la época en la que está situada me gusta mucho y el vestuario, la ambientación y sus modales tan distinguidos son un puntazo, pero las tramas siempre me han parecido excesivamente sencillas y dignas de un culebrón venezolano. Eso sí, realizado con mucho, mucho, mucho dinero.


No me gusta cuando guionistas y directores me empiezan a marear con tragedias y amoríos y me llevan rebotando de uno a otro como si yo fuera una bola de billar. Entiendo que cuando se elige escribir una serie de este tipo, yo lo llamo de tipo burbuja, donde apenas hay influencia del exterior, la única posibilidad que queda es jugar con las relaciones entre los personajes en ese espacio cerrado.  Criados y señores sufren todo de todo en grado máximo pero, en el último momento, siempre encuentran la salvación: crímenes, enfermedades incurables, violaciones, muertes, robos, secretos inconfesables y todo lo demás que al final me agota.


Aun así, sin muchas expectativas, he ido a ver la película para disfrutar de un té con Maggie Smith. No desmerece en nada a la serie, sin embargo, los guionistas podían haberse currado un guion un poco más sólido y original. Parece que han tenido que, por obligación, contar con todos los personajes de manera que algunos de ellos apenas tienen dos líneas de guion. Se entremezclan las tramas, aunque algunas podían desaparecer tranquilamente y no pasaría nada, y todos tan contentos: amores que van y vienen, hijos secretos, una mínima intriga política, confidencias; un poco de ridículo por aquí y mucho amor por allá entre criados y señores, poca cosa más. Hasta una tarde de té con pastas y batamanta resultaría mucho más picante.


Destaca un trío de damas -o de brujas, depende de cómo lo mires- siendo, sin duda, lo mejor de la película. La condesa viuda de Grantham (Maggie Smith) tiene una cuenta pendiente con su prima, Lady Bagshaw (Imelda Stauton), dama de compañía de la reina. En medio de la refriega, que sin duda se producirá, se coloca como siempre otra excepcional actriz, Penelope Wilton, encargada de atemperar el mal carácter de la condesa viuda. En la serie, también se ocupaba de dar el punto de vista de la burguesía acomodada pero trabajadora; cualidades que no perdió, cuando por matrimonio, fue ascendida a la condición de Lady Merton. Después de unos picotazos con cinismo muy británico, arañazos dialécticos y algún que otro pellizco muy fino y elegante, las cosas volverán a fluir entre las dos enfrentadas. Pero dando, en todo momento, un recital de interpretación y buen hacer.


Queda también un poquito de espacio para la serena y pragmática despedida entre abuela y nieta. La enfermedad y la vejez hacen que Violet le pase el testigo a Mary, la única que puede sustituirla porque es la única con la fortaleza suficiente para defender los derechos del heredero de los Grantham.


Esta vez, me ha parecido especialmente desagradable la devoción, dedicación y servilismo con que los criados se han empecinado en servir a los reyes y a los señores de la casa. Pero las cosas son así en el universo Downton Abbey. Yo, por si acaso, me quedo con todos los vestidos de Lady Mary Crawley y con la lengua afilada que, sin duda, heredará de su abuela Lady Violet Crawley, condesa viuda de Grantham.



Dirección: Michael Engler
Guion: Julian Fellowes
Música: John Lunn
Fotografía: Ben Smithard
Intérpretes: Hugh Bonneville, Michelle Dockery, Maggie Smith, Imelda Staunton, Elizabeth McGovern, Penelope Wilton.



Y... el vestuario de Lady Mary. ¡Esos guantes! 
Oh, my god!



























No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, deja tu comentario