lunes, 18 de noviembre de 2019

Cine: El asesino de los Caprichos (2019) de Gerardo Herrero


Las novelas y el cine policíacos tienen dos funciones principales. Por una parte, o son una crítica costumbrista de la sociedad y sus cloacas o se embarcan en la deriva emocional de sus personajes. Lo malo es que, últimamente, las derivas emocionales de los personajes anegan la trama policial que queda como un simple residuo, un paisaje donde los personajes pasean sus frustraciones. No es que esté bien o mal, es que desvirtúa un poco la función de la trama policial. Para mí, todos esos naufragios emocionales deberían estar en un segundo plano.


La pareja policial de la película responde al clásico de poli bueno-poli malo. El poli bueno, el contrapunto de la inspectora Carmen Cobo (Maribel Verdú), es Eva González (Aura Garrido que repite un papel muy parecido en El silencio de la ciudad blanca). Es más joven, equilibrada, con una vida emocional estable, una pareja y dos hijos y todavía algo de inocencia. Todo esto no la hace más ineficaz todo lo contrario. Al final será la que desentrañe los misteriosos asesinatos.


La película resulta entretenida. Sin embargo, si se hubieran potenciado las razones de los asesinatos se hubiera abierto una ventana muy interesante sobre el comercio ilegal de obras de arte o sobre los privilegios, que nunca perderán, de las clases altas. Por una vez, el asesino psicópata no se ceba con indefensas mujeres de clase baja que trabajan la calle y eso debería haber bastado para relacionar la espectacular y sofisticada puesta en escena de los crímenes, reproduciendo los Caprichos de Goya, con un móvil mucho más crematístico.


De todas maneras, lo primero que pensé al terminar de ver esta película es que a la guionista, a mitad de la escritura del guion, le habían dicho que los policías protagonistas iban a ser dos mujeres, en lugar de dos hombres. Visto así, se adaptó el guion que ya tenía escrito y se incluyó una trama de embarazo no deseado para darle un mayor dramatismo.


Supongo que no habrá sido así, pero lo parece. Si por algo destaca el personaje interpretado por Maribel Verdú es por su masculinidad. Y es que no es que resulte ser un sagaz investigador curtido en mil batallas sino que es la que más bebe, la que más fuma, la que más folla, la que más jura, la más borde, la que no tiene vida aparte del trabajo, etc. etc. etc. Todo un cliché de hombre brutalmente palurdo y analfabeto emocional.


Yo me niego a creer que existan mujeres así y si existen, ojalá que sean pocas porque para repetir roles absurdos de hombres desbordados por su masculinidad mal entendida ya están los hombres. Me niego a creer que después de una jornada laboral en las cloacas, una mujer sólo pueda abrir una botella de vino blanco, caliente y barato, que acaba de comprar en el súper y ponerse a ver fotos de un amante intermitente que ahora viene y ahora se va. Espero que una mujer, sobre todo si tiene más de 45 años, sepa gestionar bien su vida emocional y buscarse amantes más satisfactorios y una buena copa de vino blanco. Fresquito.


Dirección: Gerardo Herrero
Guion: Ángela Armero
Música: Vanessa Garde
Fotografía: David Omedes
Intérpretes: Maribel Verdú, Aura Garrido, Daniel Grao, Antonio Velázquez, Roberto Álamo.

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