Será cosa de la edad (de la mía, claro), pero cada vez me
cuesta más conectar con el cine de pasiones amorosas desmedidas. No es que me
aburra es que me cansa. Esto es lo que me ha pasado con esta película. Una
película precedida de críticas muy favorables, pero que a mí no me dice mucho.
Para mí, como casi siempre, le sobran más de 30 minutos de
metraje, casi 45. Como la película no tiene apoyo musical resulta ser muy
árida; la fotografía es francamente mejorable. Teniendo en cuenta que uno de
sus puntos principales es la realización de un retrato deberían haber cuidado
un poco más la ambientación, las luces y las sombras. Las interpretaciones de
las tres actrices principales son, al mismo tiempo, contenidas y fascinantes
aunque a veces los diálogos son un poco de besugo. El conjunto de la película
resulta frío; incluso, las escenas eróticas aportan poco a la trama.
La película está ambientada en 1770, en un caserón habitado
por tres mujeres: madre, hija y una joven criada. La hija vivía en un convento
pero su madre decide sacarla de él y casarla para asegurar la vejez de ambas.
Esta hija, Héloise, debe ocupar el lugar de su hermana mayor que no sabemos por
qué razón se ha suicidado.
Héloise no está muy conforme con este matrimonio impuesto,
pero mirando las cosas fríamente tampoco tendría otra salida. No puede gestionar
un negocio, no puede estudiar, no puede ejercer un oficio. Vive en un caserón
aislado, sin recibir visitas ni noticias del mundo. Su madre está deseando
abandonar esa isla, donde ha vivido desde su matrimonio, y volver a Milán. A la
gran ciudad, a las veladas cultas, a las funciones de teatro, a las óperas que
ella conoció de niña, adolescente y joven y que su hija no.
Para poder encontrar un buen candidato al matrimonio, la
joven casadera debe de tener un retrato que le favorezca. Y para ello la madre,
contrata a Marianne una joven pintora, hija de quien le hizo su propio retrato
de novia. Es así como los hombres de cierta clase elegían esposa, a través de
retratos donde se plasmase la belleza de la joven, un claro indicativo de su
salud y de su capacidad para tener hijos. Ante esta imposición la única
rebeldía que puede permitirse la joven es no posar para el retrato. Eso hace
que parezca enigmática para Marianne y que las dos sucumban a un amor pasional
y romántico que no tendrá futuro.
Sí que me ha gustado de la película la relación que
mantienen Héloise y Marianne con la joven criada embarazada y que trata de
abortar. Y con las otras mujeres del pueblo la única vez que se ven. Una
sororidad mágica para mujeres que, aun en circunstancias muy desfavorables,
ejercen su libertad de pensamiento y su libertad de amar.
Dirección y Guion: Céline Sciamma
Música: Para Onea, Arthur Simonini
Intérpretes: Adèle Haenel, Noémie Merlant, Luána Bajrami, Valeria Golino, Cécile Morel.
Sí que me ha gustado de la película la relación que mantienen Héloise y Marianne con la joven criada embarazada y que trata de abortar. Y con las otras mujeres del pueblo la única vez que se ven. Tengo la versión original en mi página web
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