Y llegó la tercera y el apoteósico final. Un final un poco
ñoño; todo hay que decirlo. Lleno de miraditas, sonrisitas, reverencias,
parabienes y demás zarandajas. Un final que recuerda al de El retorno del jedi. Monumental, épico, solemne y ñoño.
Después de haber luchado mucho; eso, también es verdad. Sauron
sigue con su propósito de destrozar el mundo de los hombres e implantar una
nueva era. Para ello, los orcos atacan con saña Minas Tirith y la Comunidad del
anilla (excepto Frodo y Sam) se reúne de nuevo para repeler el ataque. Les
ayudará el mermado ejército de los rohirrim,
con los pocos que quedan de Gondor y otro ejército de espectros que habían
jurado fidelidad al rey, pero en el último momento le traicionaron. Ahora
tendrán una oportunidad para redimirse.
Por otra parte, Frodo y Sam siguen su fatigoso viaje. Sin
fuerzas, sin comida, casi sin esperanza y con Gollum al acecho. Sam sigue sin
confiar en él y hace muy bien. Frodo se deja llevar por el agotamiento o por su
excesivamente bondadosa personalidad y todavía le cree. Al principio de la
película conoceremos la historia completa de Gollum y veremos con nuestros
propios ojos que Smeagol no encontró el anillo y que el anillo no le corrompió.
Más bien, fue su codicia la que le llevó a asesinar a su amigo y robarle el
anillo que había encontrado.
A partir de ahí asistiremos a la pérdida de su condición de
hobbit, a la degradación más absoluta. Condenado por su comunidad al ostracismo
Smeagol/Gollum terminará en el bosque, cerca de un río, abandonado por todos y
desgarrando con sus horrendas fauces la carne de los peces vivos. Gollum al
final recuperará su anillo y sucumbirá con él, pero antes se encargará de
sembrar la discordia entre Frodo y su fiel Sam.
Eowyn la doncella guerra le confesará su amor a Aragorn y
éste le confesará su indiferencia. Pero ella sabrá sobreponerse para asumir su
deber como lideresa política y militar de su pueblo. En la batalla no dudará en
atacar al señor de los Nazgul, el hechicero de Angmar que presumía de que
ningún hombre podría matarlo. No tuvo en cuenta que se enfrentaban a él un
hobbit y una mujer. Un pardillo engreído que pagará su estupidez con la muerte.
Eowyn y Faramir cuidarán uno de otro y cerrarán sus heridas para llevar una
vida larga y próspera.
También Aragorn asumirá su destino como rey de Gondor y
recibirá la visita de Arwen, la que eligió un destino mortal a su lado. Los
hobbits regresaran a la Comarca pero su readaptación no será tan fácil. Sam se
casará con Rosie y tendrá bonitos hijos, pero en su corazón siempre echará de
menos a Frodo. Merry y Pippin serán la pareja gay del año.
Pero Frodo, una vez
terminada la crónica de su viaje deberá acompañar al anciano Bilbo a quien los
elfos le han concedido la gracia de acompañarles en su viaje. En el último
momento Frodo preferirá irse con los elfos puesto que en la Comarca ya no habrá
sitio para él.
Gandalf nos da a todos una lección sobre qué es la vida y qué es la muerte. La muerte no es el final.
Así termina la historia del anillo forjado para someterlos a
todos en las tinieblas. Así, como siempre, la luz derrota a la oscuridad hasta
que se plantee la próxima batalla.
Aquí, La comunidad del anillo. Y aquí, Las dos torres
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