lunes, 16 de diciembre de 2019

Cine: La comunidad del anillo. El señor de los anillos I de Peter Jackson (2001)

Viendo, otra vez la adaptación al cine de la trilogía de El señor de los anillos, me reafirmo en mi opinión de qué poco les interesa a los hombres la vida de las mujeres corrientes. En esta primera entrega, La comunidad del anillo, ni en el resto tampoco, apenas hay personajes femeninos. Y los que hay responden al arquetipo de la dama de las novelas de caballería o de la virgen María para la religión católica. La trilogía de El señor de los anillos está compuesta por La comunidad del anillo, Las dos torres y El retorno del rey.


Una dama poderosa, mágica e inalcanzable para los mortales, es decir, no humana. Por no haber, no hay ni una mala malísima al estilo de maléfica. Bueno sí, hay una araña, She-Spider pero no en esta entrega. Es posible que esto fuese un reflejo de la infancia del autor, su madre se había convertido al catolicismo y así educó a sus hijos. Pero tras su muerte prematura los niños huérfanos fueron criados por un sacerdote y sobresalieron por ser devotos católicos en una sociedad mayoritariamente anglicana.


Los personajes a los que me refiero son Galadriel, interpretada por Cate Blanchett, y Arwen, elfas de los bosques, que pertenecen a familias importantes. Galadriel es, además, portadora de Nenya, el anillo de Adamant, uno de los anillos entregados a los señores elfos. Llamado también el anillo de agua, hecho de mithrill y adornado con un diamante, Galadriel lo utilizó para proteger Lothlórien. Y sabe lo que conlleva esa responsabilidad; Galadriel sabe que el fin de la Tercera Edad está próximo y que nuevamente será expulsada del paraíso. Galadriel es una elfa poderosa y sabia y también forma parte del Concilio Blanco pero esa es otra historia.


Como dama que se precie, ella es la encargada de darle a cada miembro de la Comunidad algo que le proteja y le guíe en este combate contra el Mal. Una daga bien forjada, una piedra mágica, una capa que sirva de abrigo. Pero Gimli, el enano, no quiere nada de eso. Sólo le pide un cabello de su melena dorada, brillante como los Dos Árboles de los Eldar, que él guardará celosamente en un colgante de cristal para siempre, para cuando se reencuentren.


Arwen es la hermosa nieta de la Dama Galadriel y vive en Rivendel. Ha decidido renunciar al privilegio de su inmortalidad por amor a Aragorn, descendiente de los reyes de Arathorn que vive atormentado por las dudas y por su destino de héroe trágico. Arwen es llamada también Undómiel, “estrella de la tarde”. En esta entrega es la encargada de salvar a Frodo del ataque de los Nazgûl, los no muertos. Los nueve jinetes espectrales sirvientes de Sauron. Arwen tiene que cabalgar con Frodo herido y conjurar al rio para que la proteja, con lo cual demuestra que es una gran amazona. Arwen y Aragorn se aman y juntos reinarán hasta su muerte, pero esa es otra historia.

Poca relevancia de las mujeres en esta primera entrega; son mujeres muy poderosas pero están fuera del mundo de los hombres. Sólo dos personajes sobresalen y no, exclusivamente, por méritos propios sino por pertenecer a un linaje mágico. Lo malo de esto es que en las subsiguientes entregas este asunto no va a mejorar; lo bueno de esta película es todo. La verdad es que ha envejecido muy bien y no hay que perderse ninguna entrega de la trilogía.












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