lunes, 19 de octubre de 2015

Narrativa: Intxaurrondo. La sombra del nogal de Ion Arretxe (2015)

Ya he comentado otras veces que creo que no se escriben suficientes libros ni se hacen suficientes películas que nos puedan ayudar a entender el fenómeno del terrorismo. Intxaurrondo. La sombra del nogal es una aportación esencial por lo que dice y sobre todo por como lo dice. Profundidad, sensibilidad, cordura y dolor. Ion Arretxe es guionista, dibujante y escritor. También ha trabajado de Director de Arte en cine y ha dirigido algunos cortos.

En 1985, con apenas 20 años y siendo un estudiante, Arretxe fue detenido por la Guardia Civil y trasladado al cuartel de Intxaurrondo donde estaba destinado el exCoronel Rodríguez Galindo, más tarde condenado por su pertenencia al GAL. A Arretxe se le acusaba de pertenecer a un comando etarra, así que se le aplicó la Ley Antiterrorista, quedando incomunicado, sin asistencia letrada ni judicial y sometido a torturas. En esa misma redada se detuvo también a Mikel Zabalza, joven navarro que posteriormente aparecería ahogado en un río sin que, después de 29 años, se hayan esclarecido totalmente las circunstancias de su muerte. Arretxe tuvo más suerte y salió vivo de esa experiencia pero, aunque nunca la había ocultado (a su entorno más próximo especialmente), hasta ahora no había encontrado el tono justo para poder escribirla y exponerla al público.

Eran los años de plomo y del plan ZEN en Euskadi. ETA se había propuesto hostigar a una joven democracia que todavía no estaba consolidada y el gobierno socialista, cedía a la presión de la derecha más rancia. El plan Zona Especial Norte (ZEN) fue diseñado por Barrionuevo, entonces ministro de Interior, como plan de lucha contraterrorista que abarcaba todas las dimensiones del conflicto: social, política, legal y policial. En la práctica, terminó siendo un instrumento fundamentalmente represivo contra los militantes de ETA y también contra todo aquel que llevase el pelo largo y pantalones vaqueros y fumase porros y alborotase, es decir, en los años 1980 todos los jóvenes de Euskadi (o de Murcia o de Huesca también). Pero además fue el caldo de cultivo ideal para el nacimiento de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) y el terrorismo de estado; sin dejar de mencionar toda aquella cutrez de Roldán y sus calzoncillos y sus putas robando el dinero destinado a la seguridad de los guardias civiles.

Por el otro lado, estaba ETA, el enemigo fantasma, una sombra que golpeaba y se desvanecía en Francia sin dejar apenas rastro. En aquel momento, Francia era un santuario y el lema de ETA era Bietan Jarrai. Arretxe aclara también el significado del lema: “BIETAN JARRAI, continuar en los dos. Contundentes como el hacha y astutos como la serpiente… golpear y huir”. Golpear y huir, pelear con una sombra es sufrir estallidos de bombas y tiros en la nuca. Cada uno con su lucha y su estrategia y en el fuego cruzado los que estaban en medio, queriéndolo y sin quererlo. Arretxe escribe bien claro en su libro que sabían dónde estaba la línea roja que no querían traspasar. Se podía ser abertzale, sin ser nada más; quizá peque de ingenuo, quizá sea posible mantenerse al margen. La Guardia Civil no lo veía así, si se llevaba pelo largo y se hablaba en vasco, se era etarra. De todas maneras, yo pienso que la neutralidad, cuando la situación es tan turbia y se vive en arenas movedizas, no es posible. Aunque uno mismo no quiera cruzar la línea roja, siempre puede haber algo o alguien que la mueva y te sitúe donde no quieres estar. 

Me alegro de que por fin Arretxe haya encontrado el tono justo para este libro porque ha resultado ser una maravilla. No le conocía como escritor. Ha sabido enfrentarse a esa dolorosa experiencia con la serenidad suficiente, eligiendo muy bien las palabras que utiliza y alternando los párrafos referidos a su situación de detenido con los de su vida normal de estudiante y trabajador. El contraste entre las dos realidades llega a ser a veces poético, “…medio abertzales y medio punkis, bailando sevillanas por las calles de Benidorm con la gracia y el duende del pato Lucas”, “Yo era un Gulliver herido por un ejército de liliputienses”. Además el sarcasmo y la ironía rescatan al protagonista de la desolación más absoluta en los días de aislamiento; también el absurdo. Según la ley antiterrorista los detenidos tenían derecho a la asistencia de un médico, más que nada debía ser para certificar que se les podía seguir torturando sin riesgo de muerte: “El matasanos aquel me tomó el pulso y me auscultó con el fonendoscopio. -¡A ver si fumamos menos!- me dijo en tono de reproche”.

Este libro es otra aportación más para entender lo que pasó en el País Vasco en los años 1980; esta vez desde el punto de vista de quien estuvo muy cerca de cruzar la línea roja aunque fuese por un empujón. Muy recomendable por la reflexión profunda, por lo que dice y sobre todo por cómo lo dice. La mejor manera que existe para luchar contra el terrorismo es no contribuir a crear las condiciones para que surja. 


Intxaurrondo. La sombra del nogal
Ion Arretxe 

Ed Garaje Negro No Ficción 

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