Adele Bloch-Bauer pertenecía a la alta burguesía vienesa
antes de la Segunda Guerra Mundial. Era judía y estaba casada con un rico
industrial. Muy culta y elegante, interesada por la pintura y la música; fue
amiga íntima (o quizá amante) de Gustav Klimt, el cual pintó dos retratos de
ella, en 1907 y en 1912. Por su casa pasaban los mejores músicos, pintores y
escritores de Europa Central. Murió en 1925. Durante la ocupación nazi de
Austria, el resto de su familia fue destrozada. Sus cuñados fueron obligados a
ceder sus negocios y propiedades (entre las que se encontraban varios cuadros) a
los nazis y después fueron enviados a un campo de concentración donde murieron.
Sus sobrinas pudieron escapar y refugiarse en Estados Unidos.
Uno de los cuadros, supuestamente cedidos por los
Bloch-Bauer a los nazis fue el retrato pintado por Klimt en 1907. Muchos años
después, María Altmann, la más pequeña de sus sobrinas, se embarcó en un
proceso contra el estado austríaco para conseguir la devolución de este cuadro
por el inmenso valor sentimental que tenía para ella. En Enero de 2006 lo
consiguió y ese mismo año el cuadro se subastó, adjudicándose a Ronald Lauder
(el heredero de cosméticos Estée Lauder) por 135 millones de dólares. Esta es
la historia que cuenta la película.
No es una historia sobre el cuadro ni sobre la guerra, sino
sobre el proceso judicial hasta conseguir la devolución por parte de Austria.
Esto hace que la película sea un poco pesada. Además abusa de los flashbacks
para mostrar la vida de los judíos burgueses en los años 20 y después la
brutalidad de la ocupación nazi. Pero todo se perdona por ver a la verdadera
dama de oro. Helen Mirren interpreta a María Altmann que con determinación,
sencillez y astucia acaba por derrotar al estado austríaco, aparentemente, no
demasiado pesaroso de su pasado colaboracionista con el régimen nazi.
La película es muy convencional y de ritmo un poco irregular.
Está basada casi exclusivamente en el mito estadounidense de que un individuo
puede y debe exigir justicia. El ciudadano estadounidense puede lanzarse contra
los molinos de viento como don Quijote, y esta vez puede vencerles. Bueno no
dudo de que en este caso fuera así, puesto que Altmann consiguió que le
devolviesen los cuadros, pero por debajo de esta historia de justicia para una anciana
combativa y simpática y un joven y prometedor abogado idealista (capaz de
arriesgar el bienestar de su recién formada familia), la realidad es que el
estado austríaco debía de hacer algo para mejorar su imagen internacional y se
le presentó esta oportunidad.
Para pasar un rato agradable.
Director: Simon Curtis
Guion: Alexi Kaye Campbell
Música: Martin Phipps, Hans Zimmer
Fotografía: Ross Emery
Intérpretes: Helen Mirren, Ryan Reynolds, Daniel Brühl, Tatiana Maslany, Charles Dance
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