El autor.-
James Ellroy nació en 1948 en Los Ángeles. Su infancia estuvo marcada por el asesinato (no resuelto) de su madre; su juventud fue un viaje
peligroso por las drogas y alcohol; en la madurez se enfrentó a sus demonios y
se convirtió en escritor, uno de los chicos malos de la literatura
estadounidense actual. Otras obras suyas son: La dalia negra, El gran desierto, L.A. Confidential y Jazz Blanco que forman el Cuarteto de Los Ángeles. Su última
novela, Perfidia, es el primer
volumen del Segundo Cuarteto de Los
Ángeles.
Mi opinión.-
Hace unos meses vi la entrevista que Óscar López hizo a
James Ellroy para su programa Página 2 de RTVE y me sorprendió que el autor
quisiera definirse como novelista histórico. No me parece una mala definición
ya que la novela negra, abordando las corrientes subterráneas de miseria moral,
brutalidad y sordidez, siempre se ha ocupado de reflexionar sobre la condición
humana, y la condición humana contextualizada, referida a un tiempo y a un
lugar determinados, es historia. Quizá no sea la gran historia política y
económica que estudiamos en los colegios, pero desde luego sí es historia
social.
Clandestino es la
segunda de sus novelas y la escribió en 1982. De entonces a ahora su estilo ha
cambiado. Ahora apuesta por las frases cortas, rotundas y profundas como un
navajazo y en esta novela sigue una literatura formalmente más conservadora;
sin embargo, sus preocupaciones siguen siendo las mismas. La acción de Clandestino se desarrolla en los años
1950 y me ha sorprendido el tratamiento que da a las mujeres. No son personajes
comparsa, ni las chicas del gánster, ni niñatas travestidas de mujeres fatales.
Son mujeres reales con problemas (clandestinos) reales que se incorporan a la
vida social y laboral que había sido hasta entonces patrimonio exclusivo de los
hombres.
Freddy Underhill es un policía de 25 años. Se ha criado en
un orfanato y quiere triunfar y ascender en la policía aunque para ello tenga
que utilizar tácticas poco ortodoxas. Freddy es inteligente y tiene estudios
universitarios; destaca por esto respecto al resto de policías brutos y que
odian a los negros. Él busca el prodigio.
El prodigio es la explicación oculta que
da sentido a las cosas que, aparentemente, no lo tienen: los crímenes sin
resolver, la codicia, la estupidez humana, la brutalidad y, sin lugar a dudas,
toda la complejidad inabarcable de la vida.
El asesinato de la madre de Ellroy |
También es un hombre joven que busca diversión y para ello
frecuenta los clubes nocturnos, pensados para beber y ligar. Allí conoce, a
Maggie Cadwallader, una chica de
granja de Wisconsin que ha emigrado a la gran ciudad en busca de un futuro
(mejor), pero que sigue arrastrando un poderoso miedo. Meses más tarde Maggie
es asesinada y socialmente denostada por llevar una vida ligera, emborracharse
y frecuentar hombres como compañía de un día (de una noche). Underhill investiga su asesinato para
descubrir que ha habido otras muertes de mujeres muy similares y que, es posible que, bajo la apariencia de
asesinatos aleatorios en serie, exista una vinculación especial entre ellas. James Ellroy se inspira en el asesinato sin resolver de su madre: enfermera, divorciada con un hijo pequeño y del medio oeste. El medio oeste y la emigración a las ciudades es un personaje más. Así al final de la novela, él mismo Underhill dice Tardé dos horas en llegar a Milwaukee… Llevaba despierto más de
veinticuatro horas, acababa de atravesar cincuenta años de historia y, sin
embargo, no estaba cansado en absoluto.
Esos mismos 50 años de historia tenían que recorrer las
mujeres que escapaban de la miseria del medio oeste americano. No conozco la
legislación, pero imagino que sería difícil que una mujer comprase o heredase
tierras para poder gestionar su propia granja. Tendrían que aspirar a
matrimonios más o menos ventajosos y si estos matrimonios salían mal, les
quedaba aguantar malos tratos, borracheras y palizas o divorciarse y huir. No
todas llegaban a una vida mejor. Con su falta de formación y la escasez de puestos
de trabajo para mujeres muchas de ellas terminaban en la prostitución.
Sin embargo, en esta novela, empieza a tener protagonismo
también otro tipo de mujer de los años 1950. Está encarnada por el personaje de
Lorna. Es una mujer de alrededor de 30 años, de familia acomodada con la que no
mantiene una buena relación, con estudios universitarios y que desempeña una
profesión. Es abogada y busca la justicia. Lorna también tiene sus carencias y
heridas y precisamente por eso, es para Fred Underhill, parte fundamental del
prodigio, de la explicación.
Aunque el final de la novela no es brillante y se mezclan demasiadas cosas en poco tiempo, Ellroy se ha
ganado merecidamente el título de perro
diabólico de la literatura negra estadounidense. Y a él le encanta jugar a
chico malo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario