jueves, 31 de diciembre de 2015

Cine: '71 de Yann Demange (2014)

En el siglo XVII Inglaterra ocupó militarmente la isla de Irlanda y se concedieron facilidades a ciudadanos ingleses para emigrar y establecerse allí, comenzando a desplazar y marginar a la población autóctona y católica mayoritariamente. Durante los años siguientes el malestar fue creciendo y surgieron movimientos independentistas, más o menos violentos, hasta que a principios del siglo XX se convocó un referéndum que propició la partición de la isla. Referéndum, nacionalismo, independencia. Todas estas palabras pueden aplicarse hoy a la situación en Cataluña. 

En los 6 condados que constituyen Irlanda del Norte (Ulster) ganó la opción de seguir perteneciendo a la corona británica y no integrarse en la nueva República de Irlanda. Sin embargo, esto no supuso el final del conflicto, sino la consolidación de grupos paramilitares por ambos bandos, nacionalistas católicos y unionistas protestantes, que estarían durante años enfrentándose.

El título de esta película ’71 hace referencia a la situación en Irlanda del Norte durante los años 70. Máxima tensión y frecuentes disturbios en el Ulster entre los dos bandos; a los que había que añadir el despliegue del ejército y el endurecimiento de medidas policiales y judiciales, dirigidas principalmente contra la población de tendencia nacionalista, para reprimir-controlar-superar esa situación. Una situación que nunca se consideró como guerra abierta. Irónicamente en Irlanda se la conoce como Troubles. Me recuerda también la situación vivida en los años 1980 en el Líbano. Durante casi 15 años a la guerra se le estuvo llamando Les événements (Los acontecimientos).


En este contexto, un grupo de soldados británicos debe desplegarse por la ciudad de Belfast como apoyo en una operación rutinaria de la policía. Algo que en principio no entrañaría ningún riesgo, en esa situación tan violenta, significaba acercar una cerilla a un bidón de gasolina. Ya los niños de la barriada que los militares van a registrar en busca de terroristas, les reciben con globos llenos de mierda y orina que estallan al estrellarse contra sus caras. Como resultado de esa operación desastrosa, dirigida por un joven teniente idealista, uno de los soldados es asesinado y su compañero debe huir de una jauría humana que intenta acorralarle. A partir de ahí, las diferencias entre cazadores se difuminan y el protagonista tiene que huir de sus enemigos y también de los que suponía sus amigos.


Gary Hook (Jack O’Connell) es el soldado que todos quieren cazar. Es un chico joven, nacido en cualquier zona rural del Reino Unido, desindustrializada y con tasas de paro juvenil difícilmente justificables. Se alista en el ejército porque no puede encontrar otro trabajo y porque piensa que le enviarán a Alemania, a tareas poco menos que administrativas. En lugar de eso le envían a un frente de guerra no declarada. Al principio de la película le vemos despidiéndose de un niño que posiblemente sea su hijo o su hermano pequeño, pero lo que es seguro es que Gary es el único adulto que puede responsabilizarse de ese niño. Podemos suponer que alistarse en el ejército es la única posibilidad que tiene para lograr y proporcionar a ese niño una vida mejor. 



En su primera operación acaba perdido-abandonado en tierra hostil, sin poder confiar en nadie o, lo que es peor, viéndose obligado a confiar en cualquiera. En su contra está la población civil acosada por la policía, el mismo ejército al que pertenece y los grupos terroristas; los terroristas de ambos bandos (jóvenes como él e incluso adolescentes y niños) que le persiguen con saña para ejecutarle y sus propios compañeros del ejército, involucrados en actuaciones bastante turbias de las que Hook ha sido testigo involuntario. A su favor, sólo un médico que le cura las heridas para que pueda seguir corriendo.


Todo se combina en esta película de ritmo ágil, amarga y descorazonadora, que muestra la capacidad de crueldad y violencia del ser humano, el miedo y la traición. Hook huye por los callejones de una ciudad que no conoce y la cámara le sigue para que vivamos en primera persona su desorientación y acoso. Y aunque el director apuesta por una puesta en escena realista y a veces casi documental, al final pesa más en la película su dimensión de thriller que su análisis político. Pero como thriller de supervivencia, deja sin aliento. 


Dirección: Yann Demange
Guion: Gregory Burke
Música: David Holmes
Fotografía: Tat Radcliffe 
Intérpretes: Jack O'Connell, Paul Anderson, Valene Kane. 


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