Doctor Strange es
el protagonista de una serie de comics de 1963 que ahora Scott Derrickson ha adaptado a cine. Los cómics no son la literatura que más me ha
interesado en mi vida, pero la verdad es que adaptarlos a cine me parece un
reto interesante. En esta película, las imágenes son espectaculares, muy
influenciadas por los dibujos de M.C. Escher, pero absolutamente
espectaculares. Solo pensar en la posibilidad de ver y sentir universos fluidos
y al mismo tiempo poliédricos y fragmentados, donde las leyes del
espacio/tiempo (si las hay) no se cumplen, da vértigo y es eso lo mejor de la
película.
Eso y las interpretaciones de los actores. Me ha gustado
mucho Tilda Swinton interpretando a la Anciana que en los cómics originales era
un anciano. No es de extrañar que así fuera porque el universo de las novelas
gráficas (y de todo lo demás), aunque esté cambiando paulatinamente, es
mayoritariamente masculino. Tampoco es de extrañar que esta decisión haya sido muy
criticada. La anciana es sabia, ha llevado el peso del mundo durante mucho
tiempo y sabe que el fin está próximo. Casualmente encontrará a su sustituto,
al que tiene que formar en muy poco tiempo y éste será Strange, un personaje un poco a la deriva como consecuencia de un accidente que ha cambiado su vida.
El personaje de Strange también me ha gustado mucho y la
interpretación de Benedict Cumberbatch, especialmente por el poder hipnótico de
su voz, es excelente. Pero a mí me ha recordado mucho el sarcasmo, la
autosuficiencia y el engreimiento que imprime a su personaje de Sherlock. Me
lo recordaba demasiado. Incluso el cuello de la capa voladora, recuerda al
cuello del impecable Belstaff que Sherlock viste para la serie de la BBC
(pronto llega la cuarta temporada).
Tres personajes más destacan. El malo, Kaecilius, está poco desarrollado.
Se supone que es un antiguo mago que ha querido saber demasiado. Es el personaje típico que recibirá su castigo por desafiar al detentador del saber sobre el bien y el
mal. Interpretado por Mads Mikkelsen que aporta todo lo que puede. El compañero
del doctor Strange es el barón Mordo interpretado por Chwetel Ejiofor que
representa la duda y desconfianza hacia el doctor Strange, quizá porque
pretendía ser él el elegido para sustituir a la anciana.
Como el doctor Strange puede tener rasgos quijotescos,
también aparecen en la pantalla su sancho y sobre todo su dulcinea, su amor
imposible, en el que siempre pensará y que le hará sentirse eternamente
culpable por haberla dejado escapar. Es Rachel McAdams que interpreta a una
competente doctora, excompañera de hospital del doctor Strange.
Respecto al guion, muchos han querido ver referencias a las
ciencias ocultas demoníacas. Yo, desde luego, no las he visto porque la
película, vendida como aventura mística, tiene más de aventura tradicional que
de mística. Excepto algunas referencias a mantras, tiempos oscuros, etc. etc.,
es sólo una película de superhéroes, ni más ni menos. Podría pensarse que es
una película de transformación personal pero el
doctor Strange se lleva a su nueva vida de superhéroe una gran parte de su
bagaje psicológico, así que poca transformación le puede quedar.
Eso sí, hay que destacar también el sentido del humor, un
buen ritmo y una buena música. Sin embargo, tengo la sensación de que no habrá
otra segunda parte. Me temo que quedará como episodio presentación del
personaje y no volveremos a ver otra aventura del doctor Strange. Sería una lástima porque en las siguientes entregas sí que existiría la oportunidad de enfrentarse a las guerras místicas y diferenciarse de otras sagas de superhéroes.
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