Anaïs Schaaff y Javier Pascual, guionistas de la serie de
televisión El Ministerio del tiempo,
han editado esta novela para que entretengamos la espera hasta la próxima temporada. En realidad, en lugar de una
novela han escrito tres historias cortas y ligeramente relacionadas, protagonizadas
por la patrulla estelar de la serie: Alonso, Julián y Amelia. Alonso de
Entrerríos es mi personaje favorito. Él se define en este libro como “el
soldado español de todos los siglos. Es mi maldición y mi fortuna” y como tal
soldado se comportará siempre, con lealtad, valor y resignación.
Nacho Fresneda es Alonso de Entrerríos |
Yo me declaro fan de la serie. Me parece muy original aunque
también creo que abusa de algunos tópicos, como por ejemplo la capacidad de
improvisación de los españoles. Este libro es un guion novelizado, lanzado como producto de verano pero los
autores podrían haber dado un poco más. Si tenían tenían la intención de captar a un público
que no conozca la serie con la publicación de este libro no creo que lo
consigan. Los personajes principales han quedado demasiado planos, de manera
que, al faltarles el alma que los actores les imprimen, no resultan atractivos.
Si no has visto la serie, los personajes del libro no serán capaces de captar
tu atención. Y esto es lo que más me fastidia de este libro, porque todos los
personajes se merecen una mayor atención y mayor desarrollo por parte de los
escritores. Espero que para la próxima temporada o para el próximo libro lo
tengan en cuenta.
Julián (Rodolfo Sancho) y Amelia (Aura Garrido) |
Sin embargo, las tramas sí resultan atractivas como en la
serie de televisión. Los autores aprovechan un acontecimiento histórico que
puede haber sufrido una perturbación y la patrulla se desplaza a la época con
el fin de que la historia de España no se altere, tal y como ocurre en la serie. Y aunque siempre están a un milímetro de
que la historia cambie, al final el equilibrio se restablece. En la primera historia El
Conde del tiempo aprovechan las dudas sobre la existencia de un personaje,
más literario que real, Bernardo del Carpio sobrino bastardo del rey de
Asturias, para trasladarnos a la Edad Media y para que podamos reflexionar
sobre las consecuencias que la nostalgia puede tener.
Catalina de Erauso |
En Después del buen
tiempo, la tempestad la patrulla se traslada al año 1603. Debería haber
llegado a Cartagena, en España, pero por una confusión llegan a Cartagena de
Indias (en la actual Colombia, que en 1603 era ciudad del Virreinato de la Nueva
Granada). Era un puerto comercial estratégico y por ello frecuentemente atacado
por piratas. Allí los protagonistas se ven envueltos en un robo y coinciden con
un grumete muy peculiar, Paquito. Paquito en realidad es Catalina de Erauso, la
monja alférez, un personaje de armas tomar. Escapó del convento a los 15 años y
se enroló en el ejército. Recorrió toda América del Sur y parece que fue un
personaje bastante sanguinario. La patrulla la conoce cuando todavía es muy
joven y no ha comenzado su carrera de fechorías, pero ya saben que las cometerá
y no pueden impedirlo; ya sabemos que el primer mandato de los funcionarios del ministerio del
tiempo es no alterar la historia.
Canfranc, paso de espías |
La última historia es Tiempo
de espías, desarrollada en 1943. Empieza en Canfranc y no les perdono a los
autores que no hayan mencionado a Lola y Pilar Pardo, que fueron correos de la resistencia
francesa siendo apenas unas adolescentes. La protagonista de la historia es
Lola Mendieta, antes de ser reclutada por el ministerio y antes de convertirse
en traidora y traficante de arte intertemporal. Era entonces una joven idealista
y arriesgada que luchaba para que el nazismo no triunfase. El trasfondo
histórico de esta trama es la Operación
Mincemeat, o sea, carne picada o
como Julián la llama albondiguilla. En
esta aventura veremos lo que Alonso es capaz de hacer por un camarada, aunque sea doloroso.
Lola Mendieta, interpretada por Natalia Millán |
En general, el libro resulta entretenido pero ya he
comentado que los autores podían haber profundizado un poco más; además no ha quedado espacio ni para Irene ni para Velázquez, una lástima. No sé si se
lanzó precipitadamente para aprovechar el tirón de la serie. De cualquier
manera es lectura entretenida para el verano y, a mí por lo menos, me ha picado
la curiosidad para indagar un poco más en los acontecimientos que nombra.
El tiempo es el que es
Anaïs Schaaff y Javier Pascual
Ed. Plaza y Janés.
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