jueves, 29 de diciembre de 2016

Cine: El negociador de Borja Cobeaga (2015)

Durante los años 2005 y 2006, Jesús Eguiguren por el Partido Socialista y Josu Ternera por ETA, mantuvieron una serie de conversaciones para iniciar el desmantelamiento de ETA. Esta película no es, por supuesto, un fiel reflejo de aquellas conversaciones pero sí que ha servido de inspiración para demostrar que cualquier negociación política, por muy seria que sea, acaba viéndose influenciada por esa red de relaciones personales, tejida entre personajes bastante parecidos. 

El director ha sido valiente al plantear su película como una comedia, ahora, cuando la sociedad vasca todavía tiene que curar muchas heridas y debe abordar un profundo proceso de arrepentimiento y de perdón, a nivel individual, colectivo y social. Debe ser síntoma de que las cosas, en verdad están cambiando y de que ya no hay vuelta atrás. Ojalá sea así. El humor, en esta película, que es al mismo tiempo, inteligente y respetuoso, absurdo y delirante, supongo que ayudará a suavizar aristas. 


No es una comedia de carcajada escandalosa pero sí de un humor negro, tan negro, tan negro, que resulta brillante. Y además doloroso. A veces recuerda a las películas de cine mudo, con unos primeros planos estáticos que mueven a risa, pero una risa contenida, no sea que se vaya a alterar el precario equilibrio de la negociación.


La comicidad está en los pequeños detalles domésticos de las conversaciones. En el esfuerzo por intentar crear una atmósfera cómoda y para ello tener que salir a hacer deporte con un traje de baño en lugar de con un chándal. También es cómodo tener los mismos gustos en cuanto a putas. Y en beberse unas cañas cuando la negociación se atasca. Todo esto, para los puristas de la negociación estaría prohibido. Pero los protagonistas, que se conocen, que han sido vecinos toda la vida, hasta que la política y el terror los separó, lo hacen.


Tres son los personajes que intervienen en la negociación. Manu Aranguren, interpretado por Ramón Barea, es el representante del gobierno. Mal vestido, desaseado, impotente sexualmente, con poco dinero, más parece un paleto bellotero que un negociador de alto nivel. Sin tener la confianza ni de su partido ni del gobierno, está empeñado en contribuir a aligerar un poco la tensión que se vive. Cree que ha llegado el momento de plantearse seriamente la paz porque sus amigos de la infancia y aquéllos con los que jugaba al fútbol de adolescente, no le hablan desde hace treinta años. Cada uno quedó de un lado del conflicto. Vive solo y eso se nota; es torpe en sus relaciones y con el teléfono móvil.


Josean Bengoetxea interpreta a Jokin. Jokin también tiene cierto aire de paleto, pero no se puede comparar con Manu. Es más culto. Habla y lee en francés perfectamente; entiende también al mediador inglés. Casi presume de ser un vasco cosmopolita hasta que, enseguida, es sustituido en la negociación por Patxi (Carlos Areces), otro representante de lo vasco con txapela. Patán, gritón, amenazador y putero. Se pasea por la ciudad con el pistolón al cinto sin ningún pudor.


El resultado lo sabemos. Aquellas conversaciones no terminaron en nada definitivo. ETA volvió a atentar, y esto se muestra en la película con mucha delicadeza. Manu tiene que pedirle a su vecina que le ayude a hacer el nudo de una corbata negra. Humor de luto. 


Dirección y Guion: Borja Cobeaga
Música: Aránzazu Calleja 
Fotografía: Jon D. Domínguez
Intérpretes: Ramón Barea, Josean Bengoetxea, Carlos Areces, Melina Matthews, Oscar Ladoire. 

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