Goya es el pintor de la modernidad en una época de
tinieblas. Todavía, en el siglo XXI, sigue siendo fuente de inspiración para
los artistas. Farideh Lashai era una artista iraní muy reconocida por sus
pinturas y también por ser escritora y traductora. Lashai murió en 2013 y unos
años antes decidió revisitar la obra de Goya con la que se sentía muy
identificada.
Por lo poco que he visto de esta autora, su pintura podría incluirse
dentro de la categoría general de la abstracción. Sin embargo, este trabajo,
una videoinstalación es algo muy diferente. No sé si por la proximidad de su
muerte o porque perteneció a una generación que vivió tiempos muy convulsos en
Irán, tal y como le había pasado a Goya. Ambos sufrieron las penurias de la
guerra y la barbarie, la represión y la intolerancia, y fueron muy conscientes
de las secuelas de este sufrimiento en el ser humano.
Se ha dispuesto en la pared una selección los Desastres de la guerra de Goya. Son de
pequeño tamaño y están en penumbra de manera que apenas se pueden distinguir. Les
acompaña una música, un Nocturno de
Chopin, suave y melancólico que acentúa todavía más la crueldad de las
imágenes. Al mismo tiempo un foco va resaltando poco a poco cada una de las
viñetas, para hacernos descubrir lo que tienen de especial.
Farideh Lashai fotografió estas estampas de Goya y dejó en
ellas únicamente las ruinas de los edificios. No se sabe cómo los personajes
que dibujó Goya han desaparecido y tampoco es importante. Será la luz proyectada
por un foco, que recuerda a los focos de los campos de concentración alemanes, quien
los devuelva a su vida en la estampa, además incorporando digitalmente movimiento
a esos mismos personajes. Pero, en cuanto la luz desaparezca los personajes
desaparecerán con ella y sólo quedarán, otra vez, la ruina y las sombras. Un
eterno retorno de desolación y miseria.
Supone una reflexión profunda. Al menos a mí me hizo
reflexionar. Especialmente sobre esa repetición secular de la barbarie. Nos
parece que la guerra y la violencia reaparecen periódicamente en la vida del
ser humano, pero es que en realidad nunca se han ido. Quizá sólo hemos vivido una
apariencia de tranquilidad que el foco de Farideh Lashai se encarga de
perturbar.
Tanto Lashai como Goya vivieron tiempos muy turbulentos.
Fueron perseguidos y represaliados por sus respectivos gobiernos. Vivieron el
exilio y también la incomprensión de sus coetáneos. Una enfermedad grave les
alejó del mundo y propició que indagasen en las entrañas de la miseria humana. Al
final esta obra no deja mucho sitio a la esperanza, puesto que la luz no vuelve
más que para iluminar el horror.
La obra se ha instalado en la Sala 66 del Museo del Prado,
en el edificio Villanueva, muy próxima a las Pinturas Negras de Goya y en
perfecto diálogo con ellas. La exposición forma parte de PhotoEspaña 2017 y a
mí me parece perfecto que el arte contemporáneo puede entrar donde están sus
antecedentes más claros. También es de esa opinión Miguel Falomir, el director del
museo, quien además se está comprometiendo en programar exposiciones de mujeres
artistas, para paliar su falta dentro de la colección permanente. En el siguiente enlace más información sobre Farideh Lashai y su estilo ¿Quién es Farideh Lashai? Se ha editado también un precioso catálogo. En el Museo del Prado hasta el 10 de septiembre de 2017.
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