La etimología de la palabra emoción está relacionada con el
movimiento. Y eso son los emociones algo que nos moviliza por dentro, para bien
y para mal. Es una respuesta prelingüística a determinados estímulos; es la
primera respuesta de un bebé. Es aquella respuesta que no tenemos que aprender;
la que vive muy cerca de nuestros instintos.
Llanto sobre Cristo muerto de Esteban Jordán, 1567-1600 |
El Arte y sus distintas disciplinas se han preocupado de las
emociones en dos aspectos principales. Por una parte, parecen destinados a
provocar emociones en los espectadores y por otra son instrumentos en los que
el autor vierte y expresa sus propias emociones. Así se produce un doble juego
que potencia la expresividad de las emociones. El autor se emociona y emociona
al mismo tiempo.
Joan Miró. Bailarina, 1981 |
La exposición presenta obras de diferentes épocas bajo este
denominador común: la expresión poética de las emociones. Desde la pintura
gótica a las vídeocreaciones más novedosas, los autores se implican en la
trasmisión de emociones. Aunque no siempre lo consigan. Yo tengo que reconocer
que estar varios minutos frente a una grabación de vídeo de un artista llorando,
I’m too sad to tell you de Bas Jan
Ader, no me provoca ninguna emoción.
I'm too sad to tell you. 1971
Sin embargo, The
silent sea de Bill Viola o Turbulent de
Shirin Neshat sí que me produjeron una honda emoción, como también, el Descendimiento de la cruz. ¿Por qué unas
cosas nos emocionan y otras no? Supongo que todo depende de nuestra propia
vida, de nuestra historia.
Turbulent 1998
Si yo me defino como feminista es más probable que me
emocione la videoinstalación de Shirin Neshat, Turbulent, que muestra en dos pantallas enfrentadas la diferencia
entre hombres y mujeres. Un hombre vestido de blanco, de espaldas a un
auditorio compuesto exclusivamente por hombres, proyecta y exhibe su voz y su
derecho a estar en el mundo; mientras que en la pantalla opuesta, una mujer con
un vestido negro y frente a un auditorio vacío no tiene ninguna posibilidad de
ser escuchada.
Este Descendimiento de
la cruz, anónimo de Escuela hispanoflamenca, se ha inspirado directamente,
especialmente las expresiones de Nicodemo, San Juan y la Magdalena, en el pintado
por Rogier van der Weyden en 1435 y que se encuentra en el Museo del Prado. Resulta
conmovedor ver cómo el autor ha reproducido fielmente las gotas de sangre traslúcidas
alrededor de la corona de espinas de Cristo. En este detalle, me recuerda también
a la obra de Juan de Flandes que pude ver en la última exposición de las Edades del Hombre, La oración en el huerto. Allí
también el autor se afanó en reproducir el sudor de sangre propio de la
angustia ante la muerte.
En The silent sea de
Bill Viola, un grupo de nueve actores expresa sincrónicamente sus emociones individuales,
formando una ola. Apenas se mueven, apenas se rozan pero constituyen una unidad
de sentimiento y emoción; además, la lentitud del movimiento potencia la más
mínima variación en cada una de las expresiones.
También hay espacio en la exposición para la fotografía
documental y de prensa, que muestra la lucha emocional y física por los
derechos políticos y sociales y también para la fotografía de guerra. Pero no olvida
tampoco las sencillas fiestas de pueblo y la diversión. Todo puede ser abarcado
con las emociones tanto individuales como colectivas. Hasta el 27 de octubre en CaixaForum Zaragoza.
Funeral en Kosovo. Enric Folgosa Martí |
Distintas manifestaciones en Barcelona. Años 1970. Colita |
Günther Förg. Sín título. 1988 |
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