jueves, 20 de febrero de 2020

Exposiciones en la Biblioteca Nacional. Invierno 2020 (Madrid)

Este invierno hay tres exposiciones muy interesantes en la Biblioteca Nacional. Empezaré por la de Benito Pérez Galdós. La verdad humana, ya que se ha declarado el año 2020 como Año Galdosiano, aprovechando el centenario de su muerte. Dice el catálogo, magníficamente editado, que Galdós intentó superar las dualidades que regían la vida humana desde el Renacimiento: razón y corazón, sentimiento y emociones, para crear una nueva realidad para un mundo y una sociedad, la española, embarcada en una comprometida transformación.

Retrato de 1860
Recientemente, también he leído una entrevista a Almudena Grandes, resaltando la figura de este escritor que, a temporadas, no ha sido muy bien considerado. A mí, su novela Fortunatay Jacinta, me parece la mejor novela occidental del siglo XIX, aunque algunos consideren que Galdós era un antifeminista. Los personajes son de carne y hueso, sufren la irrupción en sus vidas de un hombre-niño y mantienen una cierta sororidad entre ellas. Además, fue un analista político muy lúcido y fue el primer en sostener que las Guerras Carlistas, desarrolladas y potenciadas por el País Vasco y Cataluña principalmente, tuvieron y tienen una gran trascendencia política.

El manuscrito original de Trafalgar y su estuche


A estas alturas del siglo XXI, nadie cree que los nacionalismos periféricos vengan a traer algo de modernidad. Son intereses, muy bien camuflados, de burgueses que quieren más y con su codicia intentan seguir retrasando el desarrollo de las demás comunidades autónomas para no perder su ventaja comparativa. No hay que olvidar que la industrialización de uno y otra es el origen de la España vaciada.

Ilustraciones para los Episodios Nacionales

En las distintas salas se exponen fotografías, documentos, incluso una factura de un hotel en Wiesbaden (Galdós fue un gran cosmopolita); manuscritos de sus célebres Episodios Nacionales, la historia de España novelada como no se ha hecho en ningún otro país de Europa. Republicano liberal, heterodoxo que sabía resaltar como nadie la influencia del catolicismo más rancio y más intolerante y que fue muy criticado por ello. Pintor, fotógrafo y periodista, parece que nada se escapaba a su curiosidad. Político, se exhibe también en la exposición la Certificación expedida por los secretarios del Congreso de la promesa de su cargo como Diputado elegido por Madrid. Una exposición muy recomendable.

Un dibujo de Zaragoza, con el Pilar sin torres.

Su paraíso

La siguiente exposición está dedicada a Valentín Carderera. Fue un viajero, ilustrador y pintor de cámara de la reina Isabel II que había nacido en Huesca. También trabajó como delineador del ejército y, por eso, se exhibe un pasaporte que el mismo General Palafox le expidió para que viajara por el Pirineo. En este pasaporte constan los Auxilios a los que tenía derecho: dos raciones de pan, dos raciones de cebada, dos raciones de paja, supongo que estas dos últimas serían para su caballo. En el encabezamiento figuran todos los apellidos y cargos de Palafox, nada menos que once líneas y de los trece apellidos que constan, ¡ohhhhhhhh!, compartimos uno.



También dejó constancia de la ruina de algunos monumentos. Y protestó vivamente por ello en varios artículos de prensa: ¡Así convertimos el oro en polvo! ¿Por qué la nación ha de renunciar a estas preciosidades que con el tiempo nos pueden atraer tesoros? ¿No vemos que todas estas obras son también trofeos y muy grandes testimonios del genio español? Lo dejó escrito en 1840. Carderera y el genio romántico.

La reina de Aragón doña Sancha de Castilla, fundadora del Monasterio de Sigena

Religiosa clarisa de Calatayud
Hay otras dos exposiciones relacionadas con la política. Los dibujos originales de Forges sobre la Constitución de 1978, publicados por El País y la otra dedicada a El exilio republicano. 80 años después.


La exposición sobre El exilio republicano también parte de una conmemoración. Ya hace 80 años que la caída de Barcelona, en enero de 1939, precipitó la retirada del gobierno republicano. Era invierno y la gente estaba agotada por el hambre, el sufrimiento y la desesperanza. Trataban de cruzar la frontera francesa, aunque allí les esperaba un campo de internamiento en condiciones penosas y un largo exilio. Mi familia estuvo allí.


Hay muchos documentos, cartas en las que solicitaban auxilio, pasaportes para poder circular por Francia. Las vidas se quedaban desgajadas y nunca se podrían retomar en el punto en que se encontraron en Perthus. Algunos libros que se publicaron poco después y el testimonio de Federica Montseny: Arrojados de nuestros hogares, arrojados de nuestro país, arrancados a nuestra tierra, jamás volverá a existir hogar, patria ni reposo para nosotros. Lo escribió en 1949, diez años después. 


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