miércoles, 21 de julio de 2021

Novela: El alquimista impaciente de Lorenzo Silva (2000)

El autor.-
Lorenzo Silva estudio derecho y ejerció como abogado durante bastantes años. Sin embargo, su vocación literaria terminó ganando. Ha escrito principalmente novela, pero también poesía, algún ensayo y un par de libros de viajes. También ha sido guionista de cine y colabora habitualmente en la prensa. De la serie de Bevilacqua y Chamorro lleva ya escritas doce novelas; bueno dos son libros de relatos. Otras obras suyas: Historia del Marruecos español, Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos, Trilogía de Getafe. 

Mi opinión.-
La trama de esta novela me resulta muy interesante porque siempre me he preguntado cómo y porqué una persona acaba siendo corrupta. La respuesta simple sería por codicia, por dinero pero nos quedamos sin saber qué hay detrás de esa codicia ¿miedo, arrogancia, orgullo o la necesidad de superar una injusticia? Quizá si nuestros sistemas sociales fuesen más justos y si, de verdad, existiese la igualdad de oportunidades no existiría causa para la corrupción. Todos podemos recordar a estos, generalmente, grandes hombres hechos a sí mismos que, como se suele decir, tienen pies de barro y el origen de su fortuna es más bien oscuro.

Vila y Chamorro se encuentran con varios de esos hombres en esta novela con la que Lorenzo Silva ganó el Premio Nadal en el año 2000. Además esta segunda novela describe más exhaustivamente el carácter de Bevilacqua y su manera de enfrentarse a una investigación y, tangencialmente, su relación con Virginia Chamorro. Respecto a la relación con Chamorro digamos que existe una tensión sexual no resuelta aunque eso no es obstáculo para que Vila la compare con su amor platónico, Veronica Lake y mire de reojo de vez en cuando las piernas, su bronceada piel, los brazos, sus mechas cada vez más rubias, los ojos, etc., etc., etc. de Chamorro. No obstante siempre tendrá en consideración la inteligencia y capacidad de trabajo de Virginia y la complementariedad entre ambos puesto que, como él mismo reconoce, la fantasía desbordante de Vila, con sus intuiciones y pálpitos, se ve compensada por la austeridad mental de Chamorro. Además, como oficial superior no dejará de tener presente el cataclismo que supondría para su colaboración pasar esa línea roja. Sin embargo, reconoce que, de vez en cuando, mira de reojo y eso le hace más honesto.

Aparecen como rasgos característicos de su personalidad la ironía y un cierto estoicismo pero también su escasa confianza en el género humano, perdida gracias a la experiencia de ver a unos avasallar a los otros, continuamente. De ahí su compasión por las víctimas y por aclarar qué les ha hecho víctimas. Para ello, mientras piensa en su casa, después de la jornada laboral, pinta soldados de plomo, pero siempre de los derrotados y vencidos. Como último deber moral con el caído injustamente.

Se abren distintas vías de investigación que, sucesivamente, se van frustrando. Esto es lo que da a estas novelas verosimilitud. En lugar de presentar la investigación como una línea recta desde la víctima al asesino, Vila y Chamorro se van perdiendo por los vericuetos de la vida gracias a que, normalmente, alguien miente o no dice toda la verdad. Pero esta vez además, Vila y Chamorro se han perdido por no haber tenido en cuenta la primera obligación de un investigador: conocer a la víctima, incluidos sus secretos más profundos, aquéllos que se les escapan también a familiares, amigos y/o compañeros de trabajo.

Uno de los personajes que no dice toda la verdad que conoce es la mujer del muerto que no ha sabido o no ha querido saber de dónde salían las ganancias extra de su marido, que ha terminado por no reconocer quién era ese muerto que, físicamente, se parecía a su marido pero que estaba tan alejado del hombre con quién se casó. Una mujer que también ha cambiado en el trascurso del tiempo y que ahora es más pragmática o quizá más codiciosa o simplemente sólo tiene miedo de criar a sus hijos sola. Una mujer que, a pesar de la evidencia sobre la corrupción de su marido, dice que cada uno “tiene su propia idea de la honradez…”. Desde mi punto de vista, cinismo en estado puro. Porque si algo caracteriza a los malos de esta novela es su éxito social y su cinismo desbordante.

Adriana Ozores interpreta en la película a la viuda y lo hace de manera genial. La viuda del “alquimista” ha visto cómo su marido era corrompido día a día por su avaricia y sin embargo, no ha hecho nada por evitarlo. Tal y como ella misma reconoce porque no quería perder nada. Debe de ser muy fácil resbalar por esa pendiente. Lo hemos visto muchas veces en políticos y en sus esposas, en futbolistas, etc. etc. Esta mujer afirma que los alquimistas de la Edad Media, en realidad, buscaban mejorarse a sí mismos en un proceso lento. Buscaban la llamada transmutación, perfeccionarse como seres humanos inteligentes. Sin embargo, los que se impacientaban al no obtener resultados inmediatos conseguían todo lo contrario, la corrupción de sus almas. En su caso, el dinero había transformado a su marido y ella lo alentó por acción o por omisión. Ahora tiene miedo porque, en algún momento, deberá dar una explicación a sus hijos.

La adaptación es del año 2002 y está dirigida por Patricia Ferreira. No me ha gustado mucho y me ha pasado ya con otras adaptaciones, tanto a cine como a televisión. En general, yo creo que no han sido muy acertadas y pienso que debe ser difícil adaptarlas porque Vila es un hombre muy reflexivo y el recurso más corriente para ponerlo en la pantalla sería una voz en off que, al final, resultaría pesada. En esta adaptación se ofrecen las referencias literarias y cinematográficas que figuran en el libro; sin embargo, la directora no ha mencionado la referencia al Lapidario de Alfonso X, que siempre resulta interesante. Y como anécdota diré que aparece Nacho Vidal, el actor porno, en un papel de mafiosete ruso enamorado de una víctima colateral.

En fin, recomiendo esta novela (la peli, no) y cualquier otra de la serie de Bevilacqua y Chamorro, aunque al final el deseo de saber por qué se cae en la corrupción o porqué ha muerto la víctima no se ve satisfecho y queda la frustración de una nube de porqués sin respuesta.


Serie Bevilacqua y Chamorro:

El lejano país de los estanques, 1998. Premio Ojo crítico
El alquimista impaciente, 2000. Premio Nadal
La niebla y la doncella, 2002
Nadie vale más que otro, 2004. Relatos
La reina sin espejo, 2005
La estrategia del agua, 2010
La marca del meridiano, 2012. Premio Planeta
Los cuerpos extraños, 2014
Donde los escorpiones, 2016
Tantos lobos, 2017. Relatos
Lejos del corazón, 2018
El mal de Corcira, 2020

 El alquimista impaciente
Lorenzo Silva
Destino

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