La Sainte Chapelle se sitúa en la zona más antigua de París,
en la Île de la Cité y junto con la Conciergerie formaban parte del Palacio de
la Cité, sede del poder de los reyes de Francia desde el siglo X al XIV. De
hecho es lo único que se conserva de este palacio. Es una auténtica joya.
Luis IX de Francia es el prototipo de monarca y caballero
entregado a la causa de la fe, sobresaliente por su devoción y ascetismo. Fue
el último rey europeo embarcado en la octava cruzada contra los musulmanes (la
última) que ya no tenía sentido y murió en Túnez en 1270. Fue canonizado en
1297. Antes se había ordenado como franciscano seglar y había mandado construir
la Sainte Chapelle para albergar las reliquias de la Pasión de Cristo.
Sección donde puede apreciarse la diferente altura entre las capillas |
Estas reliquias fueron compradas a Balduino II de
Constantinopla, por una gran cantidad de dinero, 135.000 libras tornesas, la
mitad de los ingresos anuales del reino de Francia. Puede parecer exagerado
pero en aquel momento, exhibir reliquias cristianas y fomentar las
peregrinaciones era un gran negocio. Hoy, la Sainte Chapelle sigue siendo el tercer monumento
nacional más visitado de Francia. Por otra parte, adquirir reliquias ligadas al
imperio bizantino, reafirmaba al rey de Francia como sucesor del último emperador
latino.
La corona de espinas en un pináculo |
Montreuil proyectó un edificio sencillo de planta basilical
y con un pequeño ábside semicircular, construido en menos de 10 años en estilo
gótico radiante, como capilla real y relicario. Debido a su escaso tamaño no
creo que se pensase como centro de peregrinación. Tiene una capilla baja
destinada a los servidores de palacio y otra alta, donde se colocaron las
reliquias desde el principio, a la que sólo podían acceder los reyes y grandes
dignatarios. En su origen las capillas no se comunicaban; hoy hay una estrecha y
angustiante escalera de caracol que lo hace.
Capilla baja |
Durante la Revolución Francesa se cerró al culto y fue
destinada como sede del Club de la Sainte
Chapelle, grupo político de la Asamblea Electoral de París de 1791, realista
y moderado. Posteriormente fue también archivo del Palacio de Justicia, hasta
que en 1836 se decidió restaurarla. Su restauración duró entonces 26 años y en
1862 fue declarada Monumento Histórico.
Bóveda de la capilla baja |
Lo más conocido de la Sainte Chapelle son las impresionantes
vidrieras de la capilla alta pero sus esculturas y el exterior del edificio
también son extraordinarios, aunque hayan sido restaurados, reconstruidos, durante
el siglo XIX al gusto gótico, no dejan de ser una reinterpretación de lo
original. En el exterior de la iglesia se puede ver claramente la vinculación de
este edificio con la corona de espinas que aparece representada en los
pináculos.
Capilla alta |
Comparada con la capilla alta, la capilla baja sale
perdiendo. Está dedicada a la Virgen y su aspecto actual se debe a la
recuperación del siglo XIX. Resulta oscura, muy pequeña y de decoración muy
recargada. El exceso de visitantes (algo que París debería de controlar en
todos sus monumentos) y la colocación (totalmente inconveniente) de la tienda
de souvenires contribuye, todavía más, a no apreciarla como se debería. Toda la
iglesia está pintada, decorada con flores de lis doradas sobre fondo azul y
torres doradas también sobre fondo púrpura que se corresponden con las armas de
Blanca de Castilla, madre de San Luis y regente del reino durante su minoría de
edad.
Programa iconográfico de las vidrieras |
Colocándose debajo de la bóveda de crucería se tiene la
sensación de estar bajo el cielo estrellado. Hay también algunas vidrieras de
pequeño tamaño y bajorrelieves en forma de medallón con las imágenes de los
doce apóstoles. A pesar de su pequeño tamaño resulta sorprendente que se sostenga
sobre columnas tan delgadas (el secreto está en los contrafuertes del exterior
del edificio).
En la realización de la capilla alta, destinada al culto
privado de la familia real, se proyectó la decoración más suntuosa y exquisita.
Mucho más alta y luminosa que la capilla baja, todo era poco para albergar la
corona de espinas de Cristo y el resto de las reliquias. No por interés mórbido
o escatológico sino por la gloria de la resurrección y la vida eterna en la
Jerusalén celeste.
Hay quince vidrieras que exhiben 1113 escenas y un rosetón. Comenzamos
frente al altar, por la izquierda y terminamos en el mismo punto después de
rodear toda la capilla. Las catorce vidrieras narran episodios del Antiguo y
del Nuevo Testamentos y el Rosetón sobre el Apocalipsis y el juicio final; la
última de las vidrieras se ocupa de relatar la historia de las reliquias de la
Pasión, desde su descubrimiento por Santa Elena hasta su llegada a Francia y es
la única que se lee en bustrofedón (en forma de serpiente, desde abajo a
arriba, empezando por la izquierda).
Las vidrieras están separadas y sostenidas por pilares y en
cada uno de ellos figura también la estatua de uno de los apóstoles; su armazón
metálico fue colocado durante la construcción del edificio. Extendidas ocuparían
unos 600 metros cuadrados y, aproximadamente, un tercio de las mismas, fueron
rehechas en la restauración del siglo XIX, colocándose nuevamente las partes
mutiladas durante 1803. En 2012 han sido objeto de una nueva limpieza y restauración.
Actualmente las reliquias se conservan en Nôtre Dame.
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