La Catedral de Nôtre-Dame se sitúa en pleno corazón de
París, en la parte este de la Île de la Cité. Se edificio sobre una pequeña
iglesia románica de la que no queda nada. Es visita obligada, aunque no es muy
recomendable. Hay que pelearse con turistas, especialmente turistas chinos,
para poder entrar. Será, pues, una visita hecha entre murmullos, cada vez en
tono de voz más alto, y constantes empujones y sobre todo teniendo en cuenta la
posibilidad de ser asaltado por un carterista.
Nôtre Dame |
Se tiene constancia de la existencia de un templo
galo-romano en un emplazamiento muy próximo; pero será en 1163 cuando se
comience la actual catedral gótica. En el siglo XIII continúan los trabajos
Jean de Chelles y Pierre de Montreuil. Antes de estar terminada ya fue el
centro de importantes ceremonias para la corona francesa. San Luis, el rey
santo, depositó allí la reliquia de la corona de espinas, hasta que se terminaron
las obras de la Sainte Chapelle, o la coronación de Enrique VI en 1431. Y lo
más curioso, en su boda con Marguerite de Valois, Enrique IV no pudo entrar al
templo porque no era católico. En 1314, fue quemado vivo en el exterior de la
catedral todavía en construcción, Jacques de Molay, el último Gran Maestre de
la Orden del Temple.
El rosetón de la fachada principal |
Además del deterioro normal por el paso del tiempo, la
catedral también ha sufrido las mismas convulsiones que la ciudad: la
demolición de su jubé en 1699 o la
destrucción de sus esculturas durante la Revolución, para convertirse en Templo
de la Razón o del Ser Supremo. Se puede visitar una cripta y también subir a
las torres para tener una buena panorámica de la ciudad. Yo nunca he subido,
así que espero hacerlo la próxima vez que vaya o no porque cuando estoy allí siempre me da pereza.
Una vidriera |
En la fachada principal hay tres portadas dedicadas a la
Virgen, al Juicio Final y a Santa Ana. Por encima hay una galería de estatuas
dedicada a los 28 reyes de Judá y de Israel, antepasados de Cristo. En 1793,
durante la Comuna se decapitaron las esculturas porque se creía que eran los
reyes de Francia. En una restauración posterior se restablecieron las imágenes,
pero las originales decapitadas se encuentran en el Museo de Cluny.
La galería de los reyes |
En el siguiente nivel se sitúa el rosetón occidental de 10 m
de diámetro. Dedicado a la virgen, como trono de Cristo, su autor fue Pierre de
Montreuil, entre los siglos XII y XIII. La Galería Principal formada por una
línea de arcos apuntados es la base de las torres y está decorada con las
esculturas de la restauración de Viollet-le-Duc del siglo XIX, quimeras,
pájaros fantásticos y demonios, hoy una restauración bastante cuestionada. La
verdad es que después de ver Chartres, Notre-Dame de París queda un poco
deslucida, aunque es posible que influya la incomodidad de visitarla rodeada
por tanta gente y por tanto barullo.
La Piedad |
En la sacristía, construida por Viollet-le-Duc se conservan
piezas y relicarios de orfebrería, la colección de camafeos de los papas y una
estatua de Saint Denis. También destaca en la cabecera principal de la iglesia una
escultura monumental de la Piedad y un pequeño Descendimiento realizadas ambas por
Nicolás Coustou en el siglo XVIII.
El descendimiento |
Visitamos también le Sacré Coeur y nos pasó lo mismo. Un
montón de turistas ruidosos y posibles carteristas. Esta basílica es también el
Santuario de la Adoración Eucarística y de la Misericordia Divina. Está situada
en Montmartre, el Monte de los Mártires, donde fueron decapitados Denis y sus
compañeros. En 1147, ya fue consagrada allí una abadía; pero en el siglo XIX
había desaparecido completamente. Fue allí también donde en 1534, Ignacio de
Loyola, Francisco Javier y otros, decidieron tomar los votos de pobreza,
castidad y mutua consideración por la Salvación de las almas, fundando la
Compañía de Jesús.
Santuario del Sacré Coeur |
Después de la derrota militar francesa de 1870, en un
ambiente de absoluta decadencia y depresión nacional, Legentil y Rohault de Fleury, dos católicos seglares,
padres de familia, instaron la construcción de un nuevo templo en París, como
signo de regeneración moral, sufragada a través de pequeñas donaciones de gente
anónima. El arzobispo de París eligió Montmartre como emplazamiento. Es curioso
como los católicos franceses asumen la responsabilidad de proteger a su
iglesia, aunque sepan mantener y apreciar los valores del laicismo de la república.
Entre 1875 y 1919 se llevó a cabo la construcción en estilo románico bizantino,
otra manera de volver a los orígenes del cristianismo. Es un santuario de adoración
perpetua, durante las 24 horas del día desde hace más de 130 años.
No conocía la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont, en pleno
Quartier Latin y quedé impresionada. Está muy cerca del Panteón. Es conocida
sobre todo por su jubé, por tener el
órgano más antiguo de París y por guardar las reliquias de Santa Genoveva,
patrona de la ciudad porque, en 451 arengó a los parisinos de entonces para que
impidieran entrar en la ciudad a los hunos. Les dijo si los hombres se van, las mujeres rogaremos tanto a Dios que Él nos
protegerá. También alberga las tumbas de Blaise Pascal y de Jean Racine.
Saint-Étienne-du-Mont |
Las primeras construcciones datan del siglo VI y su fachada
principal es de lo más peculiar que he visto. Destaca por sus tres frontones superpuestos
en una extraña armonía. Sin embargo, lo más espectacular está en su interior.
Su jubé construido en 1541 es el
último que se conserva en París. Es una galería alta que ocupa toda la anchura
de la nave principal y que separa el coro del resto de la nave, es decir,
separaba al clero de los laicos. Se llamaban así por las palabras que el
oficiante utilizaba para iniciar la liturgia, Jube, Domine, Benedicere, (Dígnate, señor, bendecirme). Fueron característicos
de las catedrales e iglesias góticas hasta que, con la construcción de
púlpitos, cayeron en desuso. La iglesia es muy luminosa gracias a sus
vidrieras. Más información aquí: Iglesia de San Esteban
El famoso jubé |
Y recomiendo su visita, aunque encontré este cartel a la
entrada. Entiendo que no se pueda entrar a una iglesia en bragas o con patines
o fumando o comiendo; pero los perretes sí que deberían tener derecho a entrar.
Me encontré otras iglesias paseando por la ciudad pero por
falta de tiempo no entré en ellas. Todas ellas con mucha historia. Saint Germain
des Près es la única iglesia románica que queda en París, es decir, que es la
iglesia más antigua de París y está muy relacionada con Zaragoza. Fue fundada
por Childeberto I, rey merovingio de Francia para custodiar y glorificar la túnica
de San Vicente Mártir. No sé por qué Childeberto puso sitio a la ciudad de
Zaragoza (esta ciudad ha debido ser la más sitiada del mundo) y al saber que
San Vicente Mártir la protegía decidió dejar de asediarla. Como agradecimiento
la ciudad le regaló la túnica del santo. Allí está enterrado René Descartes. En el próximo viaje prometo visitarla, aunque sólo sea para mandarle recuerdos de Zaragoza.
Saint Germain des Près |
La iglesia de Saint Sulpice está situada en el barrio del
Odeón. Llama la atención su fachada totalmente ocupada por columnas y las
torres que parecen inacabadas. La única reina española enterrada fuera de
España está aquí. Luisa Isabel de Orléans estuvo casada con Luis I, hijo de Felipe
V, que apenas reinó unos meses, de enero hasta septiembre de 1724. Como no tuvieron hijos ella volvió a Francia. Durante la
Revolución Francesa esta iglesia fue convertida en Templo de la Razón.
Saint Sulpice |
Un ejemplo de barroco jesuítico en París es la Iglesia de
San Pablo y San Luis, en el Marais. En 1627, Richelieu colocó la primera piedra
de este edificio. Madame de Sevigné, escritora del siglo XVII, frecuentaba esta
iglesia.
San Pablo y San Luis |
Quedan muchas más iglesias que visitar; muchas más historias que contar y muchas muchas ganas de volver.
No creo que los católicos en Francia "aprecien" los "valores" del laicismo de la república, ya que ni siquiera se pueden considerar valores, y mucho menos ser apreciados; además la Iglesia está en contra del laicismo.
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