Mariano Fortuny y Marsal nació en Reus en 1838 y apenas
vivió 36 años. En su escasa vida tuvo talento suficiente, y dejó muestras de
ello, para ser considerado uno de los mejores pintores del siglo XIX. Se le
encuadra en la corriente del Orientalismo, pero si hubiese podido vivir más
supongo que hubiera demostrado una gran versatilidad.
Había nacido en una familia sin tradición pictórica y quedó
muy pronto huérfano. Su abuelo se ocupó de él, enviándole a Barcelona a
trabajar en un taller de orfebrería. Esa sería su primera formación como
dibujante y de ahí quedaría su pasión por plasmar los detalles minuciosamente.
Boceto. Patio de las monjas |
Recibió varias becas para estudiar pintura en Barcelona y
también en Roma y empezó a frecuentar los ambientes artísticos de Madrid. Se
enamoró y se casó con Cecilia Madrazo, la hija del pintor Federico de Madrazo
que también fue director del Museo del Prado.
Almuerzo en la Alhambra |
Esta exposición se dedica a un período muy concreto de la
producción de Fortuny y también muy cercano a la muerte del pintor. Un momento
en que se dedicó plenamente a la pintura que quería hacer sin los límites que
los clientes le pudieran poner. Fortuny sintió una verdadera pasión por
Granada, por la Granada más exótica. Tiempo
de ensoñación es el título de la exposición.
Diseño para alfombra de las Alpujarras |
Durante su estancia en Andalucía, de 1868 a 1872, Fortuny se
dedicó a callejear por Granada, buscando los rincones y los habitantes más
típicos. Quedó tan fascinado por la Alhambra que consiguió celebrar el bautizo
de uno de sus hijos allí. Aunque su atracción por el exotismo oriental, que expresaba
vistiéndose frecuentemente como los marroquíes, había empezado años antes. En
1860 fue enviado en 1860 como reportero gráfico a cubrir la Primera guerra de
Marruecos y se enamoró del paisaje, de la luz y de la cultura.
La matanza de los abencerrajes |
Por entonces ya era un pintor de prestigio pero estaba
encasillado en una pintura demasiado burguesa. En Granada, buscó y encontró un
nuevo camino para su pintura. En la exposición hay numerosos dibujos
preparatorios para sus cuadros, ligeros apuntes en los que también puede
encontrarse la influencia de los grandes pintores españoles, entre ellos,
Velázquez y Goya. Fortuny también era un coleccionista apasionado de todo tipo
de objetos que después utilizaba para sus propias pinturas.
Carta de Fortuny con un dibujo de El tribunal de la Alhambra |
Aparecen también varias cartas enviadas a familiares y
amigos en las que dibujaba con todo detalle los paisajes de Granada y cuadros
de pequeño formato o con escenas familiares en los que experimenta con total
libertad y que, a veces, dejaba inacabados como en La matanza de los abencerrajes o El tribunal de la Alhambra donde el agua de un pequeño estanque es
un auténtico espejo. También se
exponen diseños de alfombras inspirados en la decoración de la Alhambra.
El tribunal de la Alhambra |
El cuadro que más me ha gustado es precisamente una escena
familiar, Almuerzo en la Alhambra, donde
retrata a su mujer y sus hijos, éstos asomados por encima de una tapia, junto a
unos amigos que están jugando a la baraja. Unas naranjas en el suelo, las
flores del primer plano y los animales casi confundidos con la hierba
equilibran la composición y el muro del fondo es el encargado de difundir la
luz por todo el cuadro.
Influencia de Goya |
Una exposición muy recomendable. Únicamente como sugerencia: los castellanohablantes deberíamos esforzarnos por pronunciar Fortuñ en lugar de Fortuni. Abajo un catálogo editado en 1928 en Milán, encuadernado en tela y que contiene cincuenta reproducciones de sus cuadros.
Tiempo de Ensoñación. Andalucía en el imaginario de Fortuny
CaixaForum Zaragoza
Hasta el 27 de agosto.
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