lunes, 31 de julio de 2017

Ópera: Parsifal de Richard Wagner (2016)


Siempre me ha interesado la historia o el mito del grial. Hace mucho tiempo me leí algunas de las novelas artúricas. Dejando aparte su significado religioso pueden leerse también como novelas de aventuras o simplemente como novelas de crecimiento. Además, el auténtico grial estuvo hasta 1437 en el monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca y quizá queden, por allí, caballeros encargados de custodiarlo. El grial es símbolo de redención por haber recogido la sangre de Cristo en la cruz.

El cáliz que se conserva en la Catedral de Valencia
También Wagner estuvo interesado por las leyendas del rey Arturo y sus caballeros. Entre sus obras, Parsifal destaca claramente por su carga simbólica y no solamente referida a la religión. En esta ópera, el rey Amfortas, que acarrea su culpa como una herida incurable, sólo puede ser redimido por la inocencia salvaje de Parsifal. Es un hombre viejo y enfermo que será sustituido por otro más joven y fuerte. El tercero en discordia, es Klingsor que fue rechazado por los caballeros del grial por ser impuro a pesar de que él mismo decidió castrarse. De alguna manera, todos los personajes viven su masculinidad de manera perturbadora. Están desgarrados entre sus deseos y el servicio a una causa más noble y pura, como es la custodia del grial. 

Parsifal
El único personaje femenino es Kundry, también maldita, condenada a vagar eternamente por el mundo por haberse reído de Cristo, camino del Calvario. Kundry es la mujer fatal, instrumento pasivo utilizado por unos contra otras. De la misma manera que ejerce el mal podría hacer el bien, pero siempre sin tener dominio sobre sus propias acciones. Es otro personaje que vive constantemente en la encrucijada, en la frontera entre el bien y el mal, despreciada por todos.

La lanza 
Klingsor, vengándose por haber sido rechazado por los caballeros del grial, consigue robar la lanza a Amfortas mientras éste era seducido por Kundry. Además Klingsor le hiere con ella, originando la desgracia del rey. La lanza que Amfortas custodiaba era la que atravesó el costado de Cristo, pero también es un signo de la virilidad de Klingsor imponiéndose a la virilidad de Amfortas. Sólo alguien puro e inocente, Parsifal, podrá revertir esta situación y convertirse en el nuevo rey y custodio del grial.

La tentación en forma de cabaret
Esta producción del Teatro Real de Madrid ha sido grabada en tecnología 4K, con una mayor resolución de imagen que mejora la percepción del color y con un sonido más limpio. Sin embargo, yo creo que el cine donde la vi no estaba preparado para esta tecnología porque no aprecié ninguna diferencia. La calidad de la imagen me pareció buena, pero como siempre. No sé si será problema mío o no. Además, a diferencia de otras óperas retransmitidas por la Royal Opera House, en esta ocasión en los intermedios no había entrevistas ni ningún vídeo explicativo que, en otras ocasiones me han resultado muy interesantes. 

Amfortas moribundo y la sombra del grial

Por otra parte, en esta obra el castillo de Monsalvat, donde los caballeros custodian el grial ha sido sustituido por un sanatorio, donde excombatientes de la Primera Guerra Mundial procuran restablecerse de sus heridas físicas y mentales. Entre ellos está el rey Amfortas. El escenario gira y da paso a los tres ambientes diferentes donde se suceden las escenas: el sanatorio, el bosque y el castillo de Klingsor. Pasando de uno a otro, Parsifal emprende su búsqueda personal, hasta llegar a ser digno de poder custodiar el grial. Tendrá que superar la seducción de Kundry y enfrentarse a Klingsor para conseguir la lanza robada.


No me molesta que las óperas se adapten a escenarios y tiempos para las que no fueron escritas. Pero no veo en este Parsifal una búsqueda de perfección personal y espiritual. Al final Parsifal regresa al sanatorio donde enfermos y moribundos se han quedado casi eternamente suspendidos; regresa como un hombre sabio pero yo no hubiese elegido un uniforme militar para representarle como un ser espiritualmente perfecto.

Kundry y Parsifal

Estas escenografías resultan, sin duda, impactantes pero a mí (que no soy una gran entendida), me suelen distraer de lo que más me interesa que, en este caso, es la música. De todas maneras, las interpretaciones atrapan al espectador durante las más de cuatro horas de representación. 


Música y libreto - Richard Wagner
Director musical - Semyon Bychkov
Director de escena - Claus Guth
Escenografía y figurines - Christian Schmidt
Coreografía - Volker Michl
Coro y Orquesta - Teatro Real 
Amfortas - Detlef Roth
Klingsor - Evgeny Nikitin
Kundry - Anja Kampe
Parsifal - Klaus Florian Wogty

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, deja tu comentario