Creo que no somos conscientes de la cantidad (y calidad) de influencias
que cualquier obra de creación debe de tener para poder llegar al público. Nos
parece fácil inventar un personaje que viva aventuras y nos entretenga por un rato,
pero el autor ha debido de leer mucho y ver mucho para poder llegar a darle
vida a un personaje sólido. Esa era la intención de esta exposición realizada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, que el
público conozca un poco más, el proceso de creación, muy complejo de El Capitán Trueno.
El Capitán Trueno empezó a publicarse en 1956. La editorial
Bruguera encargó la creación de un héroe al guionista Víctor Mora y al
ilustrador Ambrós. Tuvo muchísimo éxito y en tirada semanal, llegó a los
350.000 ejemplares. Siempre condicionado por la censura de la época, el héroe
debía defender los valores del catolicismo contra todo infiel, principalmente
musulmán. Sin embargo, los autores se las arreglaban para incluir referencias más
universales, en aventuras que se desarrollaban por todo el mundo, donde los
protagonistas encontraban a personajes más o menos turbios entre los enemigos y
también entre los amigos.
Todos los personajes representan arquetipos. El capitán
Trueno es un caballero medieval, curtido en las Cruzadas, noble, generoso y
valiente. Acompañado por dos fieles amigos, Goliath y Crispín, encargados de
poner la fuerza, el corazón, la astucia y el humor en todas las aventuras. También está la
dama, Sigrid que llegará a ser reina de Thule. Una reina independiente, sabia y
justa; que sabe luchar y sabe perdonar. Como compañera del mejor caballero no
podría ser de otra manera.
La exposición estaba dividida en tres ámbitos diferenciados. El primero
de ellos se refería a todas las influencias literarias del capitán, ya que su pasatiempo favorito, como consta en algunas de
sus aventuras, es la lectura. Además, un combatiente vagando por el
mediterráneo debe de recordarnos inmediatamente a Ivanhoe y a Ulises.
Los otros dos ámbitos
eran la arquitectura y la tecnología. El capitán Trueno viaja por todo el mundo
incluida la lejana China y allí admira su Gran
Muralla; también conoce las tradiciones y la mitología vikinga y hasta se
enfrenta con unos peces-hombres. Viaja en globo varios siglos antes de que se
invente y es muy receptivo a los descubrimientos científicos. Qué manera tan
excepcional de descubrir el mundo sin televisión y sin internet. El capitán
Trueno, sin duda, fue todo un héroe de los que ya no hay, de los que nunca
hubo.
La exposición mostraba también las ilustraciones originales y algunas
primeras ediciones. Para quienes no pudieron verla se ha editado un precioso catálogo también. Aunque la exposición ya haya terminado, siempre es tiempo de volver a leer al capitán Trueno.
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