jueves, 6 de julio de 2017

Exposición Fotografía: Con los ojos bien abiertos. Cien años de fotografía Leica - PhotoEspaña 2017

En el año 1900 se construyó la cámara Mammoth para realizar una sola fotografía, de la que he hablado en este post xxxx. Catorce años después, las necesidades eran diferentes y se diseñó una cámara compacta y funcional que facilitase la realización de varias tomas en 35 milímetros. Una era estadounidense, la otra alemana.


Su creador fue Oskar Barnack y quería una cámara rápida y sobre todo capaz de almacenar las tomas dentro de ella misma, de manera que, después, se pudiese llevar el carrete a revelar a un laboratorio. Una filosofía completamente distinta a la cámara de fuelle y placas. Un pequeño fotograma ampliable a la dimensión que el cliente quisiera.


La I Guerra Mundial y, sobre todo, las dificultades de la posguerra impidieron que la cámara se comercializase antes. No fue hasta 1925. Pero cuando se comercializó cambió de manera significativa el acercamiento de profesionales y aficionados a la realidad de la toma fotográfica. Era pequeña, manejable y fácil de transportar en el bolsillo del abrigo de un caballero o en el bolso de una señora. Yo hoy hago lo mismo con mi pequeña cámara digital, siempre preparada para disparar. Con esto quiero decir que la revolución Leica todavía tiene su sitio en el mundo fotográfico.

Umbo

La vida, en el período de entreguerras, llevó un ritmo frenético en avances tecnológicos y también en cuestionamientos políticos y sociales. Automóviles, trenes y aviones se encargaban de facilitar la movilidad de los seres humanos a velocidades de vértigo y toda aquella vorágine necesitaba ser documentada de manera igualmente rápida. Una “nueva forma de mirar” a viejos y nuevos problemas. Toda una revolución visual.


Se presentan en la exposición unas 400 fotografías, la mayor parte de ellas son copias de época. Abarcan todos los temas interesantes para esa nueva forma de mirar. El paisaje, el retrato, pero también el reportaje periodístico y la fotografía más intimista. Fotógrafos de prestigio y también anónimos, fotografía en color y en blanco y negro. Cien años dan para mucho.


Reportajes sobre los grandes eventos deportivos característicos del siglo XX, como las Olimpiadas de 1936 fotografiadas por Lothar Rübelt, considerado todavía un referente, capaz de detener el movimiento de los deportistas y dejarlo suspendido en el tiempo con una absoluta nitidez.



Fotografías míticas como la del miliciano muriendo de Robert Capa u otras  que nos hicieron ver la victoria, como la de Alfred Eisenstaedt. 



Entre los reportajes políticos, destacan las fotografías del Che, tomadas por Alberto Korda, junto a las hojas de contacto.




También hay espacio para fotografiar el horror, producido en cantidades industriales durante el siglo XX. George Rodger fue el primer fotógrafo en entrar en el campo de concentración de Bergen-Belsen, tras su liberación. Sus fotografías de cadáveres apilados se publicaron en Time y Life. O la celebérrima foto de Nick Ut de la niña Kim Phuc abrasada por el Napalm, durante la guerra de Vietnam.

Nick Ut

La Leica permitía invadir el espacio íntimo de otro cuando estaba desprevenido y además permite que el fotógrafo pueda escapar casi sin ser visto. De las fotografías más recientes me impresionaron mucho los retratos de Bruce Gilden. Son retratos en primer plano, de cinco mujeres, abrumadores. Se acerca tanto a sus retratados que parece agredirles. Desasosegantes.

Bruce Gilden




La exposición se complementa con documentos y distintos modelos de cámaras fotográficas Leica. Una exposición heterogénea e inabarcable en una sola visita. 

Michel Vanden Eeckhoudt
Espacio Fundación Telefónica
Fuencarral 3, Madrid
Hasta el 10 de septiembre de 2017

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