viernes, 21 de julio de 2017

Exposición de Fotografía: Juana Biarnés. A contracorriente. PhotoEspaña 2017

Las mujeres tenemos tan interiorizado que nuestro trabajo es trivial que somos las primeras que no lo valoramos. Eso le pasó a Juana Biarnés. Después de toda una vida dedicada a la fotografía periodística, un día decidió o se vio obligada a dejar ese trabajo y archivó todos sus negativos sin pensar que podían ser testimonio de toda una época.

Juana Biarnés nació en Terrassa en 1935 y hoy es una apacible anciana que disfruta de todo lo vio, vivió y fotografió durante años. No era muy buena estudiante, así que su padre decidió que le ayudase en sus tareas de fotógrafo deportivo. Le ayudaba con las cámaras, los objetivos y los trabajos de laboratorio. Esa fue su principal escuela, aunque después también completó sus estudios en la Escuela de Periodismo de Barcelona como reportera gráfica. La única mujer de su promoción y una buena fotorreportera. Uno de sus profesores se encargó de que lo fuera.

Momento divertido entre dos toreros. Madrid 1967
Lo que más asco le daba en el mundo era la sangre, así que su profesor Manuel del Arco la envió a un matadero a hacer un reportaje. No le quedaron dudas al señor del Arco de que la señorita Biarnés sería una gran fotorreportera.

Pilar Miró, realizadora de televisión. Madrid 1970
Mientras era estudiante siguió colaborando con su padre como fotógrafa deportiva y trabajando por su cuenta en cuántos reportajes pudiera. No le era fácil y a menudo se encontraba con la hostilidad de los hombres, principalmente de los árbitros, para que entrase en los campos de fútbol y en cualquier otro dominio masculino, a pesar de que esta acreditada como periodista.

Inundaciones Terrassa, 1962


Estas dificultades no mermaban su entusiasmo y tampoco quiso nunca que condicionasen su manera de ser y de expresarse, incluso su manera de vestir. Nunca quiso masculinizarse y se presentaba en el “campo de trabajo” con sus vestidos y sus faldas con vuelo y sus tacones y sus bolsitos, además, claro está, de las cámaras, objetivos y flashes.


Su primera gran oportunidad fue fotografiar unas terribles inundaciones que sufrió la comarca del Vallés en 1962 y especialmente su ciudad, Terrassa. 800 muertos e incalculables daños materiales. Su reportaje se emitió en el telediario (de la única cadena de televisión) y en prime time. Trabajó también en el diario Pueblo, que a pesar de ser un periódico del Sindicato Vertical, siempre ha tenido fama de mantener una cierta calidad y ser una gran escuela para periodistas.

Sammy Davis Jr. Toledo 1967
Fundó también su propia agencia y fue la fotógrafa personal de Raphael que, en aquélla época, era el artista más cotizado de España, con más proyección internacional y más protegido por el régimen franquista del que ejercía de embajador de facto. Eso le permitió acceder a todos los famosos internacionales que aparecían por España y a fotografiar sus fiestas, pero sin flash para no molestarles.

Tom Jones, Madrid 1969
Fue amiga personal de Lola Flores, de la duquesa de Alba, de Sara Montiel. Fotografió a los Beatles, Audrey Hepburn, Nureyev, Polanski, Jacqueline Kennedy. Sus fotografías demuestran que, bajo la dictadura de Franco, había algunos que vivían muy bien. Y se ponían por montera la moral rancia y represora de falangistas y curas afectos al régimen.

Rocío Dúrcal, Madrid 1969
Nada de esto quita ningún valor a sus fotografías porque siempre supo mantener su objetividad y reflejar situaciones atroces, como la del trabajador discapacitado. No obstante, a pesar de su éxito, en 1985, desengañada de tener que fotografiar siempre lo mismo decidió dejar su actividad y archivar todos sus negativos. Debemos agradecerle que los conservara y que no se perdiesen en alguna mudanza como ha ocurrido tantas veces.

Trabajador discapacitado. Madrid 1967

Allí se quedaron guardados hasta que en 2012, con motivo de la conmemoración de la tragedia de las riadas del Vallés, un fotógrafo, Cristóbal Castro le preguntase, por casualidad, si conservaba algún documento para la exposición conmemorativa. De esta manera toda esta riqueza documental que ahora se exhibe reapareció. Yo creo que si Juana Biarnés hubiera sido un hombre, antes de archivar su trabajo de 30 años, le hubiera dado alguna publicidad, hubiera sabido venderlo de alguna manera. Ella, sin embargo, se conformó con la discreción y el silencio.

Joana Biarnés hoy.

Bienvenida sea la hora en que rompamos con esa discreción y con ese silencio. Por esas mujeres que trabajaron tanto sin tener conciencia de la valía de su trabajo. 



La Lonja
Plaza del Pilar, Zaragoza.
Hasta el 10 de septiembre de 2017

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