Dorados, luces, espejos, cristales, mármoles. Todo deslumbra
en Versalles. A mí me agobia un poco tanto lujo y tanta opulencia; me resultan
inabarcables y me dan pereza. La prueba es que apenas hice fotos del interior
del Palacio; de los jardines y de las Grandes
Eaux Nocturnes, sí. Eso sí que me resultó más interesante, pero al Palacio,
no creo que vuelva otra vez.
Vista general |
Versalles empezó siendo un pabellón de caza para el rey Luis
XIII, el Justo, porque el palacio real entonces estaba en el Louvre. Comenzó su
reinado en 1610, cuando tenía 9 años, aunque fue su madre María de Médicis
quien ejerció una desastrosa regencia. Cuando tenía 14 años le casaron con Ana
de Austria, hija de Felipe III de España y parece ser que el novio sentía tanta
repulsión por ella que tardó cuatro años en consumar el matrimonio. Unos dicen
que la veía como hija de los enemigos de su patria; otros historiadores manifiestan
sin pruebas patentes que era homosexual.
El Rey Sol sigue luciendo su esplendor |
De una manera o de otra, sospechosamente, después de 23 años
de matrimonio nació el futuro Luis XIV, el rey Sol que, en 1682 instaló en Versalles su corte
y el gobierno de la nación. Se mantuvieron allí, durante tres reinados, hasta
la revolución de 1789.
La Galería de los Espejos |
Luis XIV, de madre española, se casó con otra española que
además era su prima y siguió manteniendo relaciones muy conflictivas con la
corona española, como su padre y su abuelo. Si pensamos que la política hoy es
complicada, en el siglo XVII no lo era menos. La debilidad de la casa real
española contribuyó a incrementar esta conflictividad. De manera que Luis XIV,
reclamó el trono de España para su nieto, el que después sería Felipe V,
interviniendo activamente en la Guerra de Sucesión española. Si terminaba así
la rivalidad secular franco-española, surgirían otros problemas territoriales
dentro de la corona española que todavía no hemos solucionado, y estoy pensando en la mal gestionada y peor planteada cuestión catalana.
Apolo |
Luis XIV extendió su influencia por toda Europa pero también
arruinó a su país con sus lujos y ostentaciones. Exponente máximo de esos lujos
fue el Palacio de Versalles. El Rey Sol ordenó edificar el palacio en 1670 y no
se dio por terminado hasta 1692. Incluye otros dos pequeños palacios y los
inmensos jardines, diseñados por Le Nôtre, bosques y estanques y numerosas
dependencias para sus cortesanos. La vida allí debió ser fastuosa y sobre todo extravagante.
Los cortesanos debían entretener al rey y a cambio él les concedía el
privilegio de asistir a su despertar o a verle comer y cagar. Era un
espectáculo también ver parir a las reinas para que no existiese duda sobre la
legitimidad de los recién nacidos.
Capilla Real |
Cuando Luis XV, el Bienamado, bisnieto del anterior, accedió
al trono era menor de edad y se encargó de la regencia su tío Felipe de Orleans
que, no debía sentirse muy cómodo en el campo y decidió volver a París, incluso
pretendió hacer demoler el Palacio de Versalles. Afortunadamente no le hicieron
caso porque Luis XV había nacido allí y sentía una especial querencia por el palacio. Luis XV siguió con las obras de mejora y ampliación del palacio, de 1729
hasta 1772. Aunque la existencia de tantas obras no impedía la vida “cotidiana”
ni la celebración de fiestas, bailes y recepciones, la pregunta obvia es si
les quedaba tiempo para gobernar un país.
Por supuesto no. Lo hacían sus validos
y ministros y quizá ese fue su error. Luis XV se casó con María Lesczynska y tuvieron diez
hijos en diez años. Uno de sus hijos legítimos, otro Luis, fue el padre de los tres
últimos reyes de la casa Borbón en Francia: Luis XVI, Luis XVIII y Carlos X. Como la pobre reina siempre estaba embaraza el rey tuvo una numerosa lista de amantes, mujeres muy renombradas como La Pompadour. Pero los historiadores coinciden en que también fue patente su atracción hacia jóvenes muchachos. Y además le quedaba tiempo para gobernar.
Entrada principal |
Se esperaba que el reinado de Luis XVI trajera muchas
reformas a la corte pero, a pesar de los intentos del rey, la nobleza y las
intrigas palaciegas lo impidieron. Quizá no estuviera preparado para ejercer de
monarca; se le reprocha su falta de carácter y debilidad. Era el cuarto hijo del heredero y nadie esperaba que llegase a
sucederle. Sin embargo, así fue. Se casó con María Antonieta de Austria y con
ellos en el trono, se construyó el pequeño Trianón y también una pequeña Granja
para que la reina jugase a ser pobre. Sabemos que terminaron perdiendo la cabeza,
literalmente.
En 1789 el pueblo, hambriento, asqueado de tanta corrupción,
impuestos, dispendio y lujo innecesario, asaltó el palacio y obligó a huir a la
familia real. Se intentó parar la furia desatada pero no fue ya posible; el
palacio fue saqueado y la familia real ajusticiada. Este episodio dio lugar a
un siglo de turbulencias y conflictos sociales, separados por pequeños
paréntesis de paz y prosperidad. El palacio nunca volvió a ser residencia real,
ni siquiera para Napoleón Bonaparte. En 1837, fue destinado a Museo de la
Historia de Francia, enriqueciéndose su colección con aportaciones de obras de
todo el país. Hoy es Patrimonio de la Humanidad.
Es interesante asomarse un poco a la historia de Francia
porque sus idas y venidas tuvieron mucha repercusión en España y en el resto de
Europa. Personalmente si tengo que quedarme con algo de Versalles elijo las pinturas
de los techos y sobre todo los jardines, el arte de la simetría.
L'Encelade |
La perspectiva desde la Galería de los Espejos es
inigualable. Luis XIV, encargó el diseño de los jardines y bosques a André Le Nôtre y los consideró tan
importantes como el resto del palacio. Importancia que siguen teniendo
actualmente, con un ejército de jardineros encargado de su cuidado, cada 100 años se renuevan completamente. La última
renovación se produjo en 1999, así que hoy son jardines jóvenes y vigorosos.
Pompa y Esplendor |
Los jardines y bosquetes tienen 2000 fuentes y estanques; la
que más me ha sorprendido es la fuente del Bosquet
de l’Encelade, con la escultura barroca de Marsy. Encélado era un gigante,
hijo de Urano; desafió a los dioses del Olimpo y fue aplastado por la diosa
Atenea que le lanzó la isla de Sicilia encima. Eso es lo que representa la
fuente.
Fuente de la Colonnade |
Las fuentes nunca han podido funcionar todas al mismo
tiempo. Por eso se estableció un recorrido, en tiempos del Luis XIV, para que,
a medida que el monarca y su séquito avanzaban por los distintos paseos, las
fuentes comenzasen a fluir. Hoy, los espectáculos de Les Grandes Eaux y Les Grandes
Eaux Nocturnes recrean las sensaciones que debió tener el rey. Les Grandes Eaux Nocturnes
Los sábados de verano, por la noche, se iluminan fuentes y
estanques y la música barroca acompaña el fluir y las coreografías del agua y
del fuego y también a las pompas de jabón flotando en el aire. Todo termina con un espectáculo de fuegos
artificiales cerca del Gran Canal.
El final |
Para mí lo mejor ha
sido poder escuchar la música barroca en el entorno para el que fue pensada y
compuesta. Aunque me gustaría que hubiese sido música en directo. No creo que sea imposible colocar a cuatro o cinco músicos en algún pequeño rincón y que interpreten la música al aire libre. Yo lo dejo aquí como sugerencia. No creo que vuelva otra vez a Versalles, aunque ¡quién sabe!
Algunas de las piezas interpretadas:
- Armide de Jean-Baptiste Lully
- Les Amants magnifiques de Jean-Baptiste Lully
- La Bocanne primitive de Jacques Cordier
- Nouvelle chaconne de Pierre Montan-Berton l'Ainé
- Alessandro-Marche de Christoph Willibald Gluck
- Marche de Marc-Antoine Charpentier
- Ballet de la nuit de Jean-Baptiste Lully
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