Edmond Rostand fue un escritor neorromántico francés y Cyrano de Bergerac es su obra más
famosa. Fue estrenada en París en 1897 y desde el primer día fue un gran éxito.
La obra está basada en un personaje real. Soldado y escritor
francés del siglo XVII. Pendenciero, honesto, carismático, valiente y
posiblemente homosexual, Cyrano de Bergerac se caracterizó también por su
espíritu libertino e irreverentemente crítico con la iglesia y las instituciones.
En la obra de teatro, sin embargo, se resaltan más sus virtudes, intelectuales
y también de espada, que sus defectos y, especialmente, el amor eterno que
mantuvo por su prima Roxane.
No faltan en el Cyrano teatral el humor y la comedia pero,
al mismo tiempo, impregnadas de tristeza por los complejos y las dudas del
protagonista. Se combinan muy bien en la obra el drama de capa y espada y la
comedia romántica. Aunque el verdadero drama de Cyrano es que toda su valentía
y habilidad, al servicio de su lengua tan afilada como su espada, no es
suficiente para que delante de Roxane muestre sus sentimientos. Se acompleja a
causa de su gran nariz. Un problema que hoy estaría resuelto.
Es un misterio porqué sigue siendo un éxito cien años
después de su estreno, teniendo en cuenta que la acción se sitúa unos cuatrocientos
años antes. Será que, como seres humanos, seguimos mostrando las mismas
debilidades y la misma derrota ante el amor no correspondido. Quizá sea eso o
quizá que Cyrano representa como ningún otro personaje la verdad del actor. Como
dice un crítico ser actor es ser otro a través de la palabra.
El montaje de la compañía de teatro La nariz de Cyrano es ágil, sorprendente y muy entretenido; no pesa
en absoluto que la obra esté escrita en verso, al contrario la hace mucho más
musical. Además, se nota el amor de José Luis Gil por su personaje hasta
confesar que cuando recuerda su niñez y sus inicios en el teatro interpretando
toda clase de personajes clásicos, nunca pensó que llegaría a encarnar alguna
vez a Cyrano. Tal y como dice el director de la obra Castrillo-Ferrer este
actor es capaz de hacerte pasar de la carcajada a la ternura en un segundo.
La escenografía es muy sencilla y cuidada, muy bien acompañada de videoescenas; la música muy
oportuna y los lances de espada imprescindibles. Todos los actores y actrices
que rodean a Cyrano están espléndidos pero a mí me ha gustado mucho Rocío Calvo
que interpreta a un cadete de Gascuña con la misma solvencia que a la dueña de
Roxane.
Durante el verano se ha modernizado todo el patio de butacas
del Teatro Principal de Zaragoza. Son butacas más cómodas y hay más espacio
entre filas, pero se ha perdido el pasillo central que era mi sitio favorito y
no se ha solucionado la escasa pendiente. Así que si te toca delante una señora
de pelo batido será complicado tener una buena visión del escenario. Además, ya
no sé si será por mi edad o por el propio teatro, en algún momento el sonido se
pierde. De todas maneras la obra es muy recomendable. Estará en el Teatro Principal de Zaragoza, hasta el 15 de octubre de 2017.
Interpretes: José Luis Gil, Ana Ruiz, Álex Gadea, Nacho Rubio, Joaquín Murillo, Rocío Calvo, Ricardo Joven.
Escenografía: Alejandro Andújar, Enric Planas
Iluminación: Nicolás Fitschel
Vestuario: Marie-Laure Benard
Música: David Angulo
Videoescena: Eugenio Vicente, Germán Roda
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